La fotógrafa y artista mexicana Koral Carballo habló con Contemporary And América Latina (C&AL) sobre el legado y el presente afro en México, el activismo artístico como herramienta de sensibilización y el descubrimiento de la propia identidad.
Koral Carballo, de la serie Siempre estuvimos aquí, capítulo I, “Aquí no hay negros”. Cortesía de la artista.
Koral Carballo, de la serie Siempre estuvimos aquí, prólogo: “El misterio del disfrazado”. Cortesía de la artista.
La artista Koral Carballo, nacida en Veracruz, México, en 1987, examina en sus trabajos fotográficos narrativas visuales relacionadas con la identidad, la violencia y el territorio, además de expandir las fronteras de la fotografía desde el periodismo, las artes visuales y lo documental. Su proyecto Siempre estuvimos aquí (en curso desde 2017) está dedicado a la afrodescendencia en México y se propone reconocer la vida cotidiana, lo que queda de las tradiciones y la identidad afromexicana a través de la fotografía documental, fotos familiares e intervenciones visuales. Hablamos con Carballo sobre su proyecto.
C&AL: ¿Cómo y cuándo surgió Siempre estuvimos aquí?
Koral Carballo: El proyecto surgió de una manera muy inconsciente al principio. En 2014 yo era reportera gráfica y sentí el impulso de visitar Coyolillo, un pueblo al norte del estado de Veracruz. Cuando llegué y comencé a conversar con los vecinos del pueblo, empecé a preguntarme cosas sobre mí misma, a conocerme, a identificarme y a entender. Cinco años después me doy cuenta de que el impulso que me llevó a Coyolillo era la necesidad de buscarme a mí misma. Para mí, esto ha significado descubrir la afrodescendencia, algo que siempre había estado conmigo y con mi familia, pero de lo que no se hablaba.
En Coyolillo me encuentro con referencias muy familiares, y en ese sentido, a mí misma. Yo vengo de una familia humilde que no tenía acceso a la fotografía y de hecho no tenemos un álbum familiar, así que cuando hago fotografías de los habitantes de Coyolillo siento que estoy fotografiando eso que nunca he podido ver. Mi familia simbólica.
Vengo de una familia humilde que no tenía acceso a la fotografía y de hecho no tenemos un álbum familiar, así que cuando hago fotografías de los habitantes de Coyolillo siento que estoy fotografiando eso que nunca he podido ver. Mi familia simbólica.
C&AL: ¿Crees que existe hoy en día una conciencia del pasado afromexicano entre la población de México?
Koral Carballo: Creo que estamos pasando por un despertar de la consciencia afromexicana, pero todavía hay mucho por hacer para poder resarcir la deuda histórica del Estado mexicano con la población afro. Los activistas afromexicanos son los que están impulsando este movimiento de concienciación y, la verdad, se agradece que estén activando este tipo de epistemologías entre los ciudadanos de a pie, porque la academia generó mucha investigación en torno a las poblaciones afrodescendientes, pero se quedaba ahí. De algún modo quiero insertar mi proyecto dentro del activismo artístico, porque al fin y al cabo habla de la historia negra y las personas afrodescendientes deben tener acceso a su propia historia.
C&AL: El primer capítulo de tu proyecto se titula «Aquí no hay negros», y se refiere a la negación de las raíces africanas en la sociedad mexicana. ¿Cuán grave es esa negación hoy?
Koral Carballo: En México tenemos gente que se reconoce abiertamente como afrodescendientes, pero también los hay quienes no lo hacen. Hay personas que son más “morenitas” y que te dicen: “No, ¡aquí no hay negros!”. También tenemos en el vocabulario popular la expresión “Estás negro”, que significa que eres feo. Lo bueno es que, al menos en Coyolillo, los jóvenes están impulsando movimientos de aceptación de la afrodescendencia y cuestionamiento de los cánones de belleza.
