Conversación con Negalê Jones

“Trabajo con el sonido como quien amasa el barro”

El brasileño Negalê Jones dice que en su trabajo de arte sonoro vinculado a la naturaleza hay una triangulación: el conocimiento contenido en las plantas, heredado de los pueblos originarios, el conocimiento que llegó a Brasil con la Diáspora y el que vino de Europa. “La clave es la libertad”, dice el artista.

Reciclaje

Existe un movimiento internacional llamado Circuit Bending, que consiste básicamente en reciclar dispositivos electrónicos, como juguetes que funcionan a pila, y transformarlos en sintetizadores analógicos con el objetivo de crear instrumentos musicales u otros objetos generadores de sonido. Y yo me metí en eso. Como no tenía dinero para comprar sintetizadores tenía que aprender a hacerlos. Eso fue a principio de los años 2000. Pasé unos diez años estudiando cómo construir instrumentos y aprendí mucho. Fue entonces cuando comencé a desarmar televisores y a conectarles sintetizadores para ver el resultado visual de la onda sonora.

El llamado de la botánica

Mis habilidades con la electrónica ya estaban muy desarrolladas pero faltaba otro aspecto, algo personal, algo con mi firma. En esa época, 2014, trabajaba con un grupo de danza. Parte del proyecto consistía en captar el sonido producido por los pasos del tap y enviarlo a los sintetizadores. Pero faltaba la imagen, yo quería procesar la imagen como ya procesaba el sonido. No estaba contento comprando samplers de imágenes. Quería algo autoral. Un día, caminando por el bosque, me llamó la atención la sombra de las plantas en movimiento, me pareció bonito el efecto. Comencé a fotografiar y filmar plantas en movimiento y nunca más paré. Al mismo tiempo, pensé en filmar hierbas medicinales moviéndose al viento. Pero todavía no estaba la intención de trabajar con la sonoridad de las plantas, era sólo un interés por lo visual.

El sonido de las hojas

Los sonidos y las imágenes experimentales se unieron en 2016, cuando participé de un taller sobre plantas medicinales, organizado por la Mãe Celina de Xangô, en Río. Fui como  y no como creyente. El primer baño de hierbas sagradas que me enseñó fue el de fuerza. Mientras cuestionaba “¿Dónde está la fuerza?”, otro pensamiento me sugería hacer una experiencia con objetos que tenía en casa: alfombra, hilos, microprocesador, computador, sonidos del bosque y las hierbas. Terminé el baño y ejecuté paso por paso la idea y cuando toqué las hojas, enviaron una señal eléctrica a la computadora y dispararon los sonidos pregrabados. ¡No podía creerlo! Porque era completamente improbable que funcionara, una idea que jamás habría tenido solo y funcionó en cinco minutos. Sentí que mi relación con las hojas y el sonido sería un largo camino. Hay frecuencias de onda que nosotros no oímos ni intuimos pero forman parte de la cotidianidad de las plantas. Hay un fenómeno increíble en el bosque: al mirar hacia arriba, vemos que las copas de los árboles no se tocan aunque estén en movimiento y así se crea un espacio entre ellas. Una planta percibe a la otra planta y conserva un espacio, igual que nosotros en un medio de transporte lleno.

Arte sonoro 

Comencé a probar pequeños sistemas eléctricos que sabía hacer y a conectarlos con las plantas y estudiar el resultado. Ahí ya había transformado mis investigaciones en arte sonoro, pero todavía no lo sabía. Desde entonces desarrollé unas ocho ideas para revelar los impulsos eléctricos que se producen en la naturaleza y que no oímos. Haber comenzado el taller de Mãe Celina de Xangô fue algo que puso todo en su lugar, porque ahora hay una triangulación en mi trabajo: el conocimiento contenido en las plantas que ya usaban los pueblos originarios; el de las plantas que vinieron de la Diáspora; y el de las plantas que llegaron de Europa. Tengo toda la información catalogada. El conocimiento afro constituye la base, pero también trabajo con las otras dos ramas de conocimiento.

Tecnología y educación

Frecuenté el Grupo de Estudio HTLT, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, que reunía investigadores interesados en áreas que se complementaban, como arte y tecnología. Llevamos esa experiencia para el circuito escolar, algo que siempre me pareció más interesante que quedarse encerrado en un laboratorio-estudio. Desde 2015, las mismas experiencias sonoras compartidas con escuelas privadas se compartieron con escuelas públicas y centros culturales de comunidades carenciadas. Las experiencias sonoras con retorno visual y táctil entran directamente en el corazón de los niños. Como los experimentos de cimática, cuando ponemos un líquido u otro material, por ejemplo polvo, encima de un altoparlante, conectamos y la onda sonora crea dibujos en la superficie.

El sonido como materia

No experimentamos con la música tomando un instrumento y buscando crear una musicalidad de forma diferente.  El arte sonoro es una forma de usar el sonido como materia primordial para la creación, para poner ideas en el mundo sin preocuparse por cumplir requisitos musicales tales como el principio, medio y fin, la coherencia armónica y melódica. Podemos usar el sonido explotando otras peculiaridades no inherentes a él, usarlo como si fuera vapor, tinta, materia. Trabajo con el sonido como quien amasa el barro. Se trata de entender la fuerza de la onda electromagnética, de la onda mecánica. Y entender la diferencia entre lo que llamamos “sonido” y lo que llamamos “luz”, aunque ambos sean ondas. La clave es la libertad.

 Con este movimiento quiero que todas las personas, independientemente de lo que sean, se acerquen a la naturaleza. Hago objetos que ponen en práctica esa interacción y generan esa reflexión. Y me interesa mucho que las personas negras, especialmente los jóvenes, puedan crear un camino para fortalecer la presencia negra en la construcción de la inteligencia artificial.  Tiene que haber gente negra aprendiendo a programar, para colaborar en la creación de los nuevos universos, de esos metaversos que están siendo creados todos los días .

Anna Azevedo es periodista, cineasta e investigadora de artes visuales con un enfoque en procesos de reciclaje de imágenes y en la descolonización del arte contemporáneo.

Obras de Negalê Jones en exhibición:

Trienal de Artes do SESC Sorocaba – Frestas
Hasta el 30 de enero de 2022, Sorocaba (San Pablo).
Ceremonial Matrilineal – Homenaje a las Matriarcas de las Primeras 28 Generaciones Descendientes de la Eva Mitocondrial)

Kino Beat Festival

Del 15 al 30 de noviembre de 2021, Porto Alegre.
En busca del arte no comunicativo de las plantas.
The delicate lyrics of the lichen.
The volcanic poetry of the rocks.

Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro
De octubre de 2021 a febrero de 2022, Río de Janeiro
Muestra colectiva Composiciones para Tiempos Insurgentes
Las 100 Batallas de San Jorge.
Sintonizados en el Jardín de Burle Marx – Una ocupación sonora / ritual.

Traducción del portugués de Nicolás Gelormini

 

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