En 2015, cuando participaban en una exposición colectiva en Río de Janeiro, las artistas visuales e investigadoras Isabel Löfgren y Patricia Gouvêa se encontraron con un fragmento del grabado Negras de Río de Janeiro (c. 1835), del pintor alemán Johan Moritz Rugendas (1802-1858). La escena en cuestión, que podía verse en la entrada de la galería carioca, mostraba a dos mujeres negras. Una de ellas, descalza, tenía una canasta de frutas y un niño a sus espaldas. La otra, que estaba vestida de forma elegante y aparecía junto a un baúl pequeño y con un libro abierto, podía ser interpretada como una profesora.
El cuadro de Rugendas, reflejo de la compleja cadena de relaciones dentro de la comunidad negra del Brasil esclavista del siglo XIX, inspiró a las artistas para iniciar una investigación sobre la maternidad en la esclavitud y sobre el papel de las mujeres negras en la historia de la sociedad brasileña. El resultado es la exposición Mãe Preta (Madre Negra), fruto de dos años de trabajo y que, inaugurada en 2016 en Río de Janeiro, pasó por Belo Horizonte y São Paulo y puede verse hasta el 9 de febrero en el espacio Chão SLZ, en São Luís do Maranhão.
Pasado y presente
Dividida en ocho módulos, la muestra transita entre pasado y presente. «La cuestión del racismo es parte de la sociedad brasileña y creo que tenemos que abordarla como algo histórico y no circunstancial», argumenta Löfgren. «Si entendemos la condición histórica de las mujeres negras en Brasil, su condición de mujeres nacidas libres que después fueron esclavas y más tarde libertas (en nuestro caso, entender significa abordar ese recorrido a través de imágenes de archivos históricos, a través de las vidas de las heroínas negras, y a través de relatos de madres negras vivas) podremos encontrar algunas herramientas nuevas para pensar la composición de la sociedad brasileña y la persistencia de determinadas estructuras».