Curadora adjunta de arte brasileño en el Museo de Arte de São Paulo – MASP, y una de las responsables del proyecto del MASP para el 2023, Historias indígenas, Sandra Benites habla en esta entrevista sobre el arte indígena que se produce en Brasil y su experiencia como curadora.
Sandra Benites. Foto: Rodrigo Avelar, divulgación MASP
C&AL: En Brasil hay cientos de etnias indígenas, ¿cómo dar cuenta de esta diversidad de pensamiento y modos de vivir a través de la curaduría?
Sandra Benites: Tiene que ser algo bien pensado y articulado a través del trabajo de varios profesionales, independientemente de su origen. Mis experiencias de curaduría son siempre colectivas. En la muestra Dja Guata Porã | Río de Janeiro indígena, presentada en el Museo de Arte de Río (2017), éramos cuatro curadores. Lo mismo ocurrió en el proyecto Sawé, una muestra sobre la lucha de los líderes indígenas en el territorio nacional que no fue inaugurada por causa de la pandemia, y que se preparó para el Sesc Ipiranga. Fuimos a Río Negro, Pernambuco, Paraná y Mato Grosso do Sul, justamente para traer la realidad de esos lugares.
Hay un trabajo colectivo tanto en la curaduría y la producción de la exposición, con profesionales indígenas como no indígenas, como en la creación de las obras con los propios artistas indígenas. Cuando se trata de una exposición sobre la historia indígena, hay que resaltar el pensamiento indígena y no la visión colonizadora. Por eso buscamos siempre traer su perspectiva. Hoy hay 305 etnias, además de los indígenas que están en el contexto urbano, así como 274 lenguas que comienzan a ocupar un lugar que había sido borrado. Es un tema muy desafiante.
C&AL: Eres la primera curadora indígena brasileña que es contratada por el equipo de un gran museo, como es el MASP. ¿Cómo es para ti este papel de curadora?
SB: Cuando me invitaron a hacer esta curaduría para el MASP, sentí que era un desafío. Reflexioné mucho, hablé con colegas indígenas y algunos amigos no indígenas del medio. A partir de entonces, comencé a fortalecerme. Y decidí ocupar ese espacio y dialogar con el fin de promover un encuentro desde la perspectiva indígena. No voy a poder abarcarlo todo, pero dos temáticas son importantes: la visión indígena y su preocupación por el territorio. ¿Cuál es la importancia del territorio para nosotros? Nosotros tenemos la visión de que la Tierra es el propio cuerpo femenino. Es importante que cada cuerpo hable de su propia experiencia y trayectoria. Como mujer, desde la visión guaraní, quiero hablar mucho de eso. También se trata de dialogar no sólo con los indígenas o sobre los indígenas, sino también del cuerpo femenino. Tanto la quema de la selva amazónica como la tragedia de Brumadinho, en Mariana, son violencias al cuerpo femenino; además, tienen la aceleración e intensificación de la violencia que ocurre directamente contra las mujeres. ¿Por qué esta furia? Somos fundamentales para el bienestar del mundo.
C&AL: En 2023, el MASP estará dedicado todo el año a las “historias Indígenas”. ¿Cómo se está pensando el enfoque de esta exposición?
SB: Con el equipo del MASP estamos pensando en la metodología de la exposición. A partir de mi experiencia, y después de escuchar colegas y artistas indígenas, pretendo abordar la historia indígena a partir de dos aspectos: el proceso de colonización y la visión del mundo indígena. Esta cosmovisión está asociada con la memoria y los saberes ancestrales que, a su vez, están directamente relacionados con la naturaleza. No será posible hablar específicamente de cada etnia, pero sí discutir, de modo general, el pensamiento indígena. Todo indígena habla de su relación con el territorio, la naturaleza y el espíritu de la naturaleza desde su propia cosmovisión. Será un proceso de muchos encuentros y aproximaciones a la realidad indígena. El desafío es cómo materializar estos conocimientos e intercambios, cómo hacer de esto un objeto de exposición.
También tenemos que considerar dos formas de vivencia indígena contemporánea: la de aquellos que están en las aldeas y la de los que viven en las ciudades. El indígena del contexto urbano existe hoy por cuenta de la colonización y de sus procesos de ocupación. Este no tiene un lugar y está luchando por repensar su identidad. A menudo, los indígenas urbanos no se identifican ni como indígenas, ni como blancos, ni como negros. Las ciudades son cementerios indígenas. Es como si allí los indígenas ya no existieran; y cuando existen, viene la pregunta ¿es indígena de verdad? Es fundamental discutir la violencia que todos los indígenas han sufrido y aún sufren al estar obligados a seguir la visión del gobierno actual de convertirse en “civilizados”. El presidente de Brasil dice que los indios necesitan vivir “como nosotros”. En este tipo de sociedad, todo el mundo debe ser igual y seguir el mismo patrón. La idea de que no hay otra forma de pensar; es decir, el no aceptar la diversidad, es una forma de pensamiento blanco dominante.
Exposición Dja Guata Porã, cocuradoría Sandra Benites, Museo de arte de Río De Janeiro, 2017/2018.
C&AL: ¿Es posible encontrar puntos que unifiquen el arte contemporáneo indígena?
SB: Podemos decir que todos los indígenas, artistas, académicos o activistas hablan desde la cosmovisión de su pueblo. Denilson Baniwa, por ejemplo, habla del conocimiento baniwa. Siempre estamos respetando esas diferencias. Nosotros no tenemos la división espacial que existe hoy entre las aldeas indígenas. Quien hizo esa división fue el propio blanco colonizador, para poner a mucha gente en un mismo sitio y decir que allí todos eran iguales. Pero nosotros pensamos de otra manera. Tenemos una división en términos de diferencia; así, por ejemplo, distinguimos a los pueblos indígenas por los idiomas que hablan. Nuestra frontera es la diferencia, el respeto por la diversidad. Los artistas siempre traen su cosmovisión, la visión que es propia de su gente, de su comunidad; es desde allí que trabajan.
C&AL: La mayoría de los artistas indígenas que están presentes en el circuito del arte son hombres. ¿Cómo es la producción femenina?
SB: Hay pocas mujeres indígenas en Brasil que están ocupando ese espacio de visibilidad. La lucha femenina también existe, pero se destaca a los hombres. Tenemos nuestra forma de hacer política dentro de la comunidad, que es más discreta, justamente porque muchas no conocen lo que está fuera. Y lo que está fuera no conoce su forma de pensar. Las mujeres indígenas que son líderes no solo aquellas que median con el no indígena, como es el caso de Sonia Guajajara o Kenia Wapichana, quien se convirtió en diputada federal. Estas son mujeres que ya estaban articulándose dentro de sus propias comunidades. Hay algunas artistas que circulan fuera de las comunidades, como Graciela Guaraní, que trabaja con video; Zahy Guajajara, que hace performance; Sallisa Rosa, que ya ha participado en varias residencias; Tapiti Guajajara, que canta canciones tradicionales guajajara y hace pintura corporal en lienzos o directamente en la pared. Hay otras mujeres que tienen un trabajo bellísimo, pero que no son reconocidas en el mundo no indígena, sólo en su propia comunidad.
Sandra Benites, de la etnia guaraní nhandewa, es curadora adjunta de arte brasileño en el Museo de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand-MASP y educadora. Actualmente cursa el doctorado en Antropología Social del Museo Nacional de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
Camila Gonzatto escribe sobre cine, literatura y artes visuales para varias revistas y publicaciones académicas. Es miembro del equipo editorial de Contemporary And Latinoamérica.
Traducción del portugués de Catalina Arango