La fotógrafa y artista Nadia Huggins, quien vive y trabaja en la isla antillana de Saint Vincent, conversa con la curadora dominicana Yina Jiménez Suriel sobre el papel del océano en la imaginación de nuevos mundos y sobre el papel del fuego y la violencia en la creación del Caribe.
Nadia Huggins, Transformation No. 1. Fotografía digital, 2015. Cortesía de la artista.
La artista Nadia Huggins nació en Trinidad y Tobago y creció en Saint Vincent y las Granadinas, donde vive actualmente. Sus obras han sido exhibidas en exposiciones colectivas en Canadá, Estados Unidos, Trinidad y Tobago, Jamaica, Barbados, Etiopía, Guadalupe, Francia y República Dominicana. En 2019, su exposición Human Stories: Circa no Future tuvo lugar en la Now Gallery en Londres. Su obra forma parte de The Wedge Collection en Toronto, The National Gallery of Jamaica y The Art Museum of the Americas en Washington DC. Huggins es cofundadora de ARC Magazine y de la iniciativa One Drop in the Ocean, que tiene como objetivo crear conciencia sobre los desechos marinos.
Esta conversación entre Nadia Huggins y la curadora e investigadora dominicana Yina Jiménez Suriel se realizó, como Jiménez lo describe, “entrando y saliendo del agua”, a fin de “ejercitar lo anfibio en nuestros cuerpos”.
Yina Jiménez Suriel: Comencé a relacionarme con tu práctica en 2016 cuando hiciste la exposición Fighting the Currents en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo como parte del festival de fotografía Photoimagen. Lo que planteas en las obras que estaban en esa exposición me hicieron preguntarme cómo llegaste al arte.
Nadia Huggins: Empezó de una manera muy orgánica, me di cuenta de que en mi propia práctica no había explorado todavía aspectos de la vida marina bajo el agua con una cámara y quise investigarlo un poco más. Me compré una cámara subacuática y comencé a nadar todos los días para intentar capturar diferentes aspectos del mar y de mi propio cuerpo a través de esa experiencia. Con el tiempo, empecé a crear una repetición de imágenes que me ayudó a formular una narrativa con la que pude trabajar. Descubrí que la metáfora que usan los padres caribeños, “No luches contra la corriente, déjate llevar por ella”, correspondía a la idea que quería transmitir en mi obra. Así que empecé a construir un proyecto a partir de esa idea: pude fusionar orgánicamente dos imágenes para crear la serie Transformations, basada en cientos de imágenes que fui mezclando hasta crear las once piezas finales.
Nadia Huggins, Below the surface, Circa No Future, 2019. Cortesía de la artista.
YJS: Actualmente desarrollo un proyecto sobre prácticas artísticas en el Caribe insular que, desde la primera década del siglo XXI, se mueven hacia la “naturaleza”, entendida ésta como el lugar desde donde pensar y crear significados para subvertir las lógicas coloniales y neocoloniales existentes en la región. En tus fotografías, que yo también examino allí, apuntas al océano como espacio para imaginar presentes radicalmente diferentes a los actuales. ¿Podrías compartir algunas de tus reflexiones sobre tu relación con el océano?
NH: Mi punto de partida comenzó con un interés por observar una isla desde la perspectiva de quien está en alta mar. Cuando te quitas el peso de las construcciones sociales que parecen dominar nuestras narrativas a la hora de maniobrar nuestros cuerpos en tierra firme, te ves obligada a centrarte en los aspectos elementales y fundamentales de ti misma. La pregunta que me hacía cuando nadaba era «¿Qué es lo que me hace humana?». Creo que esto creó una idea general a partir de la cual pude trabajar. No estamos diseñados para sobrevivir en el mar. Así que creo que, instintivamente, como nuestros cuerpos están tan concentrados en buscar formas de mantenerse a flote y sobrevivir, se eliminan todas las demás construcciones que ocupan nuestras mentes, especialmente en tierra firme. La transformación se produce de forma natural. En mi caso, siento una mayor sensación de calma y concentración cuando estoy sumergida, la experiencia suele ser muy meditativa y mi conciencia de mí misma suele estar en su punto más álgido cuando estoy en el agua.
