Con un equipo curatorial internacional que busca interacciones entre territorios indígenas de todo el mundo, Historias indígenas aborda diversas cuestiones contemporáneas desafiando concepciones lineales del tiempo y enfatizando la pluralidad. Sin embargo, planteos como la interseccionalidad y la contratación permanente de indígenas en el MASP siguen sin respuesta.
Duhigó (São Gabriel da Cachoeira, Amazonas, Brasil, 1957). Nepu Arquepu [Hamaca Mono], 2019. Acrílico sobre madeira, 185,5 x 275,5 cm. Acervo Museo de Arte de San Pablo Assis Chateaubriand. Donación Fabio Ulhoa Coelho y Monica Andrigo Moreira de Ulhoa Coelho, 2021. Foto: Edson Kumasaka
La exposición Historias indígenas, inaugurada en octubre de 2023, ocupa las galerías del primer piso y del segundo subsuelo del Museo del Arte de San Pablo (MASP) y comprende un extenso programa dedicado al estudio, debate y divulgación de producciones visuales y culturales indígenas. Una particularidad de la muestra es que reúne poblaciones brasileras y extranjeras, con representaciones de diferentes países y territorios, Perú, Bolivia y Venezuela de América del Sur, Canadá, Estados Unidos y México de América del Norte, Australia y Nueva Zelanda de Oceanía, también de Escandinavia y el territorio Sami, que incluye regiones de Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia, de Europa.
Desde 2017, el MASP ha realizado talleres, conferencias, publicaciones, cursos, seminarios, muestras individuales y ha contratado equipos formados por investigadores indígenas para la producción de la exposición. En 2019 se realizó la primera contratación de una curadora indígena: Sandra Benites, doctoranda del Programa de Posgrado en Antropología Social del Museo Nacional. Además de haber sido la primera profesional indígena contratada por el MASP, ella fue también la primera indígena contratada por una institución artística de Brasil, lo que evidencia el amplio dominio que tiene la blanquitud nacional sobre esos espacios. De origen guaraní ñandevá, Benites ocupó el cargo desde 2019 hasta mayo de 2022, cuando renunció después de una serie de situaciones que entraban en conflicto con sus valores éticos. Después de lo ocurrido, artistas, investigadores y líderes indígenas se reunieron para recibir a la curadora y proyectar nuevas estrategias político-artísticas en diálogo con el MASP.
Acelino Tuin Huni Kuin, Movimento dos Artistas Huni Kuin (MAHKU) (Aldea Chico Curumin, Acre, Brasil, 1996, vive en la Tierra Indígena Alto Rio Jordão, Acre, Brasil). Kapewë pukeni [Puente yacaré], 2022. Acrílico sobre tela, 140 x 115cm. Acervo Museo de Arte de San Pablo Assis Chateaubriand. Encargo del MASP. Foto: Daniel Cabrel
Como desprendimiento de las conversaciones internas del grupo, se formó un trío de curadores compuesto por Renata Tupinambá, Edson Kayapó y Kássia Borges Karajá. Este grupo, tomando en consideración el trabajo iniciado por Sandra Benites, asumió la responsabilidad de dar continuidad al proyecto. Además de tres curadores, la exposición contó también con la coordinación curatorial de Adriano Pedrosa, director artístico de MASP, y la asistencia curatorial de Guilherme Giufrida y de David Ribeiro.
En una entrevista concedida especialmente para la elaboración de este texto el trío de curadores indígenas expuso enunciados que ayudan a comprender el desarrollo del trabajo. Según Edson Kayapó, la formación de un grupo curatorial multiétnico se dio para confrontar el modelo curatorial occidental y para articular nuevos modelos de trabajo. En sus palabras: “¡El aprendizaje es constante! Y nosotros, curadores indígenas, aprendemos entre nosotros y de los otros, y los otros curadores también pueden aprender de nosotros”. Tomar como base las cosmovisiones indígenas para transformar la curaduría artística implica una intensa revisión de valores y conceptos, algo que establece un diálogo con la defensa hecha por Kássia Borges Karajá: “Es necesario que haya intercambio entre indígenas y no indígenas; entre parientes. Es necesario que los pueblos se respeten y sepan qué está haciendo y produciendo cada uno”.
