En su columna para Contemporary And (C&) América Latina, Keyna Eleison afirma que, incluso en tiempos sombríos, es en el presente donde residen la acción y la memoria.
Ilustración: Edson Ikê
Con la ansiedad como tema de escritura, pensamiento y creación de vocabulario, hablamos de epistemologías… sí, el plural es necesario, la cuestión del individualismo latente extirpa poco a poco la comprensión para la lucha y lo colectivo. Hay una pieza de Leonard Bernstein que se llama María y forma parte del musical estadounidense de 1961 llamado West Side Story.
Bernstein describe la alegría de decir el nombre de su nuevo amor: María. En una parte, encontramos estas palabras: the most beautiful sound that I ever heard: María / All the beautifull sounds of the world in a single word: María (el sonido más bello que jamás oí: María / todos los sonidos bellos en una única palabra: María). Por lo tanto, él descubre que el mundo cambia a partir de lo que él siente.
Percepción de la derrota
Como en ese musical, percibo que entrar en un coro –colocar cuerpo y voz para integrar un mismo proyecto con sus potencialidades y limitaciones– es un camino. Vivimos tiempos sombríos, de derrotas constantes para algunas y de victorias para otras. Aquí, ahora, me reconozco en la percepción de las derrotadas.
Pero, aunque derrotada, volviendo al musical, no soy la persona que muere en los brazos de la amada rodeada de amigos y enemigos. Soy la que ve a su amado morir, mira alrededor y decide quedarse para seguir y percibir que la soledad y el dolor son una construcción. Y, que, aunque estemos sitiadas, tenemos que seguir: there’s a place for us, a time and place for us… (existe un lugar para nosotros, un tiempo para nosotros…). Ese lugar existe y ese tiempo es hoy. Y es en el presente donde residen la acción y la memoria.
Arte: más laboratorio que vacuna
Y el arte: el arte no salva ni nos hace más fuertes pero se instala como un lugar de posibilidades, esfuerzo continuo de percepción y ensayo del mundo, mucho más laboratorio que vacuna. Hay un grupo de personas que no son escuchadas y su expresión está apagada, su visión del mundo minimizada, su forma de pensamiento no registrada, sus registros no legitimados, su hacer es considerado insignificante, para nada importante.
Ese grupo de personas es un coro, un coro de voces que cantan al unísono lo que está pasando. Y a las voces no les falta aplauso. Estoy, y algunas de nosotros estamos, en el coro. Como cantaría Nina Simone: “you know how I feel” (“sabes cómo me siento”). Detenerse no es una opción. Me quedo por María: una más, común, ampliando epistemes y formando parte del coro.
Keyna Eleison es curadora, licenciada en Filosofía y magíster en Historia del Arte. Narradora, cantora, cronista ancestral, es especialista en educación de arte, narración de historias, captación oral de conocimientos, herencia Griot y chamánica. Escribe regularmente la columna “Para ojos que pueden ver” en C& América Latina.
Traducción del portugués de Nicolás Gelormini