Para la edición impresa conjunta de C& y C&AL, Ecologías, Serine ahefa Mekoun habló con Kolektif 2 Dimansyon (K2D). En una época en que las tensiones sociales y políticas han aumentado, el grupo demuestra cómo la fotografía en Haití puede estar inmersa en acciones colectivas que brindan apoyo a la población vulnerable.
Forêt des Pins (Bosques de pinos), Revue Fotopakle II. Foto: Valérie Baeriswyl
Foto de instalación de la exposición KAZAL - Narrating Haitian Memories (2022) en Framer Framed, Ámsterdam. © Maarten Nauw / Framer Framed.
The work tools of a gold collector in Lakwèv, not far from the town of Mont-Organisé in the North-East department. On a small table are placed: a telephone, a magnet to extract the flakes from the gangue, some gold flakes and a scale. Photo: Jean Marc Hervé Abélard
Publicada en 2022, Urgence(s)-Ijans es el segundo número Fotopaklè, una revista bilingüe criollo/francés de ensayos fotográficos editada por el colectivo haitiano Kolektif 2 Dimansyon. Se centra en las crisis ambientales que testimonian la imposibilidad de salir del sistema defectuoso en el que el país ha estado atrapado por décadas. Serine ahefa Mekoun visitó, para C& América Latina, a uno de los integrantes del colectivo, el fotógrafo Réginald Louissaint, que nos habla de la importancia de la fotografía social en la creación de relaciones y el mantenimiento de la memoria.
C&AL: ¿Podría explicarnos cómo comenzó el proyecto y por qué dedicaron Urgence(s)-Ijans, el segundo número de Fotopaklè, a las cuestiones ambientales?
Kolektif 2 Dimansyon: Somos un colectivo que reúne a la nueva generación de fotorreporteros, cineastas, fotógrafos, escritores y editores de Haití. La idea de formar el colectivo, con el que empezamos en 2014, adquirió fuerza después del terremoto de 2010 y se centró en el deseo de apoyar el “punto de vista haitiano”, que debía ser más íntimo y estar más conectado con lo que el país encarna para nosotros en relación con los problemas que afrontamos. Queríamos contar nuestras historias en fotos y reducir la cantidad de texto. Ahí es cuando se nos ocurrió la idea de la revista Fotokaplè. Nos dimos cuenta de que en los medios se hablaba sobre el medio ambiente cuando se producían huracanes o terremotos, pero después no se oía nada más sobre el tema. Tomando eso como punto de partida, pusimos manos a la obra. Urgences-Ijans tiene como tema el medio ambiente pero el foco está puesto en la gente. No se trata solamente de tomar fotos del paisaje; nuestro interés primordial está en las personas, porque son ellos a quienes nos dirigimos. Queremos saber qué efecto producen ellos en el medio ambiente y cómo los afectan a su vez esos problemas. Nuestras fotografías tienen un costado artístico, pero hay otro, el de mostrar, exponer los rostros de la gente involucrada en los problemas ambientales, sea la sequía, la extracción de arena o la minería… Nos llevó cuatro años. Queríamos crear herramientas para poder debatir intensamente algunos temas pero también crear una especie de archivo que pudiera resultar una herramienta para decirle a la gente: “Las cosas son así. Si no hacemos algo ahora, la situación será más grave”. Nuestro trabajo es parte del proceso de archivo y documentación, porque hemos contruido una identidad en torno al olvido y hemos hecho de eso una virtud. La semana pasada tuvimos otro terremoto. El medio ambiente nos está dando esos presagios para decirnos que es tiempo de actuar. Por eso a este número le pusimos “Urgences” (urgencias): es como un grito de advertencia lanzado a las autoridades que todavía hacen oídos sordos.
C&AL: Hay un discurso global, en su mayor parte originado en países occidentales, que se centra sobre todo en temas ambientales y en las soluciones que podrían aplicarse, pero que a la vez ignora las realidades de los países más golpeados por esos problemas. ¿Cómo definiría los temas ambientales sobre la base de el trabajo de ustedes y el punto de vista haitiano?
K2D: Haiti es un país donde una catástrofe sigue a la otra. Ha sido destruido también por la ayuda internacional, por la deuda y por los desastres naturales. Tenemos un estado corrupto que depende de la ayuda internacional y no puede proveer alimento a su pueblo. La crisis también proviene de las soluciones aportadas por Occidente. Para nosotros, eso también es parte de la crisis. Nos traen recetas ya preparadas que no encajan con nuestro modo de vida, nuestro modo de cocinar, de comer, de colaborar; están basadas en utopías occidentales de “modernización”, pero no tienen en cuenta nuestras necesidades básicas.
