C&AL: Usted es uno de los artistas contemporáneos que han renovado el llamado arte afrobrasileño, con una experienica personal bastante parecida a la de muchos jóvenes negros brasileños, africanos, afroamericanos o afrocaribeños. ¿Puede contarnos un poco sobre su historia y cómo decidió dedicarse a las artes visuales?
Moisés Patrício: Laroîe Exu! Tres factores importantes determinan mi historia de vida, mi búsqueda y mi obra: ser practicante de candomblé, hijo del orixá Ésú (Exu) y hechicero. A los tres años fui iniciado en la nación Ketu, todos mis valores están ligados a la filosofía de las comunidades del terreiro, a la cosmovisión yorubá, circular, sin comienzo ni fin.
También soy fruto de una bella iniciativa socioeducativa llamada “Meninos de arte” (Chicos de arte), pensada y desarrollada por el pintor y profesor argentino Juan José Balzi (1931-2017), donde se dio mi primer contacto con las artes plásticas. En 1994, el profesor Balzi, que era conocido en el barrio, promovió diversos talleres de dibujo y pintura en el límite entre São Paulo (Vila Industrial) y Santo André (Vila Sá). La iniciativa consistía en ofrecer a los niños y adolescentes clases de dibujo y pintura y visitas a los principales museos de la ciudad.
Yo vivía al lado del local donde se daban los talleres. Un día pase por ahí, vi el taller, fui a una clase, me gustó, volví y continué frecuentando el espacio. Durante ese tiempo recibí todo tipo de estímulos para estudiar, me convertí en “pupilo” de Baliz, quien me guió hasta 2017, cuando murió víctima de cáncer a los ochenta y seis años. Para resumir: comencé como alumno, dos años después daba talleres y despué fui asistente del maestro. Soy educador de arte y tengo interés en iniciativas que se ocupan de jóvenes en conflicto con la ley.
C&AL: Usted tiene afinidad con las redes sociales: mucha gente lo sigue, vibra con su trabajo, sus desplazamientos, su habilidad para reunir a la gente como es el caso de “Presença Negra”.
MP: Nací en el período en que Internet surgía en Brasil. Mi habilidad con las redes sociales se debe a eso, sumada a la carencia histórica de no ser oído, reconocido, valorizado como ciudadano. Yo vengo (por mis ancestros) de una historia de desvalorización y de negación de los valores, saberes y actos negros. Las redes sociales me permiten romper con ese ciclo perverso de nuestra sociedad.