El Sol Scène de Haití busca fomentar la consciencia social a través del arte. Su proyecto RCHD se enfoca en fomentar el diálogo, la cooperación y la fraternidad entre haitianos y dominicanos. Dirigida por Daphné Menard, la asociación pone énfasis en el poder transformador del arte para abordar divisiones de larga data entre comunidades vecinas.
Foto tomada durante uno de los talleres de RCHD, titulado Introduction a l’art du Djin, 2023. Foto: Michael Formilus/Sol Scene.
El Sol Scène de Haití busca promover la consciencia social utilizando el arte. Su proyecto RCHD se enfoca en fomentar el diálogo, la cooperación y la fraternidad entre haitianos y dominicanos. Dirigida por Led by Daphné Menard, la asociación pone énfasis en el poder transformador del arte para abordar divisiones de larga data entre comunidades vecinas.
En 2018, una asociación con sede en Haití conocida como Association Culturelle Sol Scène lanzó un proyecto consistente en una serie de residencias artísticas transdisciplinarias en torno a la Masacre del Perejil, de 1937, en la que decenas de miles de haitianos fueron asesinados por orden del dictador dominicano Rafael Trujillo. La idea era reunir artistas haitianos y dominicanos cuya obra sobre este tema podría crear un espacio para el diálogo y la reflexión en torno al traumático episodio de la historia de la isla.
El reconocido éxito de esta iniciativa dentro del escaso intercambio cultural y artístico entre las dos naciones creó el marco para lo que ahora es un evento anual conocido como Reencontres de Creacion Haitiano-Domincaine / Reencuentros de Creación Haitiano-Domincanos (RCHD). Este complejo evento, cuya tercera edición está prevista para enero de 2024, abarca varios meses de laboratorios artísticos, talleres, charlas, proyecciones, conferencias, exhibiciones y demás, a los que son invitados a participar artistas haitianos y dominicanos de formación muy variada. Una performance centrada en el conocimiento ancestral compartido y en la solidaridad fraternal, un taller que inicia en el arte del Djing a mujeres jóvenes haitianas y la proyección/debate de una película, precedida por el análisis de un realizador dominicano sobre las experiencias haitianas son ejemplos de la variedad de trabajos presentados en años recientes.
Detrás del proyectó está un joven artista transdisciplinario llamado Daphné Menard, director artístico de RCDH y fundador de Sol Scène. Junto con su devoto equipo de colaboradores, ha impulsado sin cesar el crecimiento de esta iniciativa, que hasta ahora ha sido acogida sobre todo en las capitales de los dos países. En una entrevista con C&AL, Menard comparte sus reflexiones sobre el proyecto, la próxima edición, el modo en que la inestabilidad sociopolítica de Haití ha afectado sus esfuerzos y el papel del arte en la mitigación de agravios entre pueblos separados.
Una rara foto del director artístico de RCHD, Daphné Menard, hablando ante un grupo. Créditos: ACSS.
C& América Latina: ¿Qué evaluación hace de la última edición del proyecto?
Daphné Menard: Trabajar en Haití es como trabajar en una isla que se mueve. La inseguridad que experimentamos nos forzó a cancelar algunas actividades que teníamos planeadas para le edición anterior, la mayoría iba a tener lugar en escuelas y universidades de Haití. Algunas de las conferencias, proyecciones, talleres y encuentros que habíamos establecido debieron trasladarse a la República Dominicana, lo que a su vez también constituyó un desafío. Trabajar de modo transfronterizo constituye en esta época un desafío especial, dada la actual situación sociopolítica, que dificulta conectar logísticamente ambos países. A pesar de estas dificultades, sin embargo, fue un evento con mucha fuerza, y fuimos capaces de llevar a cabo como corresponde las actividades que hicimos. La devolución que recibimos de los artistas y de otros participantes nos dio de verdad ánimos.
C&AL: La edición del año pasado se inspiró en el tema “Anacaona: Mujer y Resistencia”. ¿Qué tienen previsto para 2023?
DM: La próxima edición estará centrada en la obra de Jacques Viau, un joven poeta haitiano que murió en 1965 luchando contra la ocupación estadounidense de la isla que se produjo en aquella época. Su historia es cautivante, porque él nació en Haití y a los ocho años se mudó a República Dominicana, donde creció. Planeamos tener una muestra sobre su vida, y esperamos poder hacerla en Haití porque, aunque Viau es muy conocido entre los dominicanos, la mayoría de las personas de Haití no saben nada de él.
Su obra, además, es impresionante para tratarse de un poeta joven. Toma la isla como su tema y habla de la hermandad de los dos países y sus pueblos. Viau encarna una figura poderosa que puede promover el diálogo entre haitianos y dominicanos y por esa razón lo elegimos a él y a su obra como tema.
