Entre las artistas negras brasileñas, ella es una de las pocas que discute en sus obras la proximidad de lo sagrado. Una muestra reciente en São Paulo reveló al público algunos de sus trabajos.
Transe em reversão, Eneida Sanches, 2016. Cortesía de la artista.
Transe Wearable, Eneida Sanches, 2015. Cortesía de la artista.
Transe Iluminado, Eneida Sanches, 2007. Cortesía de la artista.
Hace casi un siglo que las religiones afrobrasileñas le viene brindando inspiración y caminos expresivos a muchos artistas negros. Con su fuerte invocación estética, el candomblé inspiró la producción de Mestre Didi, artista sacerdote para quien la tradición y la memoria eran puntos de partida de su invención creadora. A su vez, entidades umbanda aparecieron representadas en la pintura de Heitor dos Prazeres. Si Rubem Valentim, Emanoel Araújo, Edival Ramosa, Ayrson Heráclito, Antonio Obá, Moisés Patrício y Jaime Lauriano están entre aquellos que mantienen una relación más o menos cercana con el universo de lo sagrado, todavía son poco conocidas las artista negras que trabajan con ese repertorio.
Una de ellas es Maria Auxiliadora (1938-1974), del estado de Minas Gerais, y otra es Eneida Sanches (Salvador de Bahía, 1962), nominada para el premio Pipa en 2005. Auxiliadora eligió la descripción figurativa y colorida de escenas religiosas; Sanches apuesta en buena medida, a la abstracción, aunque en ciertos trabajos aparecen objetos que uno puede reconocer como ropa, zapatos, personas y animales. Esto pudo verse en la reciente muestra Transe-Deslocamento de Dimensões, curada por Marília Panitz, en la galería Andrea Rehder, de São Paulo.
Olhos de boi (Ojos de buey)
Compuesta por nueve obras, la exposición dejó clara la obsesión de Sanches por un tema: los ojos de buey, cuya inspiración está en el ebó, un acto ritual realizado basado en una receta religiosa cuyos ingredientes pueden variar. En el caso de los ojos de buey, el objetivo es impedir un tipo de envidia que en Brasil se conoce como olho gordo (mal de ojo). La elección del grabado en metal le permite a la artista multiplicar esos ojos de buey que tanto la impactaron desde su primer contacto: cuando los compró y, después, cuando se usaron en el ebó.
En este sentido, el grabado no es una mera copia de la imagen del ojo de buey sino que funciona como un rebanado del tiempo para resaltar la relación entre el todo y las partes. El visitante comienza el recorrido de la muestra en la planta baja, por la obra Transe Iluminado (2012), un conjunto de estructura metálicas en forma rectangular que fue instalado en las escaleras que llevan al resto de la exposición en el piso superior.
Esta obra, compuesta de volúmenes geométricos en acero inoxidable, está parcialmente cubierta por decenas de pequeños grabados que contienen imágenes de ojos de buey, impresos en tonos azules, grises, negros y verdes. En el piso superior, se exponía, entre otras, la impresión digital Cogito/contemplo/medito (2017), donde los ojos de buey están ya adentro ya afuera de las tres cabezas. Esta operación entre el adentro y el afuera sugiere un estado de indiferenciación entre pensar, ver y meditar.
Lo mismo ocurre con la multiplicación de la forma del ojo de buey en la obra Transe Wearable (2007), donde un par de zapatos hechos de papel es exhibido en una caja de acrílico. Producido en material frágil y protegido en la caja transparente, no sólo puede ser visto sino que también parece mirar al espectador en la medida en que está estampado con el motivo de los ojos de buey.
Transe Iluminado, Eneida Sanches, 2007. Cortesía de la artista. Foto: Tracy Collins.
Arquitectura, orixá y grabado
Graduada en arquitectura de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), Sanches tuvo su formación inicial de los seis a catorce años en la Escolinha de Arte da Bahia. Su retorno a las artes visuales se dio por el interés en los utensilios de latón y cobre para usos religiosos, cuando fue aprendiz del bahiano Gilmar Conceição, maestro fabricante de herramientas. A partir de 1992, comenzó a exhibir esos objetos en el circuito artístico dentro y fuera de Brasil.
En 1997, como alumna oyente de la maestría de la UFBA y poco después en los talleres del MAM Bahia, Sanches acercaría entre sí esas diferentes formas de pensamiento constructivo. La unión entre arquitectura, las herramientas de orixá y el grabado en metal fue lo que le permitió realizar trabajos como los expuestos en Transe, deslocamento de dimensões. En este sentido, unas palabras suyas son indicadoras del modo en que maneja referencias y conceptos sin separarlos en su expresión artística: «A veces somos una cosa diferente en cada lugar, lo que no significa ningún tipo de esquizofrenia».
Alexandre Araujo Bispo es antropólogo, crítico, curador independiente y educador.
Traducción del portugués de Nicolás Gelormini.