¿Cómo situarse en una línea de pensamiento institucionalizada, racista y machista? ¿Cómo estar dentro de un proceso estando estructuralmente fuera de él?, se pregunta Keyna Eleison en su columna para Contemporary And (C&) América Latina.
Ilustración: Marcelo D’Salete.
La institución es la aplicación de un sistema de control social que se ha establecido, en principio, en beneficio de la comunidad. El término «institucionalizar» puede tener muchas connotaciones, pero nunca deja de ser algo ligado a la estructura, a lo que se considera de importancia. Y todas esas connotaciones están vinculadas a nuestros status quo y garantizan su mantenimiento. La institución y la estructura están directamente relacionadas. Es por eso que también pueden ser el punto desde donde se inicia la revolución, desde donde parte eso que debemos quebrar y desde donde poder luchar para que eso se extinga. Pero ¿cómo insertarse dentro de una línea de pensamiento institucionalizada, racista e machista? ¿Cómo estar en el proceso estando estructuralmente fuera de él? ¿Cómo seguir con el cuestionamiento estando allí?
Mi cuerpo en lugares: presencia espacio-temporal como afirmación y texto
Mi escritura surge de mí y eso siempre sera así. Como curadora, mi práctica es la curaduría, una palabra que también en portugués (mi lengua materna) es un sustantivo femenino. La investigación curatorial parte de esa consciencia de la creación, de la potencia que tiene el pensamiento de formación, estructuración e institucionalización femeninas.
Si tenemos sólo una perspectiva masculina, la visión de la humanidad será defectuosa. Si pensamos en la historia, la idea surge antes que la creación de la dicotomía eurocéntrica. En otras palabras, si el concepto de arte viene de esa dicotomía y de esa concepción, fácilmente se observarán lagunas que deben rellenarse.
Y partiendo de esta interpretación, ¿qué falta? Yo
Si me percibo como una habitante de mi espacio-tiempo, no puedo evitar estar en determinados lugares para que mi cuerpo no sólo sea parte de todo sino que también sea relevante. Estoy presente y busco estarlo cada vez más: trabajando, planeando exposiciones, acompañando a los artistas, escribiendo e investigando dentro de una institución que ha implosionado llena de información, conocimiento e intercambio.
Cuando escribo «ha implosionado», parto de la vida intensamente blanca, masculina y totalitaria en la que estamos insertados. Y me coloco como parte de esa máquina y por eso asumo cada vez más la responsabilidad de comprender visiones y relaciones que podemos llamar intelectuales. «Curaduría» es un sustantivo que precede a una acción. Mi papel aquí es reconocer este acto como algo femenino, fuerza motriz del desarrollo de realidad, partir de mentiras.
Mi presencia institucional está en el mentir
Miento, miento porque estoy creando, miento porque estoy aquí, miento porque soy una mentira dentro de lo que conocí como verdad. La verdad es blanca, masculina, occidental, de ojos claros, alta y me mira desde arriba. Pero no: dudé, dejé de creer. Todo es una relación de privilegio: nosotros nos colocamos en una formación de saber y de verdad… y de pérdida. Pequeños ejercicios de explosión e implosión para percibir el momento que puede ser llamado verdad. Verdad de ahora.
Estoy aquí porque miento. Y porque cuando escribo «yo», escribo como un cuerpo afro diaspórico, negro. Y la presencia de cuerpos negros artísticos e intelectuales en las instituciones de arte hará que se revean los textos, se revean las investigaciones, se revean las miradas. La verdad hará implosión.
Keyna Eleison es curadora, graduada en Filosofía y magíster en Historia del Arte. Narradora, cantante, cronista ancestral y especialista en educación por el arte, relato de historias, obtención de conocimiento de forma oral y herencia Griot y chamánica. Escribe regularmente la columna «Para ojos que pueden ver» en C& América Latina.
Traducción del portugués de Nicolás Gelormini