La curadora independiente y directora habla sobre sus proyectos de curatoriales y creativos más recientes y sobre su relevancia en el actual contexto de la producción cultural brasileña.
AfroTranscendence. Foto: Felipe Gabriel
AfroTranscendence. Foto: Alile Dara Onawale
Su nombre me trae a la mente por lo menos tres proyectos: NoBrasil, una plataforma de contenidos, investigación y experimentos curatoriales que conecta a personas abocadas a la transformación cultural del país desde una mirada sobre la diversidad; AfroTranscendence o AfroT, un programa de inmersión en procesos creativos, lanzado en 2015, que pone el foco en la cultura afrobrasileña, y Diálogos Ausentes, una serie de encuentros mensuales que tiene como objetivo discutir la presencia de artistas negros en el ámbito de diferentes expresiones como las artes visuales, las artes escénicas, la danza, la música, la literatura y el cine.
Este último proyecto, que tuvo lugar entre 2016 y 2017, culminó con una exposición homónima en las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro. Estos proyectos, que surgieron casi al mismo tiempo, son una muestra de las discusiones y preocupaciones de los intelectuales negros en relación con la producción intelectual y artística afrobrasileña de aquel momento: el estado de la producción y la problemática de la visibilidad. En esta entrevista, la curadora independiente y directora Diane Lima habla sobre sus proyectos curatoriales y creativos más recientes y sobre su relevancia en el contexto actual de la producción cultural brasileña.
AfroTranscendence - Foto Alile Dara Onawale
C& América Latina: Nosotros nos encontramos por primera vez en 2014. En ese momento usted estaba lanzando NoBrasil. ¿Qué es exactamente ese proyecto?
Diane Lima: Sí, fue cuando llegué a San Pablo con el deseo de crear una plataforma multidisciplinaria para conectar a artistas de diferentes áreas de expresión, que aportaran en sus trabajos no solamente una perspectiva crítica sobre las problemáticas sociales sino, sobre todo, que estuvieran resignificando sus prácticas a través de ese tipo de cruzamientos. Me interesaba cómo las manifestaciones micropolíticas tienen un efecto en y a través de las cuestiones macropolíticas. Cómo se cruzan las prácticas políticas y las de resistencia. Esos eran los interrogantes que planteaba la plataforma. Cuatro años después, hoy tengo más claro hasta qué punto NoBrasil fue fruto del ambiente de optimismo que todavía vivíamos con la llegada de la Copa del Mundo y las promesas que teníamos de ser el país del futuro o “un país de todos”, como decía el eslogan de Lula.
En este aspecto soy parte de una generación que de algún modo fue influida por las políticas de un gobierno popular y progresista que, a pesar de las incoherencias y paradojas, dejó sus marcas en la economía de la cultura, sea directamente por las leyes de incentivo y fomento creadas en interés de las directrices de un plan nacional de cultura, sea indirectamente, por los efectos que tuvieron esas políticas en la industria cultural, las formas de sociabilidad y la producción de conocimiento.
AfroTranscendence - Foto Felipe Gabriel
C&AL: ¿NoBrasil se proponía discutir las relaciones entre arte y política en el arte contemporáneo?
DL: Sí, el desafío siempre fue pensar las dimensiones utilitarias y artísticas del lenguaje e investigar el modo en que podíamos expandir su potencial estético y comunicacional. En 2012, cuando comencé a diseñar el proyecto, vivíamos el surgimiento de todo ese movimiento de autoafirmación y autodeterminación que hoy se consolida en todos los campos –desde las artes visuales, el diseño y el cine hasta la producción académica y de música– y que enlaza aspectos muy diversos: las cuestiones de raza, clase y género; las discusiones sobre la ciudad y sobre los movimientos migratorios; los problemas habitacionales, los desastres ambientales y la causa indígena. Este posicionamiento implicaba, en consecuencia, que estábamos en busca de manifestaciones que no sólo ejercieran el lugar de la denuncia sino también que estuviesen creándose y resignificándose estéticamente a partir de la potencia de sus lugares de enunciación. Queríamos desplazar la idea de centro, trabajar con los márgenes, cuestionar las líneas, las fronteras, las categorías y la jerarquía de lo que era válido o no, de lo que se volvía visible o invisible en la producción artística nacional. A través de ese trabajo de investigación también proponíamos hablar sobre los saberes y las producciones de esos otros Brasiles que nos constituyen.
C&: And how has the platform transformed?
DL: “NoBrasil”, in very little time, built a significant network on social media, but had difficulties maintaining content production due to investment shortage, since it had always been difficult to conceive of a management model that would satisfy some of the ethical parameters I had set. In spite of the national cultural policy’s positive impact, there were never public resources to support the platform, this being one example of the contradiction, of the dismantling and the scrapping from which our cultural sector suffers: stripping discourse, the corrupt use of language and the death of speech set our policy’s failure in motion.
Also, I started looking more critically at the project itself, its objectives and the relationships that were forged, and it was impossible not to question the virtual environment and what we believed to be a process of democratization of information, given the interrelations between digital culture and consumerism. We also had to question the notion of Brazilian diversity as cultural policy, since, as my research developed, I saw that this definition could lead to a version 2.0 of the myth of racial democracy, the government’s official whitening project of the 19th and 20th centuries which, derived from its eugenicist policies, makes the presence and contribution of black cultures invisible. Although we were concerned with an expanded concept of diversity that did not only focus on racial plurality, I made that sort of self-criticism. As a result, the “AfroTranscendence” project came about.
