10ª Bienal de Berlín

Johanna Unzueta – Construcciones industriales en tamaño de bolsillo

El tema de Johanna Unzueta es el trabajo. No sólo en el sentido social e histórico sino también en el de fabricar su propio arte. A menudo construye obras a partir de elementos industriales: sus series escultóricas de elevadores de granos, torres de refrigeración y molinos de viento son sólo un ejemplo. Radicada en Nueva York, Unzueta mantiene fuertes lazos con la escena artística de su Chile natal. La autora de Contemporary And (C&) Theresa Sigmund conversa con Unzueta sobre construcciones industriales, tinta natural y una nueva generación de artistas chilenos.

C&: Las construcciones industriales siempre me intimidan, tienen algo de indomable. Pero su obra las deconstruye de un modo muy entretenido. Las hace aparecer en espacios inusuales, y el material que usa es más bien atípico. ¿Ha cambiado la relación que tiene con esos espacios urbanos y naturales desde que los empezó a replicar?

JU: Cuando empecé mi series escultóricas, hace más de diez años, estaba pensando en el paisaje. Mi interés estaba puesto en la historia contenida en la arquitectura de esos lugares: en el hierro, el concreto y las estructuras de madera. De algún modo entre todo eso yo veía la humanidad de esas estructuras: elevadores de granos, tanques de gas, molinos de vientos, y hasta los emblemáticos tanques de agua de las azoteas de Nueva York. Y entonces decidí replicarlos en fieltro. No sé si mi relación cambió, pero ahora me siento más cercana a ellos.

C&: En 2013 usted comenzó una serie de dibujos. ¿Cómo dialoga esto con sus otros medios?

JU: El punto de partida de este nuevo cuerpo de obra fue la simple experimentación y también un proceso de cura personal. Después de años de trabajar con fieltro, cortando y cosiendo, tuve algunos problemas de salud en mis manos y debí tomarme un descanso físico. Así, lentamente mis dibujos empezaron a crecer en dimensión y complejidad. Cuando aprendí a tejer también aprendí a teñir los hilos con tinturas naturales sacadas de la plantas, fue una experiencia profunda que tuve en el sur de Chile con Eugenia, una mujer mapuche. Mas allá de algunas variaciones, en mi actual obra de papel las técnicas de tintura son casi las mismas, particularmente en la factura del color.

C&: ¿Alguna vez desarrolló la obra con gente del lugar en que la expone? ¿Y es eso algo que podría hacer en su contribución a la Bienal de Berlín?

JU: Todavía estoy en el proceso de producción para la Bienal de Berlín pero lo que puedo decirle es que presentaré una nueva serie de dibujos grandes, cada uno con su soportes estructurales, y también un mural. Trabajé con murales antes, en diferentes contextos y lugares, con la ayuda de gente del lugar. Me gusta pensar que el hecho de crear esos dibujos grandes en espacios públicos e involucrar a gente que pertenece a ese contexto o comunidad transforma a los dibujos en obras de arte más democráticas. Aunque sé que están siguiendo un conjunto de instrucciones que yo les doy, la experiencia de trabajar juntos abre la obra. Al final la obra está afuera, en el mundo, accesible a cualquiera.

C&: ¿Cómo observa desde lejos la evolución de la escena artística chilena?

JU: Desde que me mudé a Nueva York he conservado una relación con Chile. Es importante porque no es raro que los artistas chilenos dejen el país y después desaparezcan de la escena local. Tenemos que seguir estando ahí. Mi generación es la llamada generación noventa, somos la primera generación post-Pinochet, algo que puede verse particularmente en las artes, ya que rompemos con las formas políticas y conceptuales de los años setenta y ochenta. En esas épocas los artistas trabajaban junto a poetas, escritores y pensadores críticos. Hacían presentaciones y performances en galerías alternativas y publicaban revistas. Era una escena muy interesante y vital pero también muy dogmática. Mi generación creció en la dictadura, pero nos entrenamos como artistas en el período de transición. Teníamos otras referencias y probablemente éramos más internacionales y con una orientación pop más fuerte, influidos por la temprana Internet. En general, tenemos un andar más ligero, o por lo menos nuestra perspectiva es más optimista. Miramos al futuro y no al pasado o al terrible presente.

Johanna Unzueta es artista participante de la 10º Bienal de Berlín de Arte Contemporáneo que se realizará del 9 de junio al 9 de septiembre de 2018.

Theresa Sigmund es una científica cultural independiente. Como editora/coordinadora de Contemporary And (C&), vive y trabaja en Berlín.

Traducción del inglés de Nicolás Gelormini

Este texto apareció originalmente en la edición impresa de C& #9. Puede leer la revista completa aquí.

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