Violeta Quispe (Perú, vive en Lima). Qanmi Kanki Huchayuq | El culpable eres tú, 2019. Policromado mixto, tierra, pigmento natural con acrícilos, 60 × 40 cm. Colección de la artista, Lima, Perú.
Es necesario que los pueblos se respeten y sepan qué está haciendo y produciendo cada uno.
De acuerdo con Edson Kayapó, desde el inicio el proyecto se pensó para promover interacciones entre territorios indígenas dentro y fuera de Brasil. Cuando el trío brasilero comenzó sus trabajos, los grupos curatoriales internacionales ya estaban formados y esto hizo que el proceso curatorial fuera un desafío dado que, por ejemplo, había poca interacción entre los grupos durante el período de investigación. Ahora bien, según Kayapó, “aunque las curadurías hayan sido independientes hay muchas coincidencias entre los pensamientos curatoriales. Somos una hermandad independiente del lugar. Cuando los pueblos indígenas se encuentran, se produce un encuentro humano y político”. Renata Tupinambá afirma a su vez: “Tenemos muchas semejanzas pero no se puede negar que entre los pueblos indígenas hay diferencias en las búsquedas, los intereses y deseos. No sirve hablar a partir de los conceptos y procesos recurriendo a modelos occidentales. Nuestras reflexiones vienen de otro lugar, vienen de otras formas de pensar”.
Con siete secciones (Tiempo no tiempo; Várves: escondidos del día; La construcción del “yo”; Histórias de pintura en el desierto; Pachakuti, el mundo patas arriba; Relaciones que nutren familia, comunidad y tierra; y Rompiendo la representación), la muestra proporciona recortes que ayudan a una comprensión diversa de las historias indígenas. Entre los curadores internacionales están: Abraham Cruzvillegas (Ciudad de México), Alexandra Kahsenni:io Nahwegahbow, Jocelyn Piirainen, Michelle LaVallee y Wahsontiio Cross (National Gallery of Canada, Ottawa), Bruce Johnson-McLean (National Gallery of Australia, Camberra), Irene Snarby (Kode /Tromsø, Noruega), Nigel Borell (Auckland, Nueva Zelanda) y Sandra Gamarra (Lima, Perú). Más allá de los diferentes orígenes de los curadores, el conjunto que presenta la muestra también se destaca por la diversidad de lenguajes, soportes, temáticas y períodos. Para el trío de curadores indígenas brasileros, la exposición presenta la diferencia como un proceso natural de la vida humana y no como un problema a solucionar. Según la concepción del trío, es fundamental que la sociedad entienda la pluralidad en los modos de ser indígena, de pensar, de crear y de ver las construcciones visuales sin que el concepto de arte ocupe el centro.
Joar Nango (Alta, Noruega, 1979, vive en Tromsø, Noruega) y Katarina Spik Skum (Boden, Suecia, 1971, vive en Jokkmokk, Suecia). Rákkas III, 2020. Ramas de abedul, cuero y pelo de reno, lana, seda e impresión digital sobre tejido de algodón. Colección de Kode. Foto: Dag Fosse
El sentido de colectividad y autonomía de los grupos curatoriales se reforzó con la creación de una sección de interacción llamada Activismos. Esta sección reúne obras de artistas de todos los territorios que participan de la muestra y contó con sugerencias de todos los curadores. En relación con esa idea, Renata Tupinambá señala que la “lucha es histórica para todos los pueblos. Hay una lucha que se entrelaza con la vida y con todos los conceptos que se trabajan en la exposición. Es una lucha por la existencia. Es resistir”. En la misma línea, Kássia Borges Karajá recuerda la presencia e importancia del activismo en su vida: “Tengo sesenta y dos años de edad; he convivido con diferentes generaciones del movimiento indígena y la lucha y el activismo siempre fue [sic] parte de mi vida y de muchos indígenas”. El curador Edson Kayapó agrega que la sección Activismos logra abarcar el significado que tiene esa palabra para los pueblos indígenas. Según él, lo que buscan es la “ampliación de la noción de activismo. No abordamos sólo la lucha por las tierras; hablamos de la actualización de luchas contemporáneas en las que siempre está presente el activismo”.
