Conversación con Zoe Samudzi

La negritud como estado de la materia

Zoe Samudzi escribió juntó con William C. Anderson “As Black as Resistance”. En ese libro muestran la centralidad de la anti-negritud en la violencia fundacional de los Estados Unidos y abogan por un nuevo programa de autodefensa y de políticas transformadoras para los estadounidenses negros. A finales de 2018, Samudzi curó una muestra en Oakland, California, en Ashara Ekundayo, una galería dedicada exclusivamente a las artistas negras. En esta entrevista, Will Furtado habla con Samudzi sobre espacios institucionales dedicados a producciones culturales de mujeres negras, sobre la representaciones estrechas del continente africano y la excepcionalización de la negritud a través de importantes premios artísticos.

En lugar de buscar el modo de meter la obra deliberadamente excluida o subrepresentada y las voces de determinadas comunidades en un canon o un espacio institucional, pude entender y apreciar la manera en que ella dedica su obra y su energía a crear espacios para esa gente. Y es exactamente eso lo que hace en su galería: allí ha creado un espacio institucional que se centra en la producción de las mujeres negras, lo que a la vez me llevó a reflexionar sobre mi propio canon y la clase de artistas en los que invierto mi energía.

C&: ¿Cómo desarrolló el concepto de la muestra que curó en la galería?

ZS: Mi muestra sigue a la muestra paralela de Ashara, que es una asombrosa exhibición grupal recurrente de artistas negras llamada The Black Woman is God, que se inició en 2013 y desde entonces ha sido curada por Karen Seneferu y Melorra Green. En contraste con este retrato de la condición de mujer negra en un espacio explícitamente afirmativo de divinidad, me interesé por la negritud –no sólo la condición de mujer negra– como estado de la materia o elemento. Y lo hice no necesariamente como contraste terrenal del otro concepto, porque creo que pueden ser complementarios, sino para pensar diferentes representaciones de la negritud (más allá de imágenes estereotipadas de Jezebel, la mujer lasciva, la mamá, el macho negro, etc.) y por qué son tan relevantes para nosotros de diferentes maneras. Reuní las ideas para esta muestra cuando estuve en Namibia (trabajo de campo) y Zimbabue (visitando a mi familia) en septiembre, y reflexioné sobre las representaciones estrechas del continente y toda la demás porquería que está pasando al mismo tiempo. Estuve reflexionando sobre el cambio, la evolución, la adaptación, la actividad y el descanso, la interacción con el mundo natural… por eso llamé a la muestra Elemental.

C&: ¿Me podría hablar de la selección de artistas que hizo?

ZS: Quería estar segura de tener una combinación de artistas locales y gente que no fuera de Oakland Bay. Inmediatamente pensé en Leila Weefur, que vive en Oakland y siempre está trabajando temáticas vinculadas a las ontologías negras, la violencia y el deseo. De verdad quería que estuviera en la muestra. También quería incluir a Kierra Johnson porque había visto su muestra individual Signify en la galería Betti Ono en 2018 y pensé que la suavidad íntima de sus fotografías sería un buen contraste de la fortaleza oscura de Leila. Kyle Mmalanda es amiga mía, pero de verdad me atrajo su obra Who Will Bury You? porque yo tenía en mente incluir contenido e imágenes explícitas sobre el continente. Su obra es una interpretación visual de los rituales funerarios de la cultura de su madre, que vienen de la tierra ancestral de su abuelo. Leila me presentó a T. Thompson cuando ya me quedaba poco tiempo y estaba buscando una última artista. Thompson imprimió sus fotos en lino belga, lo que le da movimiento a sus fotografías (que son bellas descripciones de gente negra joven jugando en el océano de Trinidad). Además de estas tres fotógrafas, quise incluir una obra de video o cine: invité a Ja’Tovia Gary porque me encanta su obra. Me encantó cómo Giverny I (Négresse Impériale) confía en los sonidos más que en las imágenes para transmitir la violencia antinegra y el malestar psíquico.

C&: ¿Cuál es, en su opinión, la importancia que tiene en la actualidad la galería Ashara Ekundayo? ¿Por qué no hay más galerías en el oeste dedicadas exclusivamente a las mujeres negras?

