La artista Lisa C Soto va al país de sus ancestros, la isla caribeña de Puerto Rico, para explorar y presenciar la floreciente escena artística contemporánea del país para Contemporary And (C&) América Latina.
Ventana del estudio de Jorge González, Santurce, San Juan de Puerto Rico. Foto: Lisa C Soto.
Estudios de Amara Abdal Figueroa sobre materiales de la tierra puertorriqueña. Foto: Lisa C Soto.
El estudio de la artista Alice Cheveres en San Juan de Puerto Rico, donde ella trabaja con métodos tradicionales de cerámica. Foto: Lisa C Soto.
Centro de la Brigada PDT, Puerta de Tierra, San Juan de Puerto Rico. Foto: Lisa C Soto.
La sangre pesa más que el agua, intervención, 2016. Foto: Ricardo Alcaraz. Cortesía de la revista Terremoto y Las Nietas de Nonó.
Fuera de la isla, en cualquier lugar del mundo, si alguien dice que es puertorriqueño, otro puertorriqueño reaccionará diciendo «¿Tú eres boricua?», un código que quiere decir “Soy indígena de una isla del Caribe, conocida como Borinquen antes de que la tomaran los conquistadores españoles». Antes del 16 de septiembre de 2017, cuando el huracán María cayó sobre la isla, la mayoría de la gente ni siquiera sabía dónde estaba Puerto Rico. Irónicamente, la tormenta que casi erradicó la isla la hizo visible en el mapa.
Hay dos fechas que no representan ni independencia ni liberación sino la conquista hostil de la isla por parte de extranjeros. Comenzando por el famoso 1492, cuando los cálculos erróneos de Cristóbal Colón (que interpretó las 7091 millas arábigas de Al-Garghani como 4856 millas romanas) llevaron su nave fuera de curso, hacia el Caribe. Desde esa visita fatal los españoles reclamaron para sí la isla, matando y esclavizando al pueblo indígena de los taínos. En los siguientes quinientos años llegaron a la isla gentes de la Península Ibérica, África y Asia. La segunda fecha es 1898: después de la guerra española-americana, los españoles cedieron la propiedad sobre Puerto Rico (y también Guam y Filipinas) a los Estados Unidos mediante el Tratado de París.
Puerto Rico se convirtió en territorio autónomo, pero sin derecho a voto en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos ni representación en el congreso. En realidad era una colonia. Una cultura indígena-afro-latina existe en este lugar particularmente invisible de las Antillas Mayores. Puerto Rico es estadounidense pero sólo técnicamente, caribeño pero estigmatizado por Estados Unidos. Considerado un destino turístico que produce millones de dólares, el archipiélago caribeño es hogar de tres millones cuatrocientos mil puertorriqueños, con su propia cultura, su español distintivo, su música, su comida y sus habilidades artesanales que se remontan a los taínos.
Dadas mis raíces afrolatinas, nuyorriqueñas, y caribeñas, y como extensión de una serie de charlas que organicé en mi estudio y en el California African American Museum de Los Angeles, tituladas «Conversaciones de artistas para artistas», surgió un nuevo proyecto. Decidí entrevistar artistas de las islas caribeñas donde nacieron mis abuelos (Jamaica y Puerto Rico) y donde vive mi madre.
Cinco meses después del huracán María, estaba en la isla rodeada por el frondoso verde que había vuelto a crecer de modo desafiante. Todavía el cuarenta por ciento de la isla carecía de electricidad o agua corriente y dependía cada vez más de las importaciones de comida. Antes del huracán, ya el ochenta por ciento se importaba a través del puerto de la capital, San Juan. El huracán María arrancó el velo de territorio autónomo y reveló el estatuto colonial. Visto el paralizante efecto de la dependencia, los casos de experimentación farmacéutica en cuerpos puertorriqueños, las décadas de ensayos militares, y la inminente bancarrota antes del huracán, ya no es tan evidente el valor de estar conectado con los Estados Unidos.
Artistas como Chemi Rosado-Seijo, Beatriz Santiago Muñoz o Jorge González han traspasado la membrana caribeña, aunque por lo general no hay reconocimiento de los artistas puertorriqueños. Los artistas más conocidos de Puerto Rico no son puertorriqueños: Allora & Calzadilla representaron a los Estados Unidos en la Bienal de Venecia de 2015… Sin embargo, en medio de un efervescente limbo político, una red de artistas contemporáneos, experimentales, socialmente activos, está floreciendo en la isla. Algunos de ellos borran los límites entre la práctica artística y la militancia ambiental/comunitaria (no confundir con la estética social que sostienen artistas como Búbu Negrón). A través de una miríada de estilos, temas y filosofías, esos artistas se involucran en plataformas locales y globales. Zigzagueando una semana por la isla a través de caminos con pocos semáforos sanos, yendo a montañas donde camiones repartían cajas de agua embotellada, comencé a explorar la estratificada escena artística a lo largo del diverso paisaje.