Nadia Huggins, Columna de ceniza de la segunda erupción del volcán La Soufrière, St. Vincent, vista desde Troumaca Bay, 3 de abril de 2021. Cortesía de la artista.
YJS: Pienso mucho en aquella idea de que “el Caribe comenzó en el fuego y continúa en el agua”. Cuando el volcán La Soufriere de Saint Vincent entró en erupción el 9 de abril de 2021, después de 42 años sin actividad, pensé en tu trabajo. Llevas un tiempo relacionándote con este volcán a través de la fotografía. ¿Qué piensas cuando lo ves activo y experimentas las implicaciones de la erupción?
NH: Creo que ver la erupción del volcán realmente consolidó en mí la idea de que la creación comienza con la violencia. He querido entender las formaciones insulares y, en cierto modo, he tratado de documentar y crear un registro de la forma en que la naturaleza toma forma en una isla, para que las generaciones futuras tengan algún tipo de referencia de ese momento de nuestra historia geológica, y de las etapas iniciales de las nuevas formaciones insulares. Al fin y al cabo, nuestras islas fueron en su día submarinas y, a través de millones de años de formaciones geológicas, ahora existen sobre el nivel del mar. Gran parte de este pensamiento se trasladó también a la forma en que percibía mi trabajo bajo el agua. Hay algo muy interesante en observar una isla mientras se flota en alta mar. Es esa comprensión de que por debajo del nivel del mar hay partes de la isla a las que no tenemos acceso, que son la base de estas formaciones que eventualmente se acumulan y crean suficiente masa de tierra para que nosotros nos asentemos. Es esa conexión directa con el núcleo de la tierra que no podemos ver, un lugar muy violento e inaccesible, aún más profundo, bajo el fondo del océano que nos conecta con el resto del mundo e informa la forma de nuestras islas. Con cada explosión que provoca una acumulación de ceniza y roca, esta forma cambia de manera muy leve en un mapa, pero afecta significativamente la manera en que fluyen los ríos e informa la propiedad de los nuevos límites de la tierra y el uso de la tierra en el futuro.
Nadia Huggins, Ashfall (Caída de ceniza), Byera, 17 de abril de 2021. Cortesía de la artista.
YJS: ¿Cómo era la comunidad artística de Saint Vicent antes de la erupción, cómo se encuentra ahora y de qué manera podemos contribuir quienes estamos fuera de la isla?
NH: Me parece que había una pequeña comunidad que se estaba venía formando poco a poco, especialmente en los últimos cinco años. La gente ansiaba una comunidad creativa y creo que la formulación de eventos como el Festival de Cine de Hairouna ha ayudado a crear ese espacio. Por supuesto, también hay grupos más pequeños e informales que están surgiendo. Creo que la erupción ayudó realmente a la comunidad creativa a entender su lugar en la sociedad y mucha gente se unió de forma bastante orgánica para formar grupos que tenían como objetivo principal ayudar a los desplazados del norte de la isla. Espero que después de la erupción estos grupos sigan reuniéndose y desarrollando nuevas ideas y formas de pensar sobre los tipos de trabajo que pueden crear para tener un impacto en San Vicente y las Granadinas. En cuanto a las otras islas del Caribe, me gustaría ver más intercambios entre artistas, ya sea a través de residencias, talleres y exposiciones. Creo que muchos de los artistas más jóvenes no están expuestos a la a este tipo de experiencias que les ayudan a desarrollar su propia práctica.
Yina Jiménez Suriel, curadora e investigadora especializada en estudios visuales. Piensa desde el movimiento, las visualidades y sus potencias para crear imaginaciones distintas de las actuales. Vive y trabaja en República Dominicana.