C&AL: Entonces, un año después del lanzamiento de NoBrasil, presentó AfroT y más tarde Diálogos Ausentes. ¿Considera que esos dos proyectos son desdoblamientos de NoBrasil?
DL: AfroT nace como el primer proyecto de NoBrasil que tiene en cuenta ese deseo de partir hacia acciones offline. Está motivado por tres cuestiones centrales: como integro la sexta generación de mujeres negras de una ciudad llamada Mundo Novo, que está en el interior del estado de Bahía (el más negro fuera de África), comencé a preguntarme qué pasaría con los conocimientos ancestrales cuando mi bisabuela, que entonces tenía ciento dos años, falleciera. La segunda cuestión fue pensar qué influencia habría tendido en mi producción si yo hubiese tenido una educación afrocéntrica en la escuela y en la universidad. La tercera era una reflexión de tipo colectivo: ¿Cuál habría sido el impacto de eso en la producción artística nacional? Estos interrogantes surgieron, sin duda, de las observaciones que hicimos en NoBrasil sobre las presencias y ausencias de la producción negra, y de haber percibido que nuestra propia casa es un lugar importantísimo de investigación para nuestros procesos creativos. Con un programa que cruza ancestralidades y contemporaneidades, memorias y saberes a través de debates, perfomances, laboratorios y talleres, el proyecto discute los efectos de los epistemicidios y busca nuevas epistemologías que fundamenten nuestras creaciones.
Diálogos Ausentes surge como una invitación de Itaú Cultural después de la primera edición de AfroT. Un punto fundamental de AfroT que debe recordarse es que, más allá de la movilización y visibilidad que generó, terminó siendo un marco importante para el sector cultural, porque fue uno de los primeros eventos que produjo una intervención institucional de esa naturaleza. El hecho de haberse realizado en el Red Bull Station hizo que se ampliaran las discusiones sobre las ausencias de la producción afrobrasileña en los museos, galerías y espacios culturales, principalmente a partir del texto que escribí sobre la curadoría como herramienta de invisibilización de esas prácticas.
Cuando se acusó al Itaú Cultural de racismo por usar el blackface en una obra de teatro incluida en su programación, y estalló el racismo estructural presente en la institución, me invitaron para que ayudase a construir y organizar un ciclo de encuentros que al final duró un año y medio. Así, a finales de 2016, cerramos el ciclo de encuentros con una exposición, que curé junto a la artista Rosana Paulino. Y en 2017 la montamos de nuevo en Río de Janeiro. Y esas dos acciones fueron las primeras enfocadas a la cultura negra que esa institución cultural, una de las más importantes del país, realizó en treinta años de actividad. La exposición, además, fue una de las primeras curadas por mujeres negras en el circuito institucional.
C&AL: ¿Existe un punto de convergencia entre AfroT y Diálogos Ausentes? ¿Y qué reflexión le genera la experiencia de estos proyectos, teniendo en cuenta el actual momento político de Brasil?
DL: Pienso que el punto de convergencia de los tres proyectos es el hecho de que todos están orientados a la producción de conocimiento: reunir saberes, perspectivas y otros modos de ver que nos ayuden a comprender nuestra condición en un mundo que, aunque desde siempre fue extremadamente precario para los cuerpos racializados, está mejorando sus herramientas de exploración y sus sistemas de violación. ¿Qué significa el devenir negro del mundo? Un mundo de cuerpos-monedas, donde la distribución de la violencia llega a escala planetaria, donde las instituciones contemporáneas actualizan y promueven el sostenimiento de aquellos que fueron desposeídos ontológicamente de derechos, donde la ausencia de derechos es la práctica del Estado frente a los consorcios trasnacionales, donde los usos del lenguaje y el modo en que estos han forjado a todos aquellos categorizados como negros, corrompiendo y desviando sus sentido original, son la característica del imperio de lo falso de toda una humanidad.
Pienso que en los últimos cuatro años avanzamos mucho en los debates sobre qué hay detrás de la cuestión de la invisibilidad o de la cuestión de la precariedad y escasez de producción. En mi investigación de maestría en el departamento de Comunicacion y Semiótica de la PUC, San Pablo, me propuse reflexionar justamente sobres esos sistemas de valores, sobre los regímenes de visibilidad y los efectos de sentido que se dan en torno a las prácticas artísticas contemporáneas afrobrasileñas. Concibo los proyectos que realicé como laboratorio y, en consecuencia, siento que profundizar en las soluciones que damos a determinadas problemáticas y en la forma como nos relacionamos en cuanto movimiento militante nos llevará a la autocrítica y a la reflexión.
Fabiana Lopes es curadora independiente con sede en Nueva York y São Paulo y es candidata a Ph.D. en Estudios de Desempeño en la Universidad de Nueva York, donde es Fellow doctoral Corrigan. Lopes se interesada por la producción artística de América Latina y actualmente investiga la producción de artistas afrodescendientes en Brasil.
Traducido del portugués por Nicolás Gelormini.