Sobre Tony Cokes

Imaginación sin imagen

Aunque puede ser pensada simplemente como una hipérbole de la palabra en cuanto herramienta de deconstrucción, la intensa presencia del texto como material de las películas parece indicar más bien un intento de desmontar la continuidad entre imagen y verdad y, en última instancia, de liberar la imaginación de su cautiverio en la cultura visual contemporánea.

Sin embargo, el cuerpo del trabajo de Cokes no busca desestabilizar solamente el dominio de las imágenes sino también el de la música, especialmente el de la música pop y las tradiciones de la música tecno. Si películas como Mikrohaus, or the Black Atlantic? (2006-08) y Evil.16: Torture Musik (2011) discuten más objetivamente la relación entre música y poder –no sólo desde el punto de vista de las subcultura tecno-house (Mikrohaus) y sus elementos de apropiación y rearticulación de la tradición sonora negra sino también desde el punto de vista de la megaindustria del pop (Torture Musik), en un inventario brutal de los usos de la música popular estadounidense como herramienta de tortura, utilizada por ejemplo en la prisión militar de Estados Unidos de Guantánamo–, prácticamente en todas las películas exhibidas resulta insoslayable la interferencia de la música y de los textos popularizados a través de la música.

En Black Celebration (1988), por ejemplo, al reemplazar la locución de las imágenes de cobertura periodística de que se apropia (básicamente, registros de las rebeliones negras en Watts, Boston, Newark y Detroit, en agosto de 1965) por una selección de melodías de la banda canadiense Skinny Puppy, Cokes interfiere en la narrativa oficial sobre las rebeliones (representadas hegemónicamente como “criminales e irracionales” por los dispositivos de los medios masivos) y a la vez da otro lugar al propio fenómeno pop, entendido como un emblema de la cultura de la mercancía, contra el cual las rebeliones de 1965 operan, y subvierte su modo de inscripción en la industria cultural a través de un reubicamiento crítico.

Finalmente, reconociendo la imposibilidad de abarcar en un texto tan corto la densidad conceptual y contextual de la selección de las películas de Cokes para la BB10 así como la intensidad de los efectos somático-políticos que crea el montaje propuesto por los curadores, insisto únicamente en que incorporemos como actitud crítica y horizonte ético la misma disposición que tiene el artista por llevar al límite el campo social de representación reexaminando continuamente sus dispositivos sonoros, imaginarios y textuales