«Pastinha já foí à África / Pra mostrar capoeira do Brasil (Pastinha fue a África / para mostrar el capoeira de Brasil.)»
Estas palabras fueron tomadas de “Triste Bahia”, una canción de Caetano Veloso, del álbum Transa (1972). Se refieren a Vicente Pastihna, un maestro de capoeira que en 1966 viajó a Dakar donde se realizó el Festival Mundial de Artes Negras (FESMAN), un evento cultural sin precedentes tal como nunca había tenido lugar en suelo africano. A lo largo de tres semanas, más de dos mil quinientos artistas, músicos, académicos y escritores se reunieron en Dakar. La lista de participantes puede leerse como un quién es quién de las mayores figuras de la cultura negra desde comienzos a mediados del siglo XX. Los representantes provenían no sólo del continente africano sino también de Europa y los Estados Unidos, y también de Brasil, el único país de Sudamérica que participó del festival. Tenía una meta ambiciosa, pretendía al mismo tiempo ser la expresión de y el vehículo para una nueva sociedad que enfrentara las promesas de la independencia africana. El proyecto se basaba en la idea de négritude, una filosofía que proclamaba el poder de la “cultura negra” en un plano mundial. “Por la defensa y la ilustración de la négritude”: así es como Léopold Sédar Senghor, poeta y entonces presidente de Senegal, caracterizó solemnemente el proyecto en su discurso inaugural.