La deconstrucción del tiempo lineal es uno de los desafíos presentes en la exposición, que abarca desde producciones hechas alrededor del siglo II a.C. hasta obras hechas en la actualidad. En este sentido, la curadora Renata Tupinambá enfatiza que la “investigación nos trajo artistas de diferentes épocas. Nuestro papel fue también dignificar a los más viejos, a los que están luchando desde hace años y que no fueron reconocidos en su época [sic]. Ese tiempo es la contemporaneidad”. Por su parte, la curadora Kássia Borges Karajá subraya que las “poblaciones indígenas tienen posturas políticas que dialogan con lo cotidiano. Los pueblos indígenas están produciendo artes y estéticas todo el tiempo. Las estéticas permean la vida, desde el cuenco para comer hasta los collares para adornarse”.
Jessica Hinerangi (Dunedin, Nueva Zelanda, 1996). Āheahea [Arco iris], de la serie Tino Rangatiratanga, 2022. Impresión digital sobre papel, 30 × 42 cm. Colección del artista, Dunedin, Nueva Zelanda
Investigación nos trajo artistas de diferentes épocas. Nuestro papel fue también dignificar a los más viejos, a los que están luchando desde hace años y que no fueron reconocidos en su época [sic]. Ese tiempo es la contemporaneidad.
Sobre la sección brasilera de la muestra, compuesta por 27 artistas y 3 colectivos, el trío de curadores comenta que cada decisión se tomó con mucho cuidado. “Hubo mucho debate para elegir los artistas, los temas, las obras y las articulaciones. Queríamos tener en cuenta la diversidad en todo, desde los orígenes de los artistas, las edades y los procesos de las obras y los debates”, destaca Renata Tupinambá.
La muestra estuvo abierta hasta el final del mes de febrero 2024 y ya tiene definido el destino de la primera itinerancia, el Kode Bergen Art Museum (Noruega), que recibiría la exhibición entre abril y agosto de 2024. Para Kássia Borges Karajá, el deseo de los curadores es que la muestra pueda ir a otros espacios y países. “No es una exposición que cuenta meramente historias relacionadas con el Brasil, es una historia mundial”. Edgar Kayapó agrega: “Más allá de la itinerancia es necesario que el proyecto de Historias Indígenas siga vivo en el MASP. El museo debe seguir transgrediendo después de la exposición. Sería un gesto político pensar en la permanencia de los proyectos. En el museo siempre tendría que haber curadores indígenas. Los indígenas tienen que estar en todos los asuntos y debates, no sólo en proyectos específicos. Para el MASP fue un privilegio recibir esas obras y proyectos. Es sólo el comienzo. El proyecto indígena es ambicioso, es el deseo de transformar todo”.
Hasta este momento, el MASP no tiene profesionales indígenas con contratos permanentes en su planta de profesionales. Sin esa herramienta eficaz, queda reducida la garantía o la posibilidad de que en la actuación del museo se construyan nuevas propuestas artísticas y humanas que tomen como ejemplo Historias indígenas. La curadora Kássia Borges Karajá señala que el espacio ya existe y ya no puede ser negado. En sus palabras: “Este año el MASP tendrá el programa dedicado a Historias LGBTQIA+ y ese asunto también nos toca a los indígenas. Hay artistas que trabajan con el tema, a quienes el tema los atraviesa en sus modos de vida. No hay modo de debatir esos temas sin relacionarlos con los indígenas.”
Luciara Ribeiro es educadora, investigadora y curadora. Tiene una maestría en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca (USAL, España, 2018) y el Programa de Posgrado en Historia del Arte de la Universidad Federal de San Pablo (UNIFESP, 2019). Es colaboradora de contenidos en Diáspora Galeria y profesora del Departamento de Artes Visuales de la Facultad Santa Marcelina.
Traducción: Nicolás Gelormini