El Estado no está en sintonía con la población sino que sirve al imperialismo. Plantea modelos que la gente tarde o temprano rechazará porque no se reconocen a ellos mismos en esos principios. También para nosotros resultó difícil al momento de debatir nuestro trabajo. ¿Cómo se suponía que expresaríamos esa situación? Porque, en realidad, lo que decimos está dirigido tanto a las personas que tienen autoridad como a los ciudadanos comunes, pero de un modo muy diferente. Y eso también es lo que llamamos el punto de vista haitiano, el conocimiento cercano que tenemos. Como fotógrafos que conocen el modo en que la gente se expresa a sí misma, sabemos que si vamos al campo, la gente dirá cosas distintas de lo que encontramos en Puerto Príncipe. En relación con el problema de la sequía, por ejemplo, la gente lo ve a través del lente de sus creencias. Para algunos, la causa por la que no llovió en meses estaba vinculada a una maldición después del asesinato de un maestro espiritual muy conocido de cierta zona. Entonces, si uno llega con su perorata del cambio climático, no va a ir a ningún lado, porque esas palabras pertenecen a un registro discursivo diferente… Hay que oír a todos y escuchar lo que tienen para decir y a la vez compartir alternativas que estén al alcance de ellos y dejar fuera las promesas políticas que nunca se llevan a la práctica.
El trabajo de un recolector de oro en Lakwèv, no lejos de Mont Organisé, en el departamento de Nord-Est. Sobre una pequeña mesa hay: un teléfono, un imán para separar las escamas de oro de la ganga, algunas escamas de oro y una balanza. Foto: Jean Marc Hervé Abélard.
C&AL: ¿Por qué era importante el trabajo en la conciencia ambiental de la gente, dado que sabemos que el país ha sufrido desastres naturales desde hace décadas y ha desarrollado una comprensión muy precisa de cómo convivir con ese medio ambiente?
K2D: En Haití, en realidad, no hay conexión entre la gente del norte y la gente del sur. La información no circula. Los problemas ambientales no son algo de lo que se hable. Si ocurre un desastre, la gente habla de eso un par de días pero eso es todo. No son realmente conscientes de lo que está pasando. Entonces, nuestro trabajo fue tomar episodios de un lugar y mostrarlos en otro. La idea consistía en que las imágenes podían volver más presente esa conciencia, porque cuando la gente las ve, se vuelven más conscientes de lo que ocurrió. Siempre es complicado hablar con los afectados después de ocurrido el desastre, porque están en una situación muy complicada. Tienen cosas más urgentes en la cabeza. Por ejemplo, los que viven en la costa y han construido su pequeña choza de madera están obligados a extraer arena y venderla para obtener algo de dinero. Es mucho más importante para ellos ganar dinero y tener que comer una semana que el saber que, si siguen extrayendo arena de la vosta, el nivel del mar crecerá y el mar los tragará. Cuando hablamos con ellos dicen que sí, que ven que el mar avanza, pero lo ven más como un hecho consumado más que como una amenaza.
C&AL: ¿Por que consideran a la fotografía la mejor herramienta?
K2D: Hemos estado rodeados por bandas en la capital durante dos años. Estamos bloqueados de los dos lados. La única manera para atravesar el bloqueo y viajar al sur del país es en avión y es muy caro. El objetivo es, en verdad, llevar este trabajo a más gente. Lo cargamos en las redes sociales aunque la mayoría de la gente que queríamos que viera el trabajo ni siquiera está en esas redes. En Haití hay un montón de gente que no sabe leer, no tiene la cultura de la lectura, es decir que no tiene sentido producir textos para ellos. Por lo general, cuando viene una organización que quiere trabajar en el medio ambiente, produce textos, pero ¿para quién?Están pensados para intelectuales. De ahí la importancia de elegir la fotografía como canal, porque la escritura requiere cierto nivel de educación, y puede derivar en meras abstracciones. No tomamos fotos sólo en nuestro beneficio, sino para apoyar una causa que es más importante que nosotros.
Serine ahefa Mekoun es periodista multimedia, escritora y productora. Trabaja en Bruselas y África Occidental. Nacida entre la generación Y y la Z, se interesa por los espacios donde puede germinar un futuro diferente. Escribe sobre comunidades creativas y el modo en que éstas fomentan el cambio social en contextos poscoloniales.
Traducción: Nicolás Gelormini.
Este artículo pertenece a la ultima edición último impresa de C& y C&AL «Ecologías». Lea la revista completa aquí.