Cartel de uno de los laboratorios artísticos realizados en Santo Domingo (República Dominicana) como parte de la última edición del RCHD. Créditos: ACSS.
Trabajar en Haití es como trabajar en una isla que se mueve.
C&AL: En relación con eso, ¿qué podemos esperar de la próxima edición en cuanto a las actividades?
DM: Para esta edición, por ejemplo, uno de los laboratorios, llamado Viau en Chanson, reunirá a un cantante y a un compositor para que creen algo inspirado en la poesía de Viau y lo presenten al final del proyecto. Por ejemplo, otra actividad, Viau en Movement, se enfocará en la danza y el teatro contemporáneos.
Además, estaremos editando una revista que será la primera revista artística publicada en colaboración entre Haití y República Dominicana.
C&AL: ¿Cuál es el criterio para la inclusión (o exclusión) de determinadas formas artísticas?
DM: Tener experiencia en el teatro, la música y la danza. Como director creativo me parece importante que esos medios artísticos estén incluidos en el proyecto. Una cosa común a todas esas disciplinas es el cuerpo: en efecto, el cuerpo está en el centro de todo el procesos, y esa es la razón por la que hemos decidido -por lo menos hasta ahora- no trabajar con la pintura u otros medios. En lugar de eso, intentamos continuar con el escenario, con los medios escénicos, en los que el cuerpo puede estar presente.
Hasta ahora los artistas que hemos juntado han trabajado muy bien dentro de ese marco. El idioma no ha sido una barrera debido al cuerpo y a su capacidad de hablar por sí mismo. El cuerpo tiene esa habilidad de expresar más de lo que podemos decir a través del mero lenguaje: es una llave que abre todas las puertas.
Daphné Menard hablando en una conferencia de prensa en Puerto Príncipe (Haití) realizada este año (2023). Créditos: ACSS.
C&AL: En su opinión, ¿cómo puede el arte, a través de proyectos como este, ayudar a superar los agravios entre hatianos y dominicanos?
DM: Yo creo que esta clase de proyectos [RCHD] son importantes porque construyen una conexión humana. Y no me canso de subrayarlo. Construir esa conexión humana es una de las cosas principales que nos dan ánimo para seguir llevando a cabo este trabajo, que no siempre es fácil. Estoy verdaderamente interesado den ese proceso de curación del trauma a través del arte. Estoy interesado en la idea de que el arte puede ser una plataforma que -aunque la curación no sea completa- nos permite ir poniendo al descubierto el trauma incrustado en nuestras mentes y nuestros cuerpos; el trauma que surge de la pobreza, de la colonización y de la mera realidad de la isla. Entonces, en nuestro entorno concreto, pienso que el arte crea la posibilidad de conectar personas y les permite sumergirse más profundo en la historia colectiva de la isla así como en la de su propio país. Por ejemplo, hay cosas sobre la historia de Haití que entiendo mucho mejor desde que llegué a República Dominicana y lo mismo les pasa a artistas dominicanos que me cuentan cómo estar en Haití les permitió entender más sobre su propia historia.
Es importante subrayar, sin embargo, que esta conexión se da de manera dinámica. No se trata sólo de curar, se trata también de desarrollo. Esos vínculos entre pueblos de la isla crean la posibilidad de desarrollar nuestras redes. Por ejemplo, estar en República Dominicana me permitió conectarme con muchos artistas dominicanos y expandir mi red profesional y personal. Antes de eso, apenas si tenía alguna conexión con República Dominicana. La idea es que este intercambio les permita a otros artistas hacer lo mismo.
En este sentido, debo decir que, si creo que el arte tiene el potencial de llamar nuestra atención sobre temas importantes, también siento que, si no tiene apoyo alguno, le faltará el poder para hacerlo. Ninguno de los dos países de la isla tiene ninguna clase de política o fondo cultural que apoye nuestros esfuerzos. Esa falta de cooperación hace que nos resulte más difícil enfrentar los desafíos logísticos de los que hablé. También nos hace sentir que nuestros empeños son una gota de agua en el océano. Aun así, lo que me mueve es saber que, al inspirar al menos a una persona, podemos estar provocando una cascada de transformación.
Daphné Menard es un artista haitiano transdisciplinario y emprendedor social, formado en música y teatro. En años reciente, enfocó sus esfuerzos en construir puentes entre artistas y creadores haitianos y dominicanos.
Afonso Ivens-Ferraz es estudiante de periodismo. Interesado en la intersección entre artes, cultura y sociedad, su trabajo gira en torno a la música y el cine, con una sutil investigación de temas tan variados como las identidades marginalizadas, las subculturas urbanas y el poscolonialismo.
Translation: Nicolás Gelormini