Conversación con

Tadáskía: mi trabajo tiene vida propia

A través del dibujo y la pintura, Tadáskía explora la relación entre figuración y abstracción destacando el misticismo y también a las personas negras y disidentes de género. En la Bienal de San Pablo, la artista presenta páginas de su libro espacializadas en una sala, que combinan escritos bilingües con dibujos de figuras que parecen emerger del inconsciente.

C& AL: Las líneas torcidas y curvas trazadas en las páginas pueden describirse como el gesto matriz de la obra. ¿Cómo ves la conexión de las líneas y formas con la temática de Ave Preta Mística?

T: Al final de Ave Preta Mística digo lo siguiente: “Admito el error constituyente de todo el vuelo, rediseño las rutas de mi sensibilidad otra vez”. No hay modo de saber con exactitud. No hay una explicación exacta de cómo establecer los vuelos, de cómo la Ave Preta Mística va a establecer los vuelos para que nosotros podamos entender algo como correcto o equivocado. Entonces, admitir el error es también indicar que podemos volar en líneas torcidas. Que podemos…. y que el ave, en cierto modo, muestra que es posible poner rumbo a determinado destino, a determinado lugar, a la libertad, de una forma no rectilínea, de una forma que dobla, de una manera que vuelve necesario, en cierto modo, admitir que el error es constituyente, que el error forma parte del vuelo. Cuando dibujo cierro los ojos, tengo la costumbre de cerrar y abrir los ojos. Lo que se pone en juego en el dibujo es el movimiento de la mano y cómo el papel o la superficie van a recibir ese vuelo, ese juego de la línea. Y en muchas ocasiones la línea se tuerce hacia un lugar que yo no había percibido, porque, como estoy con los ojos cerrados, la línea va para lugares que, aunque yo crea que era un lugar que había imaginado, cuando abro los ojos, resulta ser otro lugar o las líneas se enmarañan. Entonces hay una mezcla de lo que imaginé y reconocía con lo que imaginé y no reconocía. Y tengo la sensación de que el texto también tiene cierta ambigüedad. En verdad, el texto y la imagen conversan.

C& AL: ¿Y de qué forma se relaciona eso con tu identidad artística?

T: Siento que no es mi identidad lo que está en juego en el libro. Siento que en la transformación de esa ave, que parece incorporar mi voz, en realidad yo estoy incorporando la voz del ave. En determinado momento, para mí es importante entender que el ave y los dibujos incorporan al propio dibujo y a la voz propia del texto, que existe esa voz, no una voz universal, sino una voz que está agrupada en determinada sensaciones y que puede ser yo u otra persona, un animal, un ser místicos, un ser encantado.

Entonces, en cierta medida, eso tiene relación con mi historia, pero tiene relación con otras historias que se asocian también a una figura que no es meramente terrena, que no es completamente material, es decir, que tiene cuerpo pero también se descorporiza, que aparece, que desaparece, que se esconde, como todas las sensaciones.

C& AL: La dinámica de revelación y ocultamiento, de visible e invisible, de lo que está a la vista y lo que se esconde “entre” una cosa y otra es una característica presente en tus trabajos, y esto crea nuevos sistemas que estimulan la libertad imaginativa. Aparte de eso, mencionas la importancia del movimiento en el espacio entre abstracción y representación. Siendo así, ¿podemos decir que el aspecto místico es el elemento basal de tu proceso creativo?

T: Lo místico en ese sentido, que recientemente logré comprender, tiene que ver con aquello a lo cual nos podemos aproximar con los ojos cerrados, es decir que es necesario ver de otro modo, sentir de otro modo. Siento que esa relación de algo que parece abstracto o figurativo, en realidad, es una dinámica entre determinadas palabras que conforman un campo del arte. Dentro del campo del arte hay esos términos que hacen que la gente mire algo y hable de algo a partir de determinado lugar. Pero cuando estoy dibujando siento que surgen cosas múltiples, cosas múltiples que podemos ver. Hay una mezcla de paisaje, figura, juego de lineas, de color y de forma. No sé si siempre se trata de esa dinámica de figuración y abstracción. Porque la mayoría de las veces, logramos ver algo. Y bueno, la abstracción muchas veces es abstracción por la abstracción y siento que mi trabajo no es abstracción por la abstracción ni figuración por la figuración. Pero hay muchas figuras, muchas formas y ese camino que he recorrido, que la gente asocia con lo visible e invisible, es, debido a esa relación, hasta imposible de explicar.

Para mí, lo invisible se relaciona con la imposibilidad de explicar todo lo que vemos o todo lo que sentimos. A veces necesitamos… Yo, por lo menos, lo he comprendido: es necesario relacionarse con la vida también de un modo emotivo, sensible, ya que no podemos cumplir con todo, no podemos resolver todo, explicar todo. Porque las cosas todavía están siendo sentidas, las cosas todavía están siendo vividas y es necesario tener una reunión, un grupo de sensaciones, de formas, de líneas, de colores, para llegar a una palabra nueva o para llegar a un nuevo dibujo, o a una canción, un video, una escultura. Porque si la imaginación trabaja con las cosas invisibles y con la transformación de la imposibilidad en posibilidad, el dibujo se va produciendo del mismo modo.

C& AL: Tu investigación y producción artística convoca experiencias imaginativas de la Diáspora negra y habla sobre encuentros familiares y extraños. ¿Cómo incorpora en su trabajo los procesos de cruce cultural, multilingüístico y multiétnico, que transitan en ese ejercicio de la memoria y de la imaginación?

