Holanda: cuentos sin contar

Kevin Osepa: el artista de Curazao explora la cultura espiritual afrocaribeña

Inspirado en el «pensamiento mágico» de su Curazao natal, Kevin Osepa utiliza la fotografía y el cine para crear historias que exploran la religión, la diáspora africana y la familia. Aunque vive en Holanda desde 2013, la fascinación por su isla natal no se ha atenuado. En esta entrevista, Osepa habla de la sobriedad holandesa, la cultura espiritual afrocaribeña y de cómo lidia con Zwarte Piet.

C&: ¿Qué experiencias en su nuevo hogar, Holanda, lo marcaron de modo significativo? ¿Y cómo se refleja esto en su arte?

KO: En Holanda hay algo que yo vinculo con la sobriedad. Es como si el estilo de vida y el paisaje no tuvieran lugar para el pensamiento mágico. En mi obra trato de reencantar el paisaje holandés y de introducir rituales afrocaribeños e «ideas mágicas». Así, la obra es un reflejo de mi intento por crear aquí un hogar, crear una idea de hogar.

C&: ¿Qué lo sigue fascinando de Curazao?

KO: Me fascina lo ricas que son nuestra historia y cultura. Es preciso entender que el sistema educativo todavía tiene resabios coloniales. Aprendemos nuestra historia desde la perspectiva holandesa y nuestras tradiciones y relatos se esconden bajo la alfombra. No hablamos de ellos. Por eso, al hacer mi propia investigación redescubro la isla y su historia desde una perspectiva afro. Y para mí, es una perspectiva honesta.

Lo que más me impresiona es cómo nuestros ancestros se las arreglaron para practicar su religión (que estaba prohibida en tiempos coloniales) delante de las narices de los colonizadores y sin que estos se dieran cuenta. Los rituales se volvieron una herramienta de protección y emancipación y subsisten hasta el día de hoy.

C&: ¿Cómo lidia con Zwarte Piet?

KO: Mi método es conversar con holandeses que están muy vinculados a esa tradición. Trato de pasar por alto el conocimiento que tengo en cuanto a que Zwarte Piet es una caricatura racista y las razones de por qué sería lógico suprimirla. La discusión es bastante acalorada y cada año se torna más intensa. Se ha llegado a un punto en el que percibo mucha tensión en determinados ambientes sociales cuando sale el tema. Especialmente si uno es negro, inmediatamente es parte de la discusión.

Por eso pienso que cuanto más rápido dejemos la celebración de esa caricatura racista, más cerca estaremos de un sociedad pacífica, basada en el amor y respetuosa. Pero al mismo tiempo, lo veo como una llamada para que Holanda despierte y enfrente el hecho de que todavía hay racismo silencioso dando vueltas por aquí. El debate sobre Zwarte Piet quiebra el silencio sobre un problema más amplio que una tradición o festejo tradicional.

C&: ¿Cómo compatibiliza el hecho de hacer arte sobre la isla y el de vivir en Europa?

KO: Dado que la obra es sobre mi identidad personal y la identidad colectiva del Caribe Africano, todo se da sin problema. A menudo me recuerdo a mí mismo que no vine a Holanda para convertirme en un artista holandés o europeo. Vine para ser un artista mejor. El lugar donde viva no puede ser un factor que me impida involucrarme en los temas que me son cercanos.

Por otro lado, toda mi familia todavía vive en Curazao, de modo que visito la isla con frecuencia y esos son períodos muy buenos para investigar y crear obra. Me di cuenta de que estar fuera un tiempo largo hace que la inspiración sea más intensa cuando vuelvo. Mi obra es sobre las islas pero en gran medida también sobre la nostalgia del hogar, de modo que estar en el extranjero se convirtió en uno de los factores más importantes por los que hago mi obra y también en parte de la obra misma.

C&: ¿En qué se inspiró para hacer Con los santos no se juega y de qué trata la película?

KO: En mi nueva obra, Con los santos no se juega, revisito mis recuerdos infantiles para investigar cómo la espiritualidad afrocaribeña dio forma a mi vida. Nací en un ambiente en que, a pesar de que eran un tabú, los rituales y el pensamiento mágico jugaban un papel importante. Las prácticas espirituales de Brua y Las 21 Divisiones, con los que mis parientes estaban involucrados secretamente, despertaron mi curiosidad. Estas religiones sincréticas nacieron de la fusión de la influencias católicas, africanas e indígenas. A menudo la dualidad juega un papel fundamental, ya que los santos y los espíritus tienen poderes que pueden ser invocados para el bien o para el mal. Para mantener esas fuerzas en equilibrio, hay todo una serie de preceptos y rituales de limpieza y protección.

En la película combino historias con poesía e imágenes poéticas que dan una idea de la cultura espiritual afrocaribeña. Por ejemplo, hay una parte de voz en off donde cuento cómo siendo un bebé mi abuela me bañaba con agua azul para liberarme de la energía malvada. Mientras cuento la historia, recreo el agua de esos baños. Y pegada a esta escena hay otra que aborda una idea más abstracta, la de sentir siempre la necesidad de una limpieza espiritual. Intenté reunir todas esas historias e ideas para pintar un cuadro de la experiencia colectiva.

C&: ¿Cómo es la recepción de su trabajo en Europa y el Caribe?

KO: En 2018 estuve bastante ocupado y me siento agradecido. Tuve oportunidades de exhibir mi obra, me nominaron para varios premios e hice muestras en museos importantes como el Stedelijk Museum Schiedam y el Nederlands Fotomuseum. También firmé contrato con una galería. Todo pasó muy rápido. En fin, puedo decir que la recepción de mi obra es muy buena en Europa. Creo que el modo en que se presenta despierta curiosidad en personas que vienen de otro contexto cultural.

En el caso de la gente del Caribe, la recepción es muy interesante. Se produce un diálogo interesante sobre las tradiciones ocultas y la descolonización. Y también he advertido que se habla mucho del autodescubrimiento y de la actualización de las identidades personales.

C&: ¿Y qué más hay en proceso?

Ahora estoy haciendo una investigación sobre la homosexualidad en Curazao A mi modo de ver, en la isla hay un problema de homofobia enorme y cuando yo crecí allí sentí que no había un lugar para que yo pudiera existir. El resultado es que esa identidad no tiene una representación «apropiada». Como si ser de Curazao y ser gay fueran cosas incompatibles . Con mi obra quiero explorar la integración de esos dos elementos y descubrir a través de la literatura, de experiencias personales y relatos qué es la identidad y trasladar eso a es un una obra plástica.

Kevin Osepa nació en 1994 Willemstad, Curazao Actualmente vive en Utrech, Holanda. Crecido en Curazao, es fotógrafo y en su obra aborda la propia identidad y la de los jóvenes afrocaribeños en un mundo poscolonial. Las imágenes que crea y las historias que cuenta están muy influidas por lo que vivió en su infancia. Si los temas que indaga son autobiográficos, su obra resulta casi un estudio antropológico. Recurriendo a diferentes técnicas experimentales, Osepa crea coloridas historias visuales que exploran la religión, la familia y la diáspora africana.

www.kevinosepa.com

Entrevista de Will Furtado.

Traducción del inglés de Nicolás Gelormini

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