Una exposición rescata la historia de las mujeres negras que amamantaban a los hijos de los señores blancos durante el período esclavista y propone una reflexión sobre estructuras que persisten hasta hoy en la sociedad brasileña.
Exposición Mãe Preta (Madre Negra). Performance de Jessica Castro y Glauce Pimenta Rosa.
Modos de olhar (Modos de mirar), 2016, intervención sobre la fotografía de Marc Ferrez Partida para a colheita do café, c.1885, Vale do Paraíba, Río de Janeiro. Marc Ferrez/Colección Gilberto Ferrez/Acervo Instituto Moreira Salles.
Modos de olhar (Modos de mirar), 2016. Intervenciones sobre grabados de João Cândido Guillobel. De Figuras populares do Rio de Janeiro, sin fecha.
Exposición Mãe Preta (Madre Negra). Modos de encantar.
En 2015, cuando participaban en una exposición colectiva en Río de Janeiro, las artistas visuales e investigadoras Isabel Löfgren y Patricia Gouvêa se encontraron con un fragmento del grabado Negras de Río de Janeiro (c. 1835), del pintor alemán Johan Moritz Rugendas (1802-1858). La escena en cuestión, que podía verse en la entrada de la galería carioca, mostraba a dos mujeres negras. Una de ellas, descalza, tenía una canasta de frutas y un niño a sus espaldas. La otra, que estaba vestida de forma elegante y aparecía junto a un baúl pequeño y con un libro abierto, podía ser interpretada como una profesora.
El cuadro de Rugendas, reflejo de la compleja cadena de relaciones dentro de la comunidad negra del Brasil esclavista del siglo XIX, inspiró a las artistas para iniciar una investigación sobre la maternidad en la esclavitud y sobre el papel de las mujeres negras en la historia de la sociedad brasileña. El resultado es la exposición Mãe Preta (Madre Negra), fruto de dos años de trabajo y que, inaugurada en 2016 en Río de Janeiro, pasó por Belo Horizonte y São Paulo y puede verse hasta el 9 de febrero en el espacio Chão SLZ, en São Luís do Maranhão.
Pasado y presente
Dividida en ocho módulos, la muestra transita entre pasado y presente. «La cuestión del racismo es parte de la sociedad brasileña y creo que tenemos que abordarla como algo histórico y no circunstancial», argumenta Löfgren. «Si entendemos la condición histórica de las mujeres negras en Brasil, su condición de mujeres nacidas libres que después fueron esclavas y más tarde libertas (en nuestro caso, entender significa abordar ese recorrido a través de imágenes de archivos históricos, a través de las vidas de las heroínas negras, y a través de relatos de madres negras vivas) podremos encontrar algunas herramientas nuevas para pensar la composición de la sociedad brasileña y la persistencia de determinadas estructuras».
En la serie Modos de olhar (Modos de mirar), por ejemplo, las fotografías y reproducciones del siglo XIX se transforman en collages y reciben intervenciones, por ejemplo, la colocación de lupas. “De tan conocidas, estas imágenes se ven sólo superficialmente y contribuyen a una visión normalizada de la vida de esas mujeres que desempeñaron un papel fundamental en la formación de la sociedad brasileña. Esa imágenes no revelan las historias de violencia que ellas sufrieron», explica Gouvêa. “Los trabajos proponen una nueva forma de mirar esa imágenes, de modo que la figura materna aparezca en primer plano y no solo como un detalle de la vida cotidiana y doméstica en los tiempos de esclavitud”.
La serie Modos de reportar (Modos de referir) reúne publicidades de periódicos brasileños del siglo XIX, que anunciaban la venta o alquiler de nodrizas, mujeres negras que amamantaban a los hijos de los señores blancos durante el período esclavista (1550-1888) y a menudo debían renunciar a la crianza de los hijos propios. Una de esas publicidades, todas de tono chocante, anuncia que cierto señor tenía «para vender una negra de quince años (con una cría de 2 meses), que sabe coser, lavar, planchar, cosinar [sic] y todos los quehaceres de una caza [sic], muy adecuada para nodriza».
