60a Bienal de Venecia

Un viaje a la mente y al trabajo de Julien Creuzet

El artista martiniqués Julien Creuzet fusiona de modo inextricable poesía, folclore, sonidos y esculturas en instalaciones inmersivas que cuentan historias de resistencia negra en toda la Diáspora, especialmente la caribeña. Dados los rumores de que su muestra también contendrá elementos olfativos y un extenso archivo sonoro interactivo, las expectativas crecen en torno al Pabellón Francés de la 60ª Bienal de Venecia.

 

MGM: Esa es la cuestión. Él planteó el concepto de “ciudadanos ultramarinos”  en la conferencia de prensa oficial del Pabellón Francés, realizada en la casa de Edouard Glissant, en Le Diamant, Martinica. En tono risueño explicó que la expresión “ciudadano ultramarino” le hace pensar en algún personaje de Marvel. El público se rió. Pero en esa comparación hay tragedia y dolor: los personajes de historieta son “extraños” y “diferentes” porque, por lo general, tienen superpoderes que los vuelven no humanos. Las tierras de donde provienen esos personajes, los “departamentos ultramarinos” de Francia, también son extrañas y foráneas.

CB: Durante nuestra visita surgieron muchos interrogantes. Uno importante fue por qué se eligió a Julien para representar a Francia.

MGM:  Esa pregunta era muy obvia pero nadie se atrevió a hacerla abiertamente hasta el último día de nuestro viaje. Visitamos el Campus Caraïbeen des Arts, la escuela de arte en la que Julian estudió un año antes de decidir dejar su casa y mudarse a Francia. Julien invitó a familiares, amigos, estudiantes, diplomáticos, periodistas y profesores para que hicieran preguntas. Una de las preguntas fue: “¿Por qué te eligieron para representar a Francia cuando tu obra tiene cada vez más raíces en lo antillano?” El artista respondió: “Creo que se lo deberías preguntar a ellos [el Institut Français]. Y además, tal vez ellos no hayan tenido opción”. Esto último, en alusión al actual clima político de Francia. Esta es una cuestión interesante, que debe plantearse si se quiere entender el contexto más amplio en el que se está desarrollando el pabellón.

CB: Me gustaría hablar  de algo que es tan elocuente de nuestro viaje como el contexto político: los sentimientos. Nuestro primer encuentro con el grupo de practicantes, ancianos, familiares y periodistas invitados por Julian y su equipo tuvo lugar en Cap 110, Anse Caffard. Se trata de una instalación escuItórica que conmemora la abolición de la esclavitud. Sentado en un semicírculo y envuelto por sonidos industriales y marinos, Julien anunció que los días siguientes serían un viaje a su mente y su trabajo. Creo que así sentó las pautas de lo que intentaba alcanzar en el viaje y de su abordaje en general: quería que sintiéramos su obra.

MGM:  Sí, a diferencia de lo que yo esperaba, en ese momento no nos invitó a hablar de Venecia. En vez de eso, quiso que hiciéramos la experiencia y conociéramos a sus seres queridos, lo cual incluía su tierra natal. Lo resaltó a través de gestos como saludarnos en creole o invitarnos a comer trempage, un plato tradicional de Martinica. Me sentí muy bien recibida por Julien, su familia, su equipo y sus colaboradores.

El viaje fue como una experiencia artística. Constantemente me encontraba buscando claves para entender en un contexto mayor lo que estaba viendo y viviendo, igual que cuando veo un nuevo trabajo artístico. Me hizo acordar a cómo me sentí cuando me introduje por primera vez en la obra de Julien, en la 35ª Bienal de San Pablo. Su obra apaciguó mi sistema nervioso. Encontré solaz al sentarme en su instalación multimedia Zumbi, Zumbi Eterno perdida en un mundo de ricos matices de azul, esculturas, voces, música y movimiento, que hacían referencia a diferente culturas, desde Haití hasta Martinica y Bahía. La instalación, que presenta una coreografía de la artista brasilera Anna Pi, quien desde hace tiempo colabora con Julien, aborda las prácticas haitianas de crear zombis y la figura del líder cimarrón Zumbi dos Palmares, del noreste brasilero. Durante más de una hora y media, observé cómo Julien evadía con elegancia pero también con decisión las preguntas de los visitantes cuando algunos intentaban presionarlo para que le diera un significado determinado a la obra. Luego quedamos sentados juntos en silencio, mirando su instalación. Después de un rato comenzamos a hablar. Fue una conversación natural, con sus pausas, silencios, risas e interrupciones. Lo que me atrapó fue la generosidad con que él contestó mis preguntas sobre su obra y su investigación, a la vez que me animaba respetuosamente a hacer mis propias interpretaciones: me daba contexto como para nutrir mi creatividad.

Lo mismo pasó en Martinica. La diferencia: ahora estábamos en el contexto que inspiró su obra y las entidades que generan un contexto adicional eran cascadas, poemas, performances y los seres queridos de Julien, que aparecían a cada paso.

CB: Yo pienso la obra de Julien como una reconstrucción de diferentes mundos. Es como si  los restos de un barco naufragado comenzaran a emerger y adoptaran en el presente un nuevo significado. Glissant escribió: “Escribo en presencia de todas las lenguas del mundo”. Oigo un eco de esto en el trabajo de Julien. Como negro colombiano que no tuvo acceso a la educación artística, yo quería entender cómo era posible que una persona sin educación artística se conectara y se sintiera representada por la obra de Julien y si él tenía consiencia de ese aspecto. En una de las conversaciones que tuvimos en Martinica, él explicó que la clave es la belleza y que cualquiera puede entenderla. Pero también habló de la generosidad que tú mencionaste.

