La tradicional Bienal de Arte de La Habana 2018 fue cancelada, causando fuertes protestas y discusiones en el mundo cultural cubano. Pero la historia no termina allí. Un grupo de artistas decidió organizar una Bienal alternativa.
Miles MacGregor, Mural en La Habana, 11a Bienal de La Habana, 2012. Cortesía del artista.
Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, organizador y sede usual de la Bienal de la Habana. Cortesía del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, La Habana, Cuba.
Arlés del Río, Resaca. 2015. Proyecto Detrás del Muro, 12 Bienal de La Habana. Cortesía del artista.
Anuncio de la Bienal alternativa #00Bienal de La Habana. Cortesía #00Bienal.
Desde su fundación en 1984, la Bienal de La Habana se estableció como un modelo alternativo al sistema de bienales y exposiciones del llamado “Primer Mundo”. Organizada por el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, la Bienal surgió de la necesidad de crear una plataforma de reconocimiento local e internacional para los artistas caribeños y latinoamericanos. En sus inicios, el evento se organizó como un concurso donde varios artistas competían por un premio. Sin embargo, a partir de su tercera edición, en 1989, la Bienal se rediseñó como un espacio orientado al diálogo y la investigación de las prácticas artísticas de la región.
A pesar de tener entre sus antecedentes a la Bienal de São Paulo (1951), la Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano en Puerto Rico (1970), la Bienal de Artes Gráficas de Cali, Colombia (1971) o la Bienal de Pintura Centroamericana (1971), la importancia particular de la Bienal de La Habana radica en su declaración abiertamente política, intelectual, histórica y cultural a favor de los pueblos subdesarrollados.
Dannys Montes de Oca, directora del Centro Wifredo Lam, declaró la implementación cultural del término “Tercer Mundo” como uno de los principales aportes de la Bienal de la Habana. Aquel Tercer Mundo abarcaba los países de Asia, África, América Latina, El Caribe y el Medio Oriente, pero también las prácticas culturales de las minorías marginalizadas en los estados capitalistas desarrollados. Así, la Bienal de La Habana formaba parte del programa político latinoamericanista proclamado por la Revolución Cubana –a través de otras instituciones como Casa de las Américas–, y desde esa perspectiva contribuía a la generación de una conciencia continental, política y económica tercermundista en contraposición a los esquemas del capitalismo internacional.
La Bienal –desde 1994 de hecho trienal– es el evento más significativo de las artes visuales cubanas. Su programa de exposiciones y encuentros de curadores y artistas invitados genera una atmósfera de intercambio y enriquecimiento que contribuye a la actualización de los discursos teóricos y la escena creativa de Cuba. Durante la celebración de la Bienal, los artistas seleccionados intervienen plazas, calles y edificios derruidos para generar proyectos de interacción con los habitantes y visitantes de la Habana. En las ediciones recientes se han destacado las exposiciones colaterales Detrás del Muro y Zona Franca, que convierten tanto el malecón habanero como el Complejo Morro-Cabaña en increíbles escenarios artísticos de participación colectiva. En este sentido, la 13a Bienal de La Habana del 2018, que ahora ha sido pospuesta para abril-mayo del 2019, sigue interesada en examinar la creación como acontecimiento vivo o experiencia en curso, a partir del sugerente título “La construcción de lo posible”.
La cancelación de la Bienal de 2018 debido a los efectos del huracán Irma (septiembre de 2017) sobre las instituciones y la infraestructura culturales cubanas, parece poner en evidencia la agudización de las tensiones políticas y el agotamiento de la estructura organizativa cultural en la isla. Es sabido que Cuba no acostumbra a la simultaneidad de grandes eventos: de la Feria del Libro al Festival de Teatro, el Festival de Ballet o el Festival de Cine; los acontecimientos se establecen con una sucesión temporal que impide su coexistencia. La centralización del sistema administrativo cubano favorece una estructura vertical de vigilancia y control, la cual que asegura el orden ideológico durante el único “megaevento” desarrollado en un espacio y tiempo específico.
De este modo, no resultaba conveniente que la 13a Bienal de La Habana coincidiese con el traspaso de mandatos establecido por primera vez en casi 60 años fuera de la familia oficial (los Castro). En el marco del nombramiento de un nuevo presidente, el gobierno no podía permitirse un nuevo Susurro de Tatlin. Recordemos: en diciembre de 2014, la famosa artivista cubana Tania Bruguera fue arrestada en su domicilio habanero tras reinterpretar en la Plaza de la Revolución el performance Susurro de Tatlin, presentado en la Bienal de La Habana de 2009. La acción consiste en el establecimiento de un pódium donde el público es invitado a expresarse libremente durante un minuto. El arresto desencadenó un proceso de encarcelamientos y represión hacia la sociedad civil cubana y una oleada de protestas de la comunidad artística internacional. (Al respecto, ver por ejemplo: “La Bienal de La Habana: ¿participar o boicotear?”, debate publicado en la página web de la Colección Cisneros).
La decisión oficial de posponer la Bienal produjo reacciones considerables en el escenario artístico cubano. En palabras de los organizadores de un nuevo evento alternativo, la #00Bienal, el artista Luis Manuel Otero y la historiadora del arte Yanelys Núñez, la #00Bienal nace “en el momento en el que las autoridades culturales cubanas hacen público la suspensión de la treintañera Bienal oficial. La noticia circuló en las redes sociales, lugar donde también se generó un gran debate”. Varias preguntas salieron a la luz, como por ejemplo: ¿por qué no se había contado con los artistas para tomar tal decisión? ¿Y hasta cuándo el Estado cubano seguirá operando autoritariamente sobre en el futuro inmediato de sus ciudadanos? “De las tantas propuestas que aparecieron”, explican Otero y Núñez, “una fue la de hacer la bienal de forma independiente al Estado y nosotros dimos el paso al frente para comandarla.”
Luis Manuel Otero y Yanelys Núñez también son los autores de otros proyectos artísticos notables por su dimensión político-activista: el Museo de la Disidencia en Cuba y el Museo de Arte Políticamente Incómodo. En esta ocasión, la #00Bienal, que se desarrolla entre el 5 y el 15 de mayo de 2018, surge, en palabras de los organizadores, con la intención de “apoyar el desarrollo de la cultura cubana en momentos en que el país experimenta una fuerte crisis de fe, aumenta la banalidad y la desesperanza”.
La #00Bienal quiere asumir como plataforma de organización diversos espacios independientes (estudios y casas de artistas, organizaciones alternativas e iniciativas culturales) cuya práctica pueda establecer un diálogo con los conceptos de lo popular y su imaginario. Ahora, más que propiciar la inserción del artista en las instituciones oficiales, la #00Bienal tiene el reto de legitimar las prácticas creativas locales en un contexto de visibilización internacional.
Aldeide Delgado es historiadora y curadora independiente. Ha sido galardonada con la Beca de Investigación y Producción de Texto Crítico 2017, expedida por Teor/ética. Sus intereses incluyen género, identidad racial, fotografía y abstracción en las artes visuales. Ha sido ponente en California Institute of Arts, Centro Cultural Español Miami, Universidad de La Habana, Casa de las Américas, Biblioteca Nacional de Cuba y 12ma Bienal de La Habana. Estudió Historia del Arte en la Universidad de la Habana (2011-2016). Artículos suyos han sido publicados en Art OnCuba, Cuban Art News, Arte Al Límite y Artishock. Es colaboradora de Artishock en Miami.