A los 38 anos, Marielle Franco vivía un momento de protagonismo político gracias a su actuación en defensa de causas sociales, de derechos humanos y de los intereses de las minorías. Concejala del PSOL, uno de los partidos de izquierda de Brasil, la socióloga, mujer negra, lesbiana y periférica, criada en la favela da Maré, fue alcanzada por cuatro tiros de fusil en un calle de la región central de Río de Janeiro.
Estaba volviendo a su casa a eso de las 21h, después de participar de una de las tantas reuniones de su extensa agenda. Al volante, el chofer Anderson Gomes, fue alcanzado por tres tiros y también murió de inmediato. Sentada en el asiento de atrás al lado de la concejala, la periodista Fernanda Chaves, asesora de Marielle, resultó ilesa.
Un año después del hecho, se detuvo a un policía retirado y a un ex policía, acusados de haber ejecutado el crimen. El policía retirado Ronnie Lessa habría efectuado los disparos, mientras el ex policía Élcio Vieira de Queiroz conducía el vehículo que persiguió al de Marielle, alcanzado por 13 tiros.
El crimen brutal sacudió a Brasil y al mundo y dio visibilidad internacional a la voz potente de Marielle, que, recién iniciada en la política, militaba por las reducción de las desigualdades sociales en Brasil y no dudaba en enfrentar al crimen organizado de la llamada “Cidade Maravilhosa”. En las favelas de la metrópolis, el crimen organizado actúa como un poder paralelo personificado en lo que se conoce como “milicias”.