Sin el intercambio y la convivencia en la escuela, el rendimiento cayó pero también la acción del cuerpo estudiantil. Con cuerpos menos participativos y espacios vacíos, el ambiente escolar se fue convirtiendo en un no-lugar para mucha gente. Y como todo cuerpo que enferma, por ahora se mantiene retraído, quieto. Para Alvim Silva, “el encuentro es la posibilidad de estallido” y, por eso cree que el retorno a las escuelas infundirá poco a poco a los estudiantes la vivacidad y la energía de cambio. Según él, “muchos estudiantes no sienten deseo de volver, ya no ven nada atractivo allí. No ven la potencia de lucha de la escuela y, por eso, piensan que es mejor quedarse en casa. Muchos tuvieron que trabajar y ahora ya no pueden dejar el trabajo.” Es lamentable que esa sea la realidad actual de la educación, pero no se trata sólo de la educación, porque es uno de los síntomas del país, que incluyen el descuido político y el desguace histórico de la enseñanza pública.
Alvim Silva cree que, aunque es un período difícil para los estudiantes, en ellos hay palpitando mucha energía. Para él, “igual que en 2015, los estudiantes están sedientos de transformación y cambio, de transgresión. Hay una bomba activa lista para estallar. Hay algunos movimientos que ya están borboteando, esperando el momento. Y si estalla algo, debemos ser lo que somos, personas locas y soñadoras que se equivocan y aciertan.” La explosión contenida de la que habla Alvim Silva es una imagen que parece ampliarse y abarcar toda la sociedad brasilera. Y es verdad, cuando estalle, la ColetivA Ocupação estará con cuerpos activos para canalizar la rabia y la lucha.
Luciara Ribeiro es educadora, investigadora y curadora. Tiene una maestría en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca (USAL, España, 2018) y el Programa de Posgrado en Historia del Arte de la Universidad Federal de San Pablo (UNIFESP, 2019). Es colaboradora de contenidos en Diáspora Galeria y profesora del Departamento de Artes Visuales de la Facultad Santa Marcelina.
Traducción: Nicolás Gelormini