El artista colombiano Jim C. Nedd y el dúo italiano Invernomuto exploran la exuberante cultura musical caribeña del picó en un documental exhibido por estos días en Londres. Will Furtado habló con Nedd sobre ese proyecto, sobre la música del Caribe y sobre las múltiples identidades de la región.
Jim C. Nedd, Fiesta en guacherna, Barranquilla, 2020. Vista de instalación en Auto Italia, Londres, 2020. Foto: Lucy Parakhina. Cortesía de Auto Italia.
La identidad del Caribe vivido e imaginado está compuesta, en buena parte, por elementos africanos que se manifiestan de manera diversa. Varios de ellos están presentes en el picó, una cultura musical desarrollada en torno al sistema sonoro del Caribe colombiano. En 2017, el artista colombiano Jim C. Nedd codirigió un documental sobre esa temática junto con Ivernomuto, un dúo de artistas italianos que trabajan principalmente con sonidos e imágenes y buscan explorar aquello que permanece de una subcultura. El resultado puede verse por estos días en la galería londinense Auto Italia y se titula PICÓ: un parlante de África en América. En la película de sesenta minutos, la cultura del picó se toma el escenario y desde allí conecta a los afrocolombianos, especialmente a aquellos que provienen de contextos todavía confinados en la herencia colonial de la opresión en las zonas marginales de Cartagena y Barranquilla. Hablamos con Jim C. Nedd sobre cómo es criarse con la música caribeña, sobre la diferencia entre el DJ y el picotero, y sobre la fusión de múltiples identidades en el Caribe y su relación con África.
C&AL: ¿Cómo hiciste la investigación para tu película?
Jim C. Nedd: Empecé a escuchar música y grabaciones en la radio cuando tenía unos ocho años. Mis hermanos y yo siempre nos sentimos animados a vincularnos de cualquier manera posible con las artes, en especial con la música, después de que salíamos de la escuela. El género principal en mi pueblo es el vallenato, que resonaba todos los días a toda hora por la ciudad, y también lo son la salsa, el merengue y la ranchera. Pero la primera vez que sentí que algo lograba explicar mi identidad fue cuando entré en contacto con los códigos de la champeta. Me fascinaba. Recuerdo a la champeta como lo más fresco y lo más interesante que jamás he escuchado. Esa experiencia la tuve a través de la obra de Kevin Flores, de El Sayayin, de Mr. Black y de tantos otros… Entonces, diría que mis búsquedas personales en el picó comenzaron con mis memorias.
Recuerdo vívidamente el panorama social que rodeaba las parrandas [fiestas musicales] a finales de los años noventa y cómo la comunidad solía colaborar de manera orgánica para crear espacios para celebrar. Basta imaginar a todo un barrio siendo el anfitrión de una reunión familiar. A la vez, recuerdo claramente cómo todo eso coexistía con una atmósfera tensa determinada por el conflicto armado colombiano, que nunca ha terminado del todo y ha dejado muchos muertos. Así trascurría el día a día, entre la vida y la muerte, entre lo festivo y el luto.
Invernomuto & Jim C. Nedd, PICÓ: un parlante de África en América (película en HD, 61 minutos, 2017). Fotograma. Cortesía de los artistas.
C&AL: ¿Cuál es la diferencia entre un DJ y el llamado “picotero”? ¿Y por qué esa distinción es importante en ese contexto internacional más amplio que exploras en tu película?
JCN: Tanto el DJ como el picotero le brindan a la audiencia un discurso personal, que es su sello y quizá también un lenguaje expresado mediante una mezcla de metáforas e identidades. Pero las diferencias entre las dos labores son, esencialmente, comunitarias y funcionales. Yo diría que el picotero es una extensión de la audiencia, y que es muy consciente del deseos de rastrear la propia historia. Para eso desarrolla un ritual, basado, en principio, en canciones que forman parte de una herencia perdida. A parte de la “música africana” y de la “música caribeña”, el mercado actual y sus dinámicas no están muy incorporados a la comunidad picotera, posiblemente porque hablan una lengua que no trata de los afrocolombianos y de nuestro rol como compañeros.
“La historia es una cosa viva, no un conjunto de hechos” (C.L.R. James)
En mi opinión personal, la historia necesita nutrirse de aquellos que encarnan su herencia. Una vez ese proceso se interrumpe, es cuestión de tiempo ver deshacerse su núcleo y aparecer espacios para los predadores culturales, provistos de pasaportes que les permiten oscilar entre diferentes tradiciones y participar siempre en su destrucción, nunca en su recuperación.
C&AL: La película sugiere que la música africana tiene un acento específico; por ejemplo, una guitarra puede sonar como un tambor. ¿Qué otras particularidades de la música proveniente de África han permitido esculpir los géneros de América?
JCN: No es fácil hablar de todos los géneros de América, pues cada uno tiene su propio origen y este no es, por supuesto, solo “africano”. Es importante recordar que una de las consecuencias más duras de la diáspora africana fue la destrucción estructural de todo tipo de lengua. Incluso después de la “abolición” de la esclavitud, los rituales y las reuniones musicales con instrumentos africanos estaban prohibidas. A través de la historia, la música negra se desarrolló en los extramuros como un vehículo urgente de información, con la capacidad adaptativa que tiene un recurso líquido que ha sobrevivido a todas las reglas de comportamiento impuestas por los colonizadores blancos, y no solo en América. La guitarra suena como un tambor porque en algún momento necesitó sobrevivir.
C&AL: En cierto momento se afirma que el picó es colombiano, no africano. ¿Cuál es la relación de eso con el título de la película?
JCN: El título fue tomado de una frase de Dairo Barriosnuevo, un pintor e historiador que vive en Barranquilla y dice que el picó es una caja sonora africana residente en territorio americano.
El picó es como una puerta capaz de conectar a los afrocolombianos con un mundo perdido al cual todavía se sienten fuertemente vinculados. Y la llave de ese portal es la música. Aun si las palabras expresadas en las canciones no son del todo comprensibles, el lenguaje sónico permanece perceptible.
C&AL: ¿Cómo percibe el reconocimiento del origen africano y su relación con la convergencia de identidades en la costa del Caribe colombiano?
JCN: No creo que haya ninguna contradicción en los discursos identitarios. Rara vez ha tenido la identidad algo que ver con la genética o la ciencia. La gente de la costa –la región del Caribe colombiano– ha elegido sus creencias, porque los colonizadores destruyeron su herencia y sus tradiciones como parte de una estrategia de desplazamiento. La “descendencia africana” es algo que pertenece a los epicentros revolucionarios del Caribe, aquellos que lucharon contra los opresores. Por eso es que también algunas personas de Cartagena y Barranquilla que no son negras se identifican con los descendientes africanos.
PICÓ: un parlante de África en América estará en Auto Italia, Londres, Reino Unido, hasta el 13 de diciembre de 2020
https://autoitaliasoutheast.org/projects/pico-un-parlante-de-africa-en-america/
Entrevista por Will Furtado
Traducción del inglés de Camilo Jiménez Santofimio