Haiti

Tessa Mars vincula la experiencia migratoria con la espiritualidad haitiana

Articulada en torno a la canción de cuna Dodo titit, la muestra plantea el modo en que los individuos desplazados mantienen conexiones con su país natal a través de su relación con el territorio. Tessa Mars crea escenas surrealistas inspiradas por el imaginario vudú, incluyendo seres híbridos que representan la guía y el conocimiento ancestral.

En sus trabajos expuestos en la exposición cuyo título completo es Nan Dòmi: las canciones que cantamos, Mars vincula la experiencia migratoria con la espiritualidad cuestionando los conceptos mismos de sueño, espiritualidad y migración. La exhibición está construida en torno a la canción de cuna haitiana Dodo titit, que las madres haitianas cantan para calmar a sus hijos. Consecuentemente, el curador concibió una escenografía íntima en un espacio que había sido un almacén. Cuando entramos al cuarto escasamente iluminado y que recuerda a un capullo de insecto, la serialidad de las obras nos lleva a través de una especie de caminata ritual mientras suena en loop un registro de voces distorsionadas que cantan la canción de cuna.

Eso crea una atmósfera de ternura a la vez que revela una sutil tensión en el espacio, reflejada en las obras exhibidas donde los cuerpos enraizados en la tierra parecen al mismo tiempo protegidos, mimados y atrapados. Frente a esas obras, nos preguntamos: ¿es la madre tierra nutricia y protectora o es la tierra devoradora, que sofoca y absorbe, y de la cual los personajes intentan escapar? ¿Esas raíces evocan un lazo con la tierra de origen durante la experiencia migratoria o una conexión con los habitantes que estuvieron antes que nosotros?

Sentimos esa tensión en A Song for an Island on Fire (Una canción para una isla en fuego) que retrata a un hombre que yace en un hoyo rodeado por tres cabezas que emergen a su lado. La aparente calma en la cara de la figura contrasta con la atmósfera sofocante del cuadro, enfatizada por el tono naranja, cálido, que evoca un río de fuego. Las manos de la figura, alzadas en un gesto que parece ser un rezo o un pedido, nos llevan a preguntarnos cómo ese personaje aparentemente frágil puede estar tan sereno en un ambiente hostil y amenazante. El título de la pintura podría estar refiriéndose sencillamente a la situación en Haití, donde la crisis de inseguridad da la impresión de estar navegando por un mar de fuego. La curadora Eva Posas quiso acentuar el contraste entre la supuesta seguridad emocional que encontramos en nuestro país natal, donde están nuestras raíces, y la brutal realidad de la migración.

Lejos de ser una simple elección personal, la migración es hoy la respuesta a las presiones sociopolíticas y económicas que pesan sobre los países de la mayoría global. Los migrantes, en busca de una vida mejor, a menudo quedan vinculados a su país natal. La evocación de las raíces en la obra de Tessa ilustra tanto el vínculo como el desarraigo experimentados por los individuos desplazados. Los cuerpos que echan raíz en la tierra y las raíces que se enroscan alrededor de los personajes nos invitan a reflexionar sobre el lazo entre los individuos y su hogar. Los individuos viajan con su equipaje espiritual, que los ayuda a hacer la travesía y a readquirir energías en sus nuevos territorios familiares. Ese equipaje espiritual constituye las conexiones invisibles que los vinculan con sus orígenes.

La flora y fauna imaginaria que recurre en la obra de Tessa Mars está llena de vudú. Pinturas como Pitit Ayida – Daughter of Ayida (Pitit Ayida. Hija de Ayida) y One Shared Breath (A Name Shared) (Una respiración compartida (Un nombre compartido)), ambas de 2023, muestran seres híbridos, mujeres serpientes que se arrastran y otra figura echando raíces en la tierra y reposando, con mirada serena, como si estuviera protegida por las mujeres que se arrastran a su alrededor. En el vudú, Ayida Wedo es un loa representado por la serpiente y, para manifestarse, monta a sus seguidores y los hace arrastrarse. Las figuras femeninas pueden simbolizar la guía y el conocimiento ancestrales.

Al cuestionar la migración por medio de un abordaje espiritual y basado en la identidad, Tessa Mars se pregunta: ¿cómo habitamos la tierra junto con aquellos que estuvieron allí antes que nosotros? Su obra, que tiene raíces en la cultura haitiana, adopta una dimensión universal al tocar temas como la pertenencia, la identidad y la memoria colectiva. A través de una estética inspirada en el vudú y el imaginario caribeño, Mars nos impulsa a reflexionar sobre nuestro apego a la tierra, la conservación de lazos ancestrales y la fuerza espiritual que sostiene a las personas en su experiencia de migración.

Tessa Mars, Nan Dòmi: las canciones que cantamos pudo verse en la Casa del Lago UNAM, Ciudad de México, México, hasta el 17 de noviembre de 2024.

Ervenshy Hugo Jean Louis es crítico de arte y estudia Historia del Arte y Arqueología en la Universidad Estatal de Haití. Fue participante del Taller C& de Escritura Crítica en collaboración con el CCI.

Traducción: Nicolás Gelormini

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