Historias afroatlánticas

Pluralizar narrativas

Con 450 trabajos de 214 artistas y ocho ejes temáticos, una exposición realizada en dos importantes espacios de arte de São Paulo revela la compleja red de relaciones sociales en torno al arte producido por negrodescendientes.

Diáspora Africana en estaciones de metro y paradas de buses

Diseminadas en diversos puntos de la ciudad distantes del MASP y del Instituto Tomie Ohtake, hay publicidades de difusión de la muestra en estaciones de metro y paradas de buses. Sería interesante saber hasta qué sitios llegó esa publicidad, pues la muestra es la mayor exhibición realizada en Brasil sobre la temática de la Diáspora Africana que reúne las Américas, África y el Caribe y refleja los efecto del tráfico de negros y las marcas que dejó en las respectivas culturas locales.

Entre las imágenes de difusión en el espacio público, están los retratos João de Deus (2018) y Zeferina (2018), del joven artista del estado de Goiás, Dalton Paula, nombre importante en el arte afrobrasileño contemporáneo. Con perspicacia, Paula pone un rostro a los liderazgos negros del pasado cuya apariencia desconocemos. Y al penetrar en el espacio urbano, su obra encuentra otras imágenes, como las de personas negras en las publicidades convencionales de las líneas de metro y paradas de buses. Esa presencia visual hoy está relativamente naturalizada, aunque todavía haya mucha gente a la que incomoda la imagen positiva de personas negras.

¿Una moda más?

Cuando se abrió la muestra, en las redes sociales circuló una provocación que hablaba de una supuesta «moda» de las exposiciones con temáticas afrocentradas. La insistencia en el uso de la palabra «moda» muestra la reacción de algunos frente al hecho de que una institución de la envergadura del Masp/Tomie quiera renovar su presencia en la ciudad exhibiendo otros artistas –algunos de ellos silenciados por mucho tiempo en su propio acervo– dándoles nuevas interpretaciones y, por lo tanto, nuevos sentidos.

¿Qué se hará cuando la «moda» pase? Esta pregunta puede responderse teniendo en cuenta la dinámica del universo de las artes, cuyo sistema promueve a algunos y remueve a otros. Es posible que esta «moda» pase, como pasaron, por ejemplo, el pop art o la moda de los cuadros de grandes dimensiones en la década del ochenta. Algunos nombres quedarán en circulación, mientras otros sólo serán reconocidos por grandes instituciones mucho tiempo después de que hayan muerto. Con suerte, algunas obras pasarán a formar parte de los acervos institucionales. ¿Cuántas obras hoy expuestas en Historias Afroatlánticas tuvieron relevancia histórica en el momento de su producción? ¿Cuántos artistas serán reconocidos por un público más amplio sólo a partir del momento presente?

Escasa presencia femenina

El negro como tema está presente en toda la exhibición y sería imposible detallar aquí la cantidad de artistas que se interesaron por el asunto y cuya abundancia causa alegría, pues significa ver por fin tantas cosas reunidas en un solo lugar. ¿Qué otra institución tendría aliento para articulas tantos préstamos de obras? ¿Cuántos museos brasileños lo harían?

Es importante notar que entre los artistas negros de proveniencia internacional predominan los hombres, y lo mismo ocurre en el caso de Brasil. Apenas está presente un pequeño grupo de artistas brasileñas negras contemporáneas: Aline Motta, Janaína Barros, Nádia Taquary, Rosana Paulino y Sônia Gomes. Con excepción de Taquary y Paulino, las demás apenas tienen expuesto un único trabajo. La escasa presencia de mujeres, en un país donde hay varias artistas negras que están produciendo, se ve compensada por una programación paralela en el Instituto Tomie Ohtake, donde se iguala un poco la enunciación entre los géneros.

En este segmento, el programa de performances realizadas por reconocidas artistas contó con los trabajos E SE? Na fresta da certeza, o vermelho escuro, de Luciane Ramos; Sobre o papel branco (black process), de Michele Mattiuzzi; Como construir baronatos, de Priscila Rezende; Axexê de A Negra ou o descanso das mulheres que mereciam serem amadas, de Renata Felinto. La integración de Luciane Ramos en este campo de las artes visuales es importante, porque pone en tensión cuestiones como la disciplina corporal y los modos de narración en la performance.

Piezas de la colección

Si bien la exhibición de la producción negra del pasado y del presente es importante, ya que es un modo, aunque tardío, de reconocer la creación plástica a lo largo del tiempo, es necesario ir más lejos, y eso sólo se hará efectivo cuando parte de las obras de los artistas negros deje de ser identificada como «colección del artista» o de la galería que los representa y pase a formar parte de la colección del MASP.

Las exposiciones temporarias son importantes, pero sin acervos, las otras versiones de la historia no pueden ser contadas, como la propia exhibición demuestra. En un país que todavía tiene personas que trabajan bajo un sistema análogo al de la esclavitud, sin duda éste sería un momento decisivo para integrar obras, en especial de artistas afrobrasileños, al patrimonio del MASP, para fomentar su circulación dentro y fuera de Brasil, garantizar que las conozca más gente y, por último, contar otras historias olvidadas o intencionalmente ocultas que esperan nuevas oportunidades para entrar en escena.

Alexandre Araujo Bispo es antropólogo, crítico, curador independiente y docente.

La muestra Historias Afro-Atlánticas fue exhibida en el Museo de Arte de São Paulo (MASP) y el Instituto Tomie Ohtake entre el 28 de junio y el 21 de octubre de 2018.

Traducción del portugués de Nicolás Gelormini

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