C&AL: Su producción artística comenzó con performances en las que usaba materiales de un contexto colonial o ritual, pero que también estaban neutralizados dada su profunda inserción en la vida cotidiana, por ejemplo, el azúcar. ¿Cuál es la importancia de la elección de esos materiales en este proceso que usted llama gestos arqueológicos para repensar el modo en que se representa la historia?
Tiago Sant’Ana: Los materiales que utilizo en los trabajos nunca son ingenuos. Tienen un significado histórico. Si retomo su uso es, en mayor o menor grado, para abordar la continuidad de las relaciones coloniales en la contemporaneidad. La elección parte casi siempre de mi propuesta de llevar a cabo una disputa narrativa entre aquello que la historia oficial dijo sobre esos materiales y lo que puede aportar una mirada más afrocentrada. Si utilizo el azúcar, es para desentrañar cómo durante siglos ese material orgánico dio soporte a los sistemas de esclavización y explotación de la población negra. Y esas relaciones se actualizan en la contemporaneidad, sea porque las personas negras continúan siendo asociadas exclusivamente a servicios domésticos o de fuerza física, sea porque la población afrodescendiente continúa siendo encarcelada en masa y exterminada por la máquina del Estado. Para mí, esos materiales tienen la capacidad de retomar debates que muchas veces no son abordados como se debería. Naturalizamos el uso del azúcar en lo cotidiano, pero cuando tomamos distancia para examinar qué significó históricamente ese alimento para Brasil, veremos que denota violencias, exterminios, genocidios y a la vez una naturalización de la blanquitud como parámetro aceptable de vida y organización social.