Fuera de la isla, en cualquier lugar del mundo, si alguien dice que es puertorriqueño, otro puertorriqueño reaccionará diciendo «¿Tú eres boricua?», un código que quiere decir “Soy indígena de una isla del Caribe, conocida como Borinquen antes de que la tomaran los conquistadores españoles». Antes del 16 de septiembre de 2017, cuando el huracán María cayó sobre la isla, la mayoría de la gente ni siquiera sabía dónde estaba Puerto Rico. Irónicamente, la tormenta que casi erradicó la isla la hizo visible en el mapa.
Hay dos fechas que no representan ni independencia ni liberación sino la conquista hostil de la isla por parte de extranjeros. Comenzando por el famoso 1492, cuando los cálculos erróneos de Cristóbal Colón (que interpretó las 7091 millas arábigas de Al-Garghani como 4856 millas romanas) llevaron su nave fuera de curso, hacia el Caribe. Desde esa visita fatal los españoles reclamaron para sí la isla, matando y esclavizando al pueblo indígena de los taínos. En los siguientes quinientos años llegaron a la isla gentes de la Península Ibérica, África y Asia. La segunda fecha es 1898: después de la guerra española-americana, los españoles cedieron la propiedad sobre Puerto Rico (y también Guam y Filipinas) a los Estados Unidos mediante el Tratado de París.
Puerto Rico se convirtió en territorio autónomo, pero sin derecho a voto en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos ni representación en el congreso. En realidad era una colonia. Una cultura indígena-afro-latina existe en este lugar particularmente invisible de las Antillas Mayores. Puerto Rico es estadounidense pero sólo técnicamente, caribeño pero estigmatizado por Estados Unidos. Considerado un destino turístico que produce millones de dólares, el archipiélago caribeño es hogar de tres millones cuatrocientos mil puertorriqueños, con su propia cultura, su español distintivo, su música, su comida y sus habilidades artesanales que se remontan a los taínos.