Poesía, música y baile como armas
Además del material de época, la exposición incluye imágenes contemporáneas. Es el caso de la videoinstalación Modos de fala e escuta (Modos de habla y escucha), con el testimonio de siete mujeres negras de diferentes edades que a lo largo de veintisiete minutos abordan asuntos que van de la maternidad a las luchas cotidianas. El trabajo está disponible y se puede acceder a él en Internet. Para que los relatos puedan producir eco en el espacio expositivo no hay auriculares, enfatiza Gouvêa.
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En uno de los testimonios, la trancista Gabriela Azevedo señala: “[Ser madre negra en Brasil hoy] es levantarse todos los días con el miedo de tal vez, al despertar, no tener más a nuestros hijos, porque la sociedad es muy cruel con nuestros niños negros. El genocidio está ahí, llamando a nuestra puerta. Y es saber que somos estadísticas. Ser madre negra en Brasil es muy difícil.”
También participan de la video instalación la cantante, bailarina, docente y activista feminista Glauce Pimenta Rosa y la profesora de danza, investigadora y militante del movimiento negro Jessica Castro. “Lo que le diría a a una muchacha negra hoy es: ¡No te calles nunca! ¡Habla! ¡Grita! Grita y que tu grito sea un arma, que tu discurso sea un arma, pero un arma en el sentido de poesía, música, danza», dice Glauce Pimenta. A su vez, Castro dice: «Ser madre negra es ser una madre de la resistencia […]. Soy mujer negra, madre negra. Mi hijo es un hijo negro y él también tiene consciencia y juntos somos la relación de esa continuidad, de conocer nuestra historia y continuarla. Y más: comprender y amar lo que somos, lo que los nuestros fueron, lo que somos hoy y lo que seremos mañana.»
Resistencia y lucha
En la inauguración de la muestra de Río de Janeiro y de São Paulo, Castro y Rosa presentaron una performance con cantos de umbanda y Jongo, manifestación afrobrasileña de origen banto. Rosa recitó el poema Vozes-Mulheres, de la escritora Conceição Evaristo, y trajo una muñeca Abayomi, que significa “mi presente” en idioma yorubá. Creada en los años ochenta en Río de Janeiro por la artesana y activista del movimiento negro Waldilena Serra Martins (conocida como Lena Martis), la pieza hecha de retazos se volvió un símbolo de la cultura afrobrasileña. «Esta muñeca representa la resistencia y la lucha de las mujeres negras», dice Roa en conversación con C&AL.
Exposición Mãe Preta (Madre Negra). Modos de encantar. Dona Elzita, madre de santo do Terreiro Fé em Deus, en São Luís do Maranhão.
Veintidós mujeres negras que resistieron y lucharon en el país a lo largo del tiempo están reunidas en el Mural das Heroínas Negras, que integra la exposición y se inspira en la serie de cordéis (poemas populares) Heroínas Negras, de la escritora y poeta Jarid Arraes, de Ceará. Entre los personajes están la periodista y política Antonieta de Barros (1901-1952), la escritora Carolina Maria de Jesus (1914-1977), la investigadora y catedrática Lélia Gonzalez (1935-1994) y Tereza de Benguela (s. XVIII), reina del Quilombo do Piolho ou Quariterê, situado en la frontera entre el actual estado de Mato Grosso y Bolivia.
En el mismo mural también se ve a la legisladora municipal y activista carioca Marielle Franco, conocida por la lucha a favor de los derechos humanos, sobre todo de mujeres y habitantes de barrios pobres y suburbios, que fue asesinada el 14 de marzo de 2018 en Río de Janeiro. «La muerte de Marielle, que hasta ahora no fue resuelta, ilustra el escenario de intolerancia y radicalización que vivimos en este momento en Brasil», se lamenta Gouvêa.
Ana Paula Orlandi es periodista. Escribe sobre cultura y comportamiento. Es magíster de la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Universidad de São Paulo.
Traducción del portugués de Nicolás Gelormini