Este año va a ser histórico porque se va a hacer el censo de población y, por primera vez después de más de 500 años, se va a contar a los afrodescendientes. El 31 de julio de 2019 hubo un reconocimiento constitucional, pero el censo va a ser significativo para que las políticas publicas avancen. Sin embargo, todavía falta mucho para que la gente empiece a autonombrarse y no negar nuestra raíz afro.
C&AL: ¿Cuál es la recepción de tu trabajo en el mundo del arte en México? ¿Hay interés y planes concretos por crear espacios inclusivos para artistas afro o indígenas?
Koral Carballo: La verdad es que el año pasado fue la primera vez que mi trabajo se expuso en mi país. Lo hice en el Zócalo de Puebla, donde hay una gran población de afrodescendientes. Fue una experiencia muy interesante porque al estar en un espacio público, el trabajo interpelaba a mucha gente.
C&AL: Parece haber un reconoce institucional de la afrodescendencia mexicana, pero más allá de esto, ¿existen convocatorias públicas específicas para artistas afro, y si las hay, cómo son recibidas?
Koral Carballo: Hay muy pocos artistas que se autodenominan afromexicanos. Lo importante es que, con el activismo, aquellos que sí lo hacemos, fomentamos el reconocimiento entre los más jóvenes y les damos herramientas para que puedan contar sus propias historias.
C&AL: En los últimos años parecería haberse instaurado una especie de “moda” entre artistas y agentes culturales internacionales que no son de descendencia afro o indígena, y que tratan estos temas. ¿No es problemático? ¿Cuál es la frontera entre ser aliados y ser oportunistas?
Koral Carballo: Yo creo que en este tema necesitamos aliados, definitivamente. Al principio, cuando yo no sabía nada de mi origen, yo me sentía como una aliada; tras el tiempo y el proceso de reconocimiento, se ha convertido en algo parte de mí y por lo cual, quiero hablarlo.
Con el tiempo me doy cuenta de que cada uno de nosotros tenemos un bagaje que hace que nos vinculemos a este tema por algún motivo, no sólo estamos aquí porque está de moda. Lo interesante es ver desde dónde nos vinculamos, por qué realmente nos interesa investigar el tema, discutirlo. Seguramente habrá oportunistas, pero también hay gente muy interesante. Por ejemplo, el académico Gonzalo Aguirre Beltrán, un antropólogo mexicano de fenotipo caucásico, fue pionero en los estudios sobre afrodescendencia en México. Gente como él son definitivamente aliados y su trabajo sensibiliza a más gente.
C&AL: ¿Cuáles son tus planes artísticos para el futuro?
Koral Carballo: Primero terminar el proyecto, pues aún tiene dos capítulos abiertos: el tercer capítulo, que desea analizar la ruta afrodescendiente desde una reinterpretación histórica, y el cuarto, que tiene que ver con la lucha y el activismo afromexicano. Hace un tiempo conocí a Sergio Peñalosa, uno de los pioneros de la lucha afrodescendiente en Costa Chica, en el estado de Guerrero. Él me comentó que estamos asistiendo a un relevo generacional, y me di cuenta de que en Coyolillo tengo amigos jóvenes que están tomando las riendas de la lucha afro. Ese coraje me parece increíble y muy inspirador y por eso quiero incluirles en el proyecto.
A la vez estoy preparando una intervención callejera en Coyolillo. Tomo retratos de la personas afromexicanas, pero también hablamos sobre qué le interesa, como les gustaría verse, etc. Estoy trabajando en la creación de la propuesta expositiva con ellas porque me interesa que se sientan representadas y queridas. Durante la exposición quiero realizar una activación que se convierta en el quinto capítulo de Siempre estuvimos aquí. Es un proyecto abierto y vivo. De broma siempre digo: llegué a Coyolillo en el 2014 y no me he podido salir.
Raquel Villar-Pérez, quien hizo la entrevista, es una curadora y autora de arte española que vive en el Reino Unido.