Desde su 8º edición, el Festival de Arte Contemporáneo Sesc_Videobrasil se concentró en la escena artística poco representada del sur geopolítico. Ahora, en su 20º edición, el festival no sólo abre su convocatoria a artistas de Medio Oriente o Grecia, sino que, más allá de límites geográficos, también amplía su percepción del concepto de arte.
Emo de Medeiros, Kaleta-Kaleta, 2013-2017, videoinstalación en tres canales, cortesía de Sesc_Videobrasil.
Ana Mazzei, Speech about the Sun (Discurso sobre el sol), 2015. Instalación. Cortesía de Sesc_Videobrasil.
Ícaro Lira, Museu do Estrangeiro (Museo del extranjero), 2015-2017, instalación. Cortesía de Sesc_Videobrasil.
Filipa César, Transmission from the Liberated Zones (Transmisión desde las zonas liberadas), 2015, video. Cortesía de Sesc_Videobrasil.
Jaime Lauriano, Morte Súbita (Muerte súbita), 2014, video. Cortesía de Sesc_Videobrasil.
Barbara Wagner y Benjamin de Burca, Faz que vai (Hace como que va), 2015, video. Cortesía de Sesc_Videobrasil.
Desde su inicio en 1983, el Festival de Arte Contemporáneo_Videobrasil jugó un papel central en la afirmación de la presencia del video en la esfera institucional y como plataforma para la producción artística que proviene de fuera del circuito occidental. Así, en su 20º edición, el nombre del festival puede sonar un poco anacrónico: las obras no se conectan exclusivamente con videos ni se limitan a la producción brasilera. Denominaciones aparte, es notable un programa gracias al cual el festival ha revisado constantemente su mirada a lo largo de treinta y cuatro años. A partir de la 8º edición, se comenzó a definir un foco orientado a la escena artística poco representada del sur geopolítico. Más recientemente, los curadores hicieron de su evento una plataforma del Sur Global, un término complejo cargado de significados y definido por una variedad de prácticas más allá de los límites geográficos.
Esta misma condición propicia un necesario y constante debate sobre los criterios que se aplican a los países en los que nacieron o viven los artistas que se postulan a las diferentes convocatorias. Actualmente las regiones admitidas son Latinoamérica, África, partes de Asia, el Medio Oriente y Europa Oriental. En la pasada 19º edición, la agitación económica le permitió a Grecia ser incluida. Para la actual edición, se agregaron países de habla portuguesa, incluido Portugal dada su condición país periférico dentro de Europa.
Inaugurada el 23 de octubre de 2017 y abierta hasta el 14 de enero de 2018, esta edición es más pequeña que su predecesora, la de 2015, que se había destacado por la inauguración del Galpão VB, la nueva sede de la Associação Cultural Videobrasil, donde se llevó a cabo una de las tres exposiciones. Con la presencia de más de cincuenta artistas de veinticinco países, la muestra única de este año, Panoramas del Sur, y las actividades paralelas se concentraron en el SESC Pompeia, una antigua fábrica y proyecto arquitectónico de Lina Bo Bardi.
Aunque los videos todavía tienen un papel dominante, en los diferentes espacios están armónicamente balanceados con otros medios. El diseño de la muestra explora astutamente lugares no convencionales para instalaciones sutiles, como las barras de ballet de Ana Mazzei (A Barra de ballet está livre, 2016), desplegadas en el vestíbulo del teatro. También tiene una ubicación interesante Museu do Estrangeiro (2015-17), de Icaro Lira, un proyecto en curso donde el artista trabaja con refugiados e inmigrantes de São Paulo. El festival lo presentó en el galpón donde se hacen los talleres, en diálogo con la propuesta original de ese lugar como espacio de intercambio creativo entre diferentes grupos de trabajo.
Uno de los seis ejes temáticos concebidos por Solane Farcas y los curadores invitados Ana Pato, Beatriz Lemos, Diego Matos y João Laia es la memoria y las historias invisibles. Un concepto compartido entre Ícaro Lira y la artista portuguesa Filipa César, que presenta una de las obras más impactantes de la exposición. Galardonada con el premio Sesc Art Collection Acquisition, la película ensayística de César, Liberated Zones (2015) arroja una luz sobre un oscuro episodio de la guerra de Guinea Bisáu contra el poder colonial de Portugal: el material son imágenes filmadas por realizadores suecos que apoyaron la declaración de independencia de la guerrilla del Partido de Liberación Africana (PAIGC). Combinando entrevistas y diferentes clases de material de archivo y haciendo que un joven narre los hechos desde su perspectiva actual, César construye lo que ella llama «archivos del presente» y explora elementos visuales que refuerzan dichos aspectos. En la misma línea, la artista presentó una proyección pública y una performance con Sana Na N’Hada.
Los dos artistas trabajaron juntos en la restauración de un archivo deteriorado del Instituto Nacional de Cine de Guinea-Bisáu, que incluye un documental inconcluso que fue rodado después del independencia del país en 1974. N’Hada fue uno de los realizadores de esa película, rodada después de que el líder anticolonial Amílcar Cabral lo enviara a él y a otros miembros de las áreas liberadas a Cuba, en los años sesenta, para hacer una práctica en el instituto de Santiago Álvarez.
Abordando problemáticas similares del pasado colonial de África y del diálogo cultural transnacional, el artista de Benín radicado en Francia Emo de Medeiros fue otra interesante sorpresa del 20º festival. Su atractiva videoinstalación Kaleta/Kaleta (2013-2017) recrea el ritual de la fiesta cultural homónima que se hace en su país. Para esto reúne elementos como máscaras y música afrobeat a la vez que establece un paralelo con el carnaval brasilero. La conexión histórica entre Brasil y Benín es un hecho conocido: el país africano era el inicio de la ruta más transitada hacia Sudamérica del comercio esclavista transatlántico.
Aunque ninguna de sus obras desplegadas en el festival fue una sorpresa para el público local, de la escena artística brasilera los nombres más fuertes son los de Jaime Lauriano y el dúo de Bárbara Wagner y Benjamin de Burca. También galardonada con el premio Sesc Art Collection Acquisition, Faz que Vai (2015), de Wagner y De Burca, discute de modo brillante la reinvención cultural y la circulación de la cultura de masas mediante la documentación de una joven generación de bailarines de frevo.
En sus performances, esa manifestación tradicional del carnaval del nordeste de Brasil se revela como ya contaminada con otros ritmos populares como el funk de Río de Janeiro. En consecuencia, se cuestiona la idea misma de permanencia de la cultura tradicional local, sea como resistencia o como postura conservadora, un tema delicado en los debates sobre el Sur Global desde una perspectiva cultural.
Nathalia Lavigne es curadora, crítica de arte y periodista. Vive en São Paulo, Brasil. Actualmente, es doctoranda de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de São Paulo (FAUUSP).
El 20º Festival de Arte Contemporáneo Sesc_Videobrasil se realizó en enero de 2018 en Sesc Pompeia, São Paulo, con exhibición de obrasy videos, lecturas abiertas, encuentros y charlas con artistas y curadores.
www.site.videobrasil.org.br
Traducción del portugués de Nicolás Gelormini