…y dentro de la cuestión de la belleza, también está el aspecto de la generosidad. Porque cualquiera se da cuenta cuándo alguien está siendo generoso o está intentando ser generoso. Y estoy seguro de que la gente que no tiene una educación artística, cuando ve una instalación, puede sentir la generosidad. Tal vez en cosas simples, en el color, en la música, tal vez en algunos detalles de la obra. Y eso es muy importante para mí.

 

MGM: Me parece curioso lo poco que se transmitió verbalmente durante la conferencia de prensa en la casa de Glissant. Esa casa, donde nacieron pensamientos sobre la necesidad de opacidad, subrayaba poéticamente la elección de Julien de sólo compartir escasa información sobre Venecia. Probablemente lo más tangible fue el breve poema:

Attila catarata tu fuente a los pies de los picos verdes terminará en el gran mar abismo azul verde nos ahogamos en las lágrimas mareas de la luna.

(Escuche aquí el poema completo en francés, tal como lo presentó Creuzet. El poema es el título del Pabellón Francés 2024. Grabación: Marny Garcia Mommertz).

 

Cindy Sissokho dijo que todo lo que se necesita saber sobre la muestra de Venecia está en el título. También se dijo que Venecia empieza en Martinica. Y que “la cuestión es decodificar y escuchar con intención”, y se nos exhortó a aceptar la inmensa profundidad de interpretación que ofrece la obra de Julien. Los múltiples colaboradores que eligió Julien para que lo apoyaran artísticamente durante el viaje le tornaron más fácil la tarea de ahondar en la propia imaginación y seguir concentrado en el presente.

CB: Entre los colaboradores y seres queridos estaban las poetas Estelle Coppolani (La Reunión) y Simone Lagrand (Martinica), el artista Victor Anicet (Martinique), los artistas Minia Biabiany (Guadalupe), Valérie John (Martinica), Anna Pi (Brasil), Christian Bertin (Martinica), y los performers Annabel Guérédrat and Henri Tauliauti (Martinica). Todos ellos representan diferentes generaciones. El modo en que Julien los incorporó en su viaje puede ser visto como un experimento artístico, crítico y politico.

MGM: Sí, porque él hizo que la obra de ellos hablara y llenara los huecos de las posibles preguntas que nosotros tuviéramos. Por ejemplo, el trabajo de Bertin, yo pienso que algunas de sus esculturas recuerdan a las de Julien. Se podría decir que la obra de Bertin, que tiene sus raíces en una práctica de trabajo con materiales naturales y locales, modeló de alguna manera la estética de Julien.

Lagrand hizo algunas intervenciones poéticas. En una de ellas, el poema Paysmêlé (País mezclado), en la biblioteca Schœlcher en Fort-de-France, habló explícitamente sobre las consecuencias y el dolor del colonialismo, algo que Julien ha hecho principalmente de modo implícito. Y después vimos el trabajo de Minia Biabiany al pie del volcán Monte Pelée. Hace poco visité a Minia en Guadalupe y me hizo comprender cómo los volcanes son las entidades vivas de su práctica artística. La comprensión de los elementos naturales está muy presente también en la obra de Julien. “Attila catarata tus fuentes…”

CB: Sospecho que en Venecia el mar será protagonista, un territorio vivo que separa los dos diferentes mundos que Julien domina en su obra.

Era la primera vez que visitaba Martinica o un departamento francés ultramarino. Pero aun así lo sentí familiar. Fue un lugar que pude asociar de inmediato con el Caribe Continental de América Latina, en el que viví. Martinica me dio la impresión de un lugar que tiene una enorme memoria colonial que persiste en aspectos de la vida cotidiana como la política, los impuestos y las restricciones. Parecen estar para prohibir y regular el acceso a esos otros mundos y privilegios “de una sociedad moderna y globalizada”.

Volviendo a Julien, veo que en este contexto territorial, su obra puede interpretarse como un epígrafe de su propio territorio y como el intercambio transatlántico entre la Francia de Europa y la Francia que Julien compartió con nosotros. Él está trabajando siempre para que sus referencias sean el centro de su mundo. No tiene miedo de ser extraño.

Este texto se produjo con el apoyo de Caribbean Art Initiative.

 

Julien Creuzet es un artista plástico que trabaja con sonidos, esculturas, películas y otros medios. Actualmente su taller en París, Francia. Julien da clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París.

Cristian Baena Cera, afrocaribeño, nacido en Colombia y descendencia libanesa. Artista, periodista e investigador de la cultura visual, radicado entre Ciudad de México y Los Ángeles, California. Su visión de las artes visuales se ha basado en el pensamiento decolonial, el cuestionamiento de los procesos estructurales y hegemónicos del Caribe y la memoria afro de su país. Investiga cómo la influencia de la guerra ha construido narrativas de poder y racismo. Su trabajo mezcla el ensayo periodístico, la fotografía y la étnico-editorial. Representa historias sobre raza, cuerpos, territorios, género y el diseño como vía de impacto social. Edita y escribe contenido digital para C& y C& AL.

Marny Garcia Mommertz es escritora y artista. Se interesa por las formas experimentales de archivo en la Diáspora. Actualmente también investiga la vida y obra de Fasia Jansen, artista y sobreviviente negra del Holocausto. Es managing editor de C& AL.

Translation: Nicolás Gelormini.

 

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