Glicéria Tupinambá es la artista escogida para representar al Pabellón Hãhãwpuá, debido a su conexión con la Tierra Indígena de Olivença y su lucha por los derechos indígenas. La artista trabajará con la comunidad tupinambá de Serra do Padeiro y Olivença para la realización de sus obras. Además, participan Olinda Tupinambá y Ziel Karapotó. Su investigación y trabajo con la comunidad tupinambá desafian narrativas coloniales y resaltan cuestiones de patrimonio y derechos de mujeres.
Glicéria Tupinambá, Manto tupinambá [Manto tupinambá], 2023. Cortesía de la artista. Foto: Glicéria Tupinambá
Ziel Karapotó, Cardume [Cardumen], 2023, Instalación compuesta por red de pesca, maracas de calabaza, réplicas de cartuchos disparados y paisaje sonoro. Colección: Museu Paranaense, Curitiba. Cortesía del artista
Olinda Tupinambá, Equilíbrio [Equilibrio], 2020, Videoinstalación compuesta por tierra y semillas. Cortesía de la artista
Por primera vez en la historia, una artista indígena va a representar a Brasil en la Bienal de Venecia. Glicéria Tupinambá es la artista seleccionada por el equipo de curadores Arissana Pataxó, Denilson Baniwa y Gustavo Caboco Wapichana. La exposición se titula Ka’a Pûera: nós somos pássaros que andam (Ka’a Pûera: somos pájaros que andan). El título Ka’a Pûera hace alusión a dos interpretaciones interconectadas. En primer lugar, refiere a espacios de labranza que, después de la cosecha, quedan adormecidos y en los que surge entonces un lugar con vegetación baja (“capoeira”), que revela el potencial de resurgimiento. Los tupinambá llaman “capoeira” también a un ave pequeña que vive en los bosques densos y se mimetiza con el ambiente. Para la realización de obras también fue convocada la comunidad tupinambá de Serra do Padeiro y Olivença, en el estado de Bahía. Por otra parte, el pabellón también muestra la obra de los artistas Olinda Tupinambá y Ziel Karapotó. Glicéria Tupinambá evoca los mantos de su pueblo para dar forma a la instalación Okará Assojaba. Okará es una asamblea de la sociedad Tupinambá y su objetivo es crear un consejo de escucha donde se reúnen los líderes que llevan los mantos: las mujeres, los chamanes y los caciques. La instalación Okará Assojaba remite a esa asamblea trayendo un manto tupinambá que Glicéria produjo de modo coletivo junto con su familia y la Comunidad Tupinambá de Serra do Padeiro, acompañado por mantos/tarrafas (redes de pesca). La instalación se compone además de once cartas escritas por Glicéria, firmadas en conjunto con la Asociación de los Indios Tupinambá de Serra do Padeiro y enviadas a los museos que tienen mantos tupinambá y otros elementos de la cultura tupinambá en sus acervos. C& América Latina conversó con el equipo de curaduría sobre este acontecimiento histórico.
C& América Latina: ¡Felicitaciones a todes! ¿Podrían hablarnos del proceso de elección de Glicéria Tupinambá y el motivo de esa decisión?
Equipo curatorial: Glicéria recorrió un camino que va más allá de la idea de trayectoria artística. Ella carga consigo su territorio tupinambá, la Serra do Padeiro en la Tierra Indígena Tupinambá de Olivença y la lucha por los derechos en el marco del movimiento indígena. La investigación que viene realizando con su comunidad, la historia tupinambá y las relaciones con museos y otras instituciones artísticas y académicas de distintas partes del mundo nos permiten visualizar cómo las violencias coloniales están en constante actualización. Los debates sobre patrimonio material, inmaterial, así como la discusión sobre los derechos indígenas y los derechos de las mujeres están presentes en su trabajo con los mantos tupinambá cuando ella afirma que “el manto es femenino”.
C&AL: ¿Por qué se tardó tanto tiempo para que el pabellón fuera representado por una artista proveniente de los pueblos originarios? ¿Y en la estructura artística de Brasil está pasando algo que demuestra que esta no será la última vez?
EC: ¿Nosotros debemos responder esa pregunta? En todo el mundo las instituciones han revisitado sus políticas de relaciones. No hay una garantía de que esta no sea la última vez, pero soñamos con una continuidad de pabellones indígenas como forma de actualizar narrativas estereotipadas. Es importante que nos situemos en el tiempo: la Bienal de Venecia tuvo su primera edición en 1893, y tenemos noticia de que en 1986 el “arte plumario” estuvo presente en el pabellón brasilero a pesar de la ausencia de personas indígenas. Esta temporalidad genera una serie de interrogantes importantes: ¿qué vivían los pueblos indígenas de Brasil en 1893? ¿Y los pueblos tupinambá? ¿Qué realidades enfrentaban los pueblos indígenas en 1986?
C&AL: ¿Por qué el cambio de nombre del pabellón?
EC: Porque los pueblos indígenas de Brasil conocen el territorio por otros nombres. Comenzando por la costa brasilera, en esa disputa de narrativa de la invasión-descubrimiento, los pueblos pataxó conocen el territorio milenario con el nombre de Hãhãwpuá. Entonces, la propuesta de que el pabellón tengo otro nombre es una medida pedagógica para el pueblo brasilero, una forma de generar interrogantes: ¿cómo conocen el Brasil los pueblos indígenas del sur? ¿Y los pueblos del nordeste? ¿Y los pueblos amazónicos? Por ahí va la cosa. El cambio de nombre nos genera conciencia sobre ese territorio que compartimos.
C&AL: ¿Por qué es importante la invitación a otros participantes en el Pabellón Hãhãwpuá?
Sumar el territorio tupinambá de Serra do Padeiro mediante la invitación a artistas de la propia comunidad es una manera de romper con el exotismo difundido desde hace mucho tiempo en Europa sobre los “habitantes del nuevo mundo”. Es una forma de establecer un diálogo entre el presente y la historia de desterritorialización del pueblo tupinambá contada por voces que resistieron pero que por mucho tiempo fueron silenciadas. El hechoo de que la artista ponga su trabajo a disposición de la comunidad tiene mucho sentido: mientras los artista no indígenas piensan trabajos con otros artistas como algo colectivo, aquí planteamos una presentación que excede lo colectivo con un sentido comunitario, que suma al pueblo y genera movimiento en la comunidad. Traer a otros artistas para hacer otro tipo de trabajo artístico, en el que la comunidad es más importante que el trabajo en sí. Esa relación simboliza un marco inicial del propio Movimiento Indígena y de la actuación de Glicéria Tupinambá como artista e investigadora.
La 60ª Bienal de Venecia se inaugurará el 20 de abril de 2024.