ZS: El trabajo de Ashara es importante porque nos recuerda que vale la pena explorar la obra de las mujeres negras en sí y esto se opone a ser relegadas a una retrospectiva o muestra individual especial o ser incluidas como parte de las «voces diversas». Creo que en el oeste no hay más galerías de mujeres negras porque la gente tiende a vincular el deseo de invertir el tiempo y la energía en la obra de mujeres negras con una especie de «segregación» que va en contra de esa política de inclusión. Ashara no está tratando de estilizar a las mujeres negras para que entren en una historia que siempre nos ignoró de modo deliberado: ella resalta la existencia de un canon y un legado de las obras de las mujeres negras e invita a todos a participar de ese trabajo en los términos que ella propone, en nuestros términos. Este trabajo no es inclusivo en el sentido de que «inclusión» se volvió igual a marcar casilleros de identidades para garantizar su presencia. Existe una razón por la cual nuestro trabajo es llamado «arte de mujeres negras» pero no existe la convención de decir «obra de varones blancos» u «obra blanca»: en realidad, la hipervisibilidad de la inclusión permite que un elefante se pasee por la habitación y nadie lo nombre.

C&: Solo en noviembre de 2018 Kapwani Kiwanga y Sondra Perry ganaron dos importantes premios artísticos. ¿Podemos hablar de un interés nuevo por las mujeres negras en el mundo del arte? ¿Y cuál es el verdadero significado de todo esto?

ZS: ¡Ambas artistas me entusiasman y me pone contenta que consigan recursos para producir más obras! Pero como soy una persona cínica, también estoy preocupada por lo que significa excepcionalizar la negritud a través de estos premios y otorgar dinero y legitimidad sólo a artistas negras cuyo obra alcanza un desconocido y subjetivo estándar de excelencia que definen los jurados de los premios. Esto de ningún modo significa decir que esas artistas no merezcan reconocimiento, ya que la escasez de recursos es artificial: hay oportunidades para todas nosotras de participar y de hacer participar a otras. Significa preguntarse por qué las instituciones no son más liberales en la distribución de sus recursos en relación con los artistas emergentes y los diferentes medios y disciplinas artísticas. Quisiera contrastar el premio de Kiwanga y Perry con el premio de Taylor Wessing de fotografía. John Edwin Mason tiene un hilo de Twitter magnífico sobre cómo todos los ganadores de estos años fueron retratos de personas no blancas hechos por fotógrafos blancos; y yo, como él hizo en el hilo, fácilmente puedo mencionar fotógrafas negras cuya obra, de contenido similar, es de igual o mejor calidad. Siento que la decisión del mundo del arte de interesarse en la obra de mujeres negras llegó con muchos años de retraso y es bastante sospechosa. De todos modos, me encantarían que me demostraran que estoy equivocada. Me encantaría ver que la mirada institucional está cambiando. Tengamos pues más mujeres negras que sean curadoras y galeristas, críticas y ensayistas de arte, jurados de premios y festivales, directoras de museos, archivos y galerías. Sólo entonces, cuando los medios y los modos de producción y el discurso artísticos cambien de dueño, tendremos la prueba de que la mirada y la estructura se están transformando de modo significativo, y entonces ahí cerraré un poco la boca.

C&: ¿Cuáles serán sus próximos pasos?

ZS: Estoy pensando mucho en la violencia y la intersubjetividad. Estoy continuando mi serie Man & Nature, de las que mostré tres imágenes en la muestra, porque, como persona que come carne, estoy interesada en plasmar nuestros usos alimentarios y la relación simbiótica —en el fondo, de dependencia y dominación— entre animales humanos y no humanos. También estoy tratando de hacer visible la memoria y negación de genocidios, y en 2019 viajaré un poco para empezar esa obra. Además, estoy cursando el tercer año de doctorado y quiero terminarlo lo antes posible sin que mi mente y mi cuerpo sufran demasiado.

Elemental tuvo lugar en la galería Ashara Ekundayo, Oakland, Estados Unidos, en 2018

Zoe Samudzi es una fotógrafa y escritora zimbabuense-estadounidense. Actualmente está cursando un doctorado de Sociología Médica en la Universidad de California.

Entrevista de Will Furtado.

Traducción del inglés de Nicolás Gelormini

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