T: Eso tiene que ver con los grupos en los que fui participando. Los grupos de la escuela, los proyectos sociales, de la iglesia, de la universidad o de mis viajes. Creo que el tránsito forma parte de la vida, igual que el error. Creo que es muy importante equivocarse. Porque los niños también se equivocan. Entonces después aprenden del error, ¿no?

Esa situación de estar deseando la libertad sin conocerla, cuando naces sin conocerla, cuando naces sin ser libre, pero sabes que existe una condición que es la condición contraria a la de estar presa. Y no llamas libertad a eso pero imaginas que existe algo que sucede cuando no estás presa y comienzas a desear no estar más en esa condición y comienzas a dirigirte hacia la libertad o a crear herramientas para la libertad. Pero a veces no consigues crear esas herramientas con aquello que es material, físico.

Cada vez que viajo, parece que me encuentro con nuevas sensaciones. Y entonces, de algún modo, puedo encontrar un grupo de palabras. No para explicar esas sensaciones, sino para, en cierto modo, agregarlas. Y acompañar.

C& AL: En esta bienal, la imposibilidad se destaca como un hilo conductor y criterio central en la selección de los participantes. ¿Cómo fue tu experiencia de participar de la 35ª Bienal de San Pablo? ¿Cómo ves la presencia de la imposibilidad en tu propio trabajo artístico? ¿Cuál es la importancia de desafiar lo imposible en tus creaciones y cómo ese abordaje se manifestó a lo largo de tu trayectoria artística?

T: Creo que mi vida se ha vuelto más posible. Inclusive, no tenía consciencia de muchas cosas existenciales que mi trabajo me presentaba desde hacía tiempo. Eso es muy interesante . Por eso pienso que el trabajo tiene vida propia. Porque, ¿quién diría que, viniendo de las circunstancias de vida de las que vengo, yo iba a tener esas ganas de seguir dibujando, de seguir haciendo cosas en las que nadie veía valor ni estaba interesado? Hasta hace algún tiempo, la gente consideraba feos mis dibujos, ¿sabes? Desde niña yo imaginaba que tendría alas, que sería un caballo alado, que volaría como un ángel y oigo a mi mamá agradeciendo y hablando con la estrellas, con los santos, con las divinidades y con las figuras que ella ve de modo material.

Siento que la imposibilidad fue y es una marca muy específica y social. La imposibilidad existe, está establecida y se da bajo formas cotidianas y es casi un ente. En algún momento es casi un pariente, casi se sienta en tu mesa de todos los días si la dejas. Ella realmente se siente y come contigo. Forma parte de tus sueños y, al mismo tiempo, la imposibilidad puede ser lo que te limita. Podemos ver la imposibilidad como un limitador social, un limitador político, un limitador socioeconómico, un limitador de nuestro baile, un limitador violento. Porque lo imposible tal vez sea lo que nosotros ni imaginábamos que sería posible hacer, y como vivimos con la imposibilidad, pensamos que son posibles únicamente determinadas cosas. Entonces hay, de nuevo, una ambigüedad, convives mucho tiempo con la imposibilidad, vives y duermes con la imposibilidad y, de repente, la imposibilidad está tan presente que comienza a mostrarte sus posibilidades y comienzas a conocer lo extraño dentro de esa zona que te limitó. Yo necesito viajar, atravesar un bosque, incluso a pesar de que nadie de mi familia lo haya atravesado. En fin, eso, creo, me llama.

Y entonces, de repente, te ves niña, pensando que vas a tener alas, pensando que algún día vas a estar al lado de las estrellas o pensando que, en algún momento, tendrás un contacto o encuentro con animales de otro mundo y percibes que el mundo está hablando contigo. Igual que cuando yo estaba en la iglesia: un idioma de ángeles, un idioma de fuego.

A la Bienal me convocó un grupo que quería en cierto modo hablar conmigo en ese idioma oculto del que hablé, y que en cierto modo no parte de una misma sensación sino, otra vez, de una cosa que viene en es momento, pero que en otro momento se puede alejar, pero que para ese momento era interesante, era importante. Nunca había ido a ninguna bienal antes, esta es mi primera bienal como artista y como visitante, y creo que la curaduría tiene ese papel de reunir movimientos y no de decir una sola cosa, sino de que haya proliferación, ¿no? Ay, no sé, me quedé sin palabras.

Tadáskía (Río de Janeiro, Brasil, 1993. Vive en Río de Janeiro) trabaja con dibujo, fotografía, instalación y tejidos creando paisajes imaginados y místicos. A través de su investigación y producción, la artista busca elaborar también las experiencias imaginativas de la Diáspora negra en torno a los encuentros familiares y extraños.

Izzadora Sá es especialista en Comunicación y Cultura. Actualmente vive en Caravelas, Bahía. Creció inmersa en las influencias culturales de los suburbios de Río de Janeiro y de una ciudad del interior llamada Alagoinhas, en el estado de Bahía. En su trabajo combina diversas técnicas y prácticas artísticas y de investigación, incluyendo el video, la performance y las artes plásticas. De forma crítica, sus obras reconfiguran memorias, especialmente las afroatlánticas y disidentes sexuales y de género, construyendo nuevas narrativas que evocan otras temporalidades. Encuéntrenla en LinkedIn. 

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