Keila Sankofa adopta el símbolo africano Sankofa, que significa “regresa y tómalo”, para explorar la construcción de tiempo-espacio afroindígena de Manaos y desafía así el borramiento cultural. Su trabajo incluye performances, películas y fotografías, donde se destacan importantes figuras negras de la historia de la ciudad y se rescatan identidades negras e indígenas.
Performance de Keila Sankofa en el cortometraje Alexandrina, um relâmpago, 2022. Fotograma del cortometraje, fotografia de João Paulo Machado
Óculos de Akoto (Gafas de Akoto), 2022. Foto: Cayque Santana
Proyecto Direito à Memória – Outras Narrativas (Derecho a la memoria – otras narrativas). Foto: difusión
Derivado de la lengua twi de Ghana, el ideograma Sankofa es de origen akánico y representa un pájaro con la cabeza vuelta hacia atrás y los pies hacia adelante. Considerando las traducciones posibles, puede leerse como “regresa y tómalo” o incluso como: retomar, rescatar, buscar. No es casualidad, pues, que la artista plástica y realizadora audiovisual Keila Sankofa adopte ese apellido como presagio y haga de su arte —y de su propio cuerpo— un espacio para materializar lo invisible: la construcción del tiempo-espacio afroindígena, conectando especialmente cuestiones de género. Keila Sankofa, nacida en Manaos (Amazonas), nominada al Premio Pipa en 2021, 2023 y 2024 y con trabajos expuestos en el Centro Cultural San Pablo (CCSP) y más recientemente en el Museo de Arte de Río (MAR), codifica su quehacer artístico en el entrelazamiento de las prácticas artísticas visuales con el cine según las gramáticas arraigadas en las tradiciones negras brasileras.
Así como en el ideograma africano el pasado es una constante del presente, para caminar hacia adelante es preciso mirar hacia atrás. Sobre la base de sus vivencias en un territorio marcado por el borramiento de las identidades negras, Keila asume como una de sus responsabilidades el rescate de una historia diezmada, la señal de que la buena nueva se construye de modo colectivo y la certeza de fabricar encantamientos a partir de y con la calle. Es lo que la artista hace en Direito à memória – outras narrativas (2020 – 2024). El proyecto incluye performance, serie fotográfica y película, y produce como resultado estandartes con fotos de personas negras que contribuyeron a la construcción de la ciudad de Manaos, una forma de afirmar lo que Lélia González propone con el concepto de amefricanidad*.
En Venus en dos actos, la escritora Saidya Hartman se pregunta: “¿Como la narrativa puede hacer encarnar la vida en palabras y, al mismo tiempo, respetar lo que no podemos conocer?” Podemos decir que Alexandrina – Um relâmpago (2022), cortometraje que se presentó en diferentes festivales de cine, de alguna manera ejemplifica la repuesta a la pregunta de Hartman. Allí la artista usa su propio cuerpo para nombrar la historia de una persona negra libre, naturalista, nacida en Tefé, en el interior del estado de Amazonas, y que participa de una expedición que terminó en más de doscientos retratos de la población africana de Río de Janeiro y de la población negra e indígena de Manaos en el siglo XIX, época de auge de las teorías raciales, que determinaban la orientación de la expedición. A través de texto y performance, Sankofa propone una recusación de lo que no se circunscribe a la historia de Alexandrina y y plantea otro relato que incluya la dimensión de su presencia en ese territorio. Lo que ella hace, pues, es establecer un contacto directo con otra pregunta de Hartman: “¿Puede la belleza proporcionar un antídoto a la deshonra, y el amor una manera de ‘exhumar gritos enterrados’ y reanimar a los muertos?”
Al mirar hacia atrás, Sankofa encuentra vestigios de fragmentos de un país que no reconoce su pasado. Y al igual que el ideograma, ella retoma parte de lo que es conocido y fantasea sobre lo que no se puede conocer. El principio del cortometraje nos da algunos vislumbres de quién podría haber sido Alexandrina. Keila desplaza la experiencia de negación y fragmentación al utilizar su propio cuerpo-territorio como un camino de reconstrucción de esa historia, ofreciendo una reparación de la violencia que significa tener borrardos el nombre, el apellido, el rostro y la experiencia vivida. En palabras de la artista: “Pueden sacar, negar, robar todo. Pero lo que me nutre es saber que una siempre vuelve”. Visitando el pasado sin repetir la violencia. Y vuelve subvirtiendo las acepciones de un mundo que impone sus permanencias en el tiempo-espacio. Y produce –a partir de imágenes, instalaciones y del propio cuerpo– otras acepciones de vida en diálogo con la espiral del tiempo.
En la obra de Keila Sankofa, la recreación histórica forma parte de un proceso de desplazamiento de los regímenes de visibilidad que los artistas negros, sobre todo en la producción de imágenes, han propuesto en los últimos años creando ficciones sobre las lagunas del pasado. En su obra, Óculos de Okotô (2023), serie fotográfica y performance, que la artista llama “arquefacto arqueológico del ahora”, Keila coloca lentes de conchas marinas bajo unas gafas con la intención de ver la vida desde la perspectiva ancestral, conectando saberes negros diaspóricos y posibiltando una participación de lo sensible entre los mundos, en aquellos mundos en los que existimos y en aquellos que dejaron de existir.
Keila Sankofa estimula la percepción del encanto al desplazar la realidad de sus producciones y, sin embargo, tenerla como principio, medio y fin, sea en los rostros que encuentra en las calles, y que no encuentra en los libros de historia, sea en el ómnibus que se convierte en galería, en el bien vivir de la naturaleza. Y es la naturaleza la que, simbolizada en el rojo y los marcados tonos terrosos de sus obras, da indicios de que más allá de las violencias colonialistas bajo el suelo amefricano, hay otros modo de existencia donde nos podemos afirmar.
* La historiadora Lélia González se refiere a la formación histórico-cultural de América Latina considerando los saberes de ls poblaciones negro-africanas y amerindias.
Keila Sankofa es artista visual y cineasta, gestora del grupo Picolé de Massa – Da Várzea das Artes.
Kariny Martins es curadora, guionista e investigadora. Autora del libro Ficção Especulativa no Cinema Negro Brasileiro (2023).
Traducción: Nicolás Gelormini