En su obra, Samboni revisita la tradición fotográfica y la identidad en contextos reales y ficticios, reflexionando sobre la relación entre usuarios y personajes en videojuegos. Su pintura busca contrarrestar la inmaterialidad digital con materialidad física, reflejando preocupaciones sociales y culturales como las protestas y dinámicas de poder.
Johan Samboni, Ensayo sobre pandillas, videojuegos, Internet y palmeras, exposición en Programa C. Cortesía del MAMM. Foto: juevesdoce
Johan Samboni, Incidente “se nos están metiendo a los conjuntos”, letras adhesivas sobre cartulina, 28 x 35 cm, 2021. Cortesía del artista.
C& América Latina: Tus pinturas hacen referencia directa a imágenes y distorsiones visuales que aparecen online. ¿Qué otros cruces entre la vida online y offline se pueden ver en tu obra? ¿Qué percibes a tu alrededor?
Johan Samboni: Yo creo que el primer punto de cruce sería la pintura, me interesa darles materia a las imágenes digitales, que yo asumo frágiles y fugaces. Esto en respuesta a mi experiencia como persona que creció en una transición de las imágenes análogas a las digitales en un contexto marginal, donde el acceso a la tecnología es restringido. Las imágenes de mi adolescencia se pierden entre la falta de acceso a dispositivos digitales y la dificultad en la gestión y almacenamiento de esos datos. En respuesta a eso he tenido una atracción hacia el medio de la pintura, que yo interpreto como un lugar para bajarle la velocidad a esas imágenes, como una especie de policía acostado (reductor de velocidad), un volumen en la superficie que te obliga a detenerte un poco. Por otro lado, me interesan bastante los videojuegos como simulación y construcción ficticia de la realidad, sobre todo los que hacen alusión a realidades muy específicas, como es el caso de Grand Theft Auto: San Andreas, juego con el que creció mi generación y que escenifica el contexto de Los Ángeles en el año 1992. En lo que respecta a los barrios marginales de esta ciudad, me conectaba mucho con Cali y muchas de las personas que jugamos a este videojuego coincidimos con estas similitudes, que en parte vienen por unas influencias de la cultura afrodescendiente y mexicana en USA. Una de las cosas más importantes para mí dentro del juego es la característica de la baja resolución, propia de un juego del 2004. Me interesa la dimensión de clase social que se puede encontrar en esa característica, así como la forma anacrónica en la que nos relacionamos con ese contenido.
C&AL: Reescribir las rutas fue un proyecto de activismo que se convirtió también en una obra multidisciplinaria de performance, video, dibujo y pintura. ¿Me podrías contar más sobre cómo empezó y qué papel cumples allí? ¿Y cuál es la conexión entre las protestas de Colombia y las de Los Ángeles, que están en tus pinturas?
JS: El proyecto Reescribir las rutas empieza como un dibujo para una exposición en el salón comunal de mi barrio. Era una especie de sueño colectivo y un ejercicio de resignificación del espacio que antes se llamaba Puerto Rellena. Porque era como una zona de venta de fritanga y durante el paro del 2019 se decide cambiar el nombre del espacio, que se utilizó como punto de concentración en esas protestas. Ya en el 2021 después de esa exposición, viene el estallido social que tuvo a Puerto Resistencia como referente nacional, a esas protestas yo llevo el rutero que había modificado para que llevara el nombre nuevo del espacio y lxs manifestantes lo utilizaron como cartel de protesta, por lo que me pareció muy potente que realmente circulara en el transporte público del oriente de Cali, en este caso los jeeps.
Con respecto a la conexión entre las protestas de Los Ángeles y Cali, viene de un juego de relaciones que establezco con el video juego GTA San Andreas. Recuerdo que dentro del juego hacían alusión a unas protestas porque habían dejado en libertad a un policía corrupto y la ciudad ardía en llamas y había todo un caos dentro de las posibilidades gráficas que tenia un juego del 2004. Cuando sucedieron las protestas en Cali recordé las escenas del juego y me puse a investigar a que hacían referencia en la vida real y resultó ser que estas manifestaciones se dieron porque un juez dejó en libertad a cuatro policías.
C&AL: Se nos están metiendo a los conjuntos habla de dinámicas que, aunque están muy acentuadas en Colombia, todavía son tabú. ¿Consideras que las dinámicas de poder están cambiando en las artes en Colombia a lo largo de los años? ¿Y cómo se inserta tu arte allí?
JS: No se si entiendo muy bien las dinámicas de poder y su cambio. Puedo notar un ingreso de a pocos a estas dinámicas elitistas del arte de personas pertenecientes a sectores históricamente marginados e invisibilizados. Lo que percibo es que los lugares que se nos dan a lxs artistas de esos contextos también tienen unas condiciones establecidas por un orden colonial, que yo espero que empiecen a ser cuestionadas. Por eso me interesa poner sobre la mesa esas preguntas y esas afirmaciones, qué hace este arte de pobres en la casa de algún gomelo, este arte que pone preguntas sobre la mesa que van para los espectadores y para uno mismo como creador. Me parece que hay muchos procesos que se están llevando a cabo en el arte, que de pronto tienen más fuerza en el campo institucional y de los museos, y están haciendo poderosas transformaciones en las formas de hacer arte y relacionarse con lo institucional. Muchas dinámicas más colectivas o con énfasis más pedagógicos logran tener un impacto en un público más amplio que el que se puede encontrar en el mercado. Me interesa poder ocupar espacios en los dos lugares, siento que ese es el reto. Me interesa movilizar algo del dinero de las artes hacia otros lugares a los que antes no iba.
Johan Samboni. Incidente “se nos están metiendo a los conjuntos”. Foto: Lyam Cuadras
C&AL: ¿En que trabajas ahora?
JS: Estoy trabajando alrededor de reflexiones sobre mi propia construcción identitaria como persona afroindígena, desde las cosas que me atraviesan. Medios de comunicación, deportes, música, estereotipos, contradicciones, la herida colonial, la exotización como problema del que mira desde un lugar hegemónico. Para este proyecto, que se presentó en abril en Bogotá en la SGR Galería, utilizé materiales de construcción, camisetas deportivas, zapatillas pirateadas, fotografía, blinblines, impresión en 3D y pintura al óleo.