La artista multidisciplinaria germano-ghanesa Zohra Opoku curó recientemente en Viena la muestra Nathi.Aha.Sasa, donde presentó a artistas emergentes mujeres de diversos países africanos. C& habló con ella sobre su proyecto Queenmothers, que explora los lazos entre Ghana y Brasil.
Zohra Opoku, Unraveled Threads (Hilos desenredados), 2017, serigrafías en algodón, tela y ropa blanca, unidas con hilo. Aplicaciones: tela kente, lana, pintura acrílica, etc. Cortesía del artista
Zohra Opoku, Selfportraits (Autorretratos) (2015), pigmento impreso sobre Photo Rag Hahnemühle, 147 x 110 cm. Cortesía del artista
Foto de instalación, Zohra Opoku, Queenmothers (Reinas madres), Sassa, Gallery 1957, foto de Araba Ankuma y Joojo Daniels. Cortesía del artista y la Gallery 1957.
De intensa carga performática y rebosante de poder innovador, Nathi.Aha.Sasa. funciona como un homenaje a la rica escena del arte contemporáneo africano y a la vez conecta el continente con la diáspora.
C&: ¿Usted dijo alguna vez que llegar a Bahía desde Ghana es como volver a casa. ¿Podría explicar esto?
Zohra Opoku: Se sabe que Brasil es el país que tiene la población más grande de afrodescendientes fuera de África. Cuando llegué a Salvador, las cosas no podrían haberse sentido más auténticas para mí. Me refiero al clima cálido, la luz con la niebla que acaricia las montañas al amanecer, determinados olores, la cocina tradicional, el sonido de los tambores y, más que todo, personas que se acercaron a mí como si ya fuera un miembro de su familia. Identificada como alemana, afroalemana, africana, ghanesa, obroni, asante, sólo estoy en el lugar adecuado en Brasil, donde se materializa la hibridez. He aprendido a vivir como un camaleón, y eso ha influido mucho en mi obra. Lo que quiero expresar es cómo la hibridez puede ser usada de modo positivo para buscar una pertenencia y para difuminarse o incluso desaparecer.
C&: ¿Cuáles son para usted las conexiones más importantes entre Ghana y Brasil?
ZO: Cuando decidí tomar clases de Capoeira Angola en Alemania, no tenía idea de que experimentar esa forma de arte en Brasil estaría tan interconectado con mi experiencia de transformación, fue algo que me llevó de un simple “yo” a un más consolidado “yo misma”.
Salvador fue la primera capital colonial y uno de los mercados de esclavos más grandes de Sudamérica, y eso cumplió un papel de revelación en mi educación. En un viaje a Brasil con mi grupo de capoeira en 2007, tuve la oportunidad de experimentar África desde una perspectiva enteramente nueva. Eso me hizo ver más de cerca y reanalizar significativamente mi posición objetiva sobre la historia colonial y la memoria cultural africana. Me ayudó a reflexionar sobre mi origen afroalemán, es decir en un plano personal, pero también en conexión con conflictos sociales.
En ese viaje me descubrí a mí misma. Y aunque ya había viajado a Ghana varias veces, cuando volví de Bahía fui capaz de leer, comprender y discutir los hechos tradicionales en relación con situaciones modernas en Ghana de modo más concreto y amplio. Y esto fue consecuencia de haber visto en Brasil versiones remanentes de esos hechos filtradas pero evolucionadas. Estas experiencias expandieron mi habilidad personal más allá del papel de diseñadora de moda y me llevaron a proyectos artísticos conectados con la identidad y la cultura textil.
C&: ¿Cómo alimentan las investigaciones en Bahía su último trabajo, Queenmothers (Reinas madres), relacionado con mujeres líderes en la región de Asante, en Ghana?
ZO: Busqué sistemas matriarcales parecidos que surgieron a partir de las religiones africanas, como la Mãe de santo o Mãe de terreiros. Para mí, esas figuras representan el catalizador más importante en la religión afrobrasilera candomblé. Las mujeres con su magnífica presencia espiritual actúan como facilitadores para una comunidad y su única obligación es ser capaces de recibir su orixa, dejar que el espíritu entre en sus cuerpos. A su vez, el don está acompañado de responsabilidades. Entre esas mujeres y las queenmothers de Ghana vi muchas similitudes.
Se sabe que Brasil es el país que tiene la población más grande de afrodescendientes fuera de África.
C&: Por último, ¿podría hablarnos sobre su tratamiento de la tela y el papel que juega en su obra el uso cultural del disfraz?
ZO: Yo me formé en moda y fotografía analógica. Me gusta experimentar con la postura de los sujetos de mis retratos y permitir que los materiales se desplacen. Las dos prácticas se fusionan en mis cianotipos, donde mis trabajos fotográficos se transfieren a sábanas, como hice, por ejemplo, en la muestra Sassa. La tela absorbe literalmente la imagen fotográfica y muestra cómo en la sociedad el material puede estar imbuida de significado, recuerdos e historias a lo largo del tiempo.
Siempre me fascinaron la fotografía de estudio de África occidental y el papel que juegan los arreglos de la ropa. La moda y los códigos de vestimenta que expresan una pertenencia cultural tienen siempre un lugar destacado en mi investigación. Admiro los vestidos que sirven para camuflarse, disfrazarse, mimetizarse. La elección de la vestimenta casi siempre está relacionada con el compromiso personal y el estilo exterior, lo que indudablemente es una metáfora de la identidad. La identidad fue el punto de partida para mi trabajo como artista y también está profundamente arraigada en mi historia familiar de ambos lados, el alemán y el ghanés.
Zohra Opoku es una artista multidisciplinaria alemana/ghanesa que vive y trabaja en Accra.
Traducido del inglés por Nicolás Gelormini.