C&AL: ¿Cómo llegaste al mundo del arte y qué temas abordas en tu trabajo?
Liliana A. Romero: Tomar la decisión de ser una artista en un país como Colombia es un privilegio y un riesgo, del cual desafortunadamente no nos percatamos como individuos desde el principio. Como estudiante de arte empecé a cuestionar aquellas reglas y rieles por los cuales me había encaminado la vida. Esas reglas y estos rieles me encasillaron en una realidad que maltrataba mi corporalidad y mentalidad como mujer negra. Y cuando empiezas a darte cuenta de que el mundo está compuesto por varias perspectivas y diversidades, tu realidad se altera como si te levantaran de un sueño profundo.
Empecé a dedicar mi arte a hacer un llamado de atención sobre aquellas historias bajo las que yo había vivido, cuestionando esta realidad condicionada para las personas negres colombianas.
C&AL: ¿Qué papel juega el activismo en tu trabajo como artista?
LAR: El activismo se ha vuelto parte intrínseca de mi trabajo. No podría decir ahora que existe un punto donde mi arte pueda estar separado de mi activismo. Ser una artista negre te obliga a activarte políticamente y a desear mucho más. Y te obliga a buscar formas de encontrar más gente como tú, que sienta como tú, que busque lo que tú buscas. Crece una sensación en tu corazón de llamar la atención de las personas que ignoran aquellas situaciones que lastiman tu bienestar y el de muchos otros. Mi arte son gritos de auxilio, de acción, son obras-homenaje a quienes libran batallas por la defensa de su existencia y bienestar. Mi arte es activista y su activismo no es solo una parte aislada de él.