Mónica Rodríguez, una artista puertorriqueña radicada en Los Angeles, me presentó a Marina Reyes Franco, una curadora puertorriqueña que vive en San Juan, que a su vez me conectó con numerosos artistas: desde artistas/colectivos que trabajan con artesanías tradicionales hasta los que hacen arte contemporáneo, desde la escultura hasta el teatro performático, como el que hace Taller Libertá, desde la arquitectura personal hasta la búsqueda de comida en los bosques y la preparación de tónicos y comidas comunales, como hace La Recoleta (Natalia Muñoz Paraliticci y Karla Claudio Betancourt).
Brigada PDT, por ejemplo, está conformada por artistas independientes (Búbu Negrón y Luis Agosto-Leduc) que unieron fuerzas con el guardia barrial José Vélez Camacho para salvar el barrio Puerta de Tierra –cerca del Viejo San Juan, la parte más turística de la isla– a través del arte. Vecinos que habían vivido allí durante generaciones estaban siendo echados mediante un agresivo sistema de retiro de servicios. La ciudad de San Juan, para cortejar a los emprendedores inmobiliarios, quitó bancos, semáforos, señales de tránsito y hasta asientos de las paradas de buses. La Brigada PDT reaccionó adquiriendo una propiedad sin techo en una esquina. Como respuesta a la parada de bus sin asientos los artistas construyeron un acogedor banco cubierto de libros. Esa propiedad será la base desde donde se harán actividades como el mural del mapa de Puerta de Tierra, esténciles de la frase «Aquí vive gente», y dibujos de gran formato realizados por músicos y escritores de la zona, todos recordatorios de la riqueza cultural que barrios como ese aportan a la comunidad en general.
En Santurce, otra parte de la capital, Jorge González comparte un estudio en un primer piso con Chemi Rosado, que puso allí una rampa de skate para usarla como influencia en sus pinturas. La práctica de Jorge conecta la arquitectura moderna con el trabajo artesanal tradicional de maestros tejedores y ceramistas. Trabaja con gente como Alice Cheveres, descendiente directa de los taínos. Alice enseña los métodos tradicionales transmitidos a través de generaciones y el método de cocción al aire libre. Jorge hará una muestra en el Whitney Museum, que abrirá el 13 de julio e incluye talleres coordinados por Alice el 3 y el 4 de agosto.
La artista Amara Abdal Figueroa, que creció en Kuwait y Puerto Rico, volvió a la isla en diciembre de 2017 debido al huracán. Egresada de la Rhode Island School of Design, su padre es un arquitecto kuwaití y su madre, puertorriqueña, es especialista en arquitectura sustentable. Amara reinventa lo que significa ser artista atravesando la delgada línea entre arte y militancia medioambiental por medio de la investigación de diferentes cuerpos de arcilla.
El cuerpo humano es abordado por artistas como Las Nietas de Nonó, las hermanas Lydela y Michelle Nonó que viven en la propiedad de su abuelo y realizan allí sus performances u ofrecen el espacio a otros performes. La marginación de la gente afrolatina y la experimentación de medicinas y cirugías en el cuerpo femenino o negro son algunos de los temas que ellas sacan a la luz.
La residencia Beta Local es dirigida por los aristas Sofia Gallisá Muriente, Michael Linares y Pablo Guardiola en el Viejos San Juan, con un programa excepcional y único compuesto por tres proyectos: La Práctica, una residencia de nueve meses para artistas locales, The Harbor, una residencia mensual para artistas internacionales, y el programa La Iván Illich, cuyas clases se orientan a cambiar los paradigmas jerárquicos y a crear más ambiente comunitario. La beca El Serrucho se estableció después de el huracán María para dar apoyo a artistas, proyectos y espacios en toda la isla.
Ahora que se acerca la próxima temporada de huracanes de este verano, desplazaré mi estudio de Los Angeles a Puerto Rico, y continuaré entrevistando artistas que examinen el medio ambiente, el paisaje, el clima político, los movimientos sociales y políticos, la historia familiar, y las conexiones ancestrales en la isla.
Lisa C Soto nació en Los Angeles, California y creció en Nueva York y en un pueblo tradicional del sur de España, sobre las aguas de Marruecos. Su herencia caribeña y sus continuos movimientos entre continentes e islas han orientado sus temas artísticos.
Traducción del inglés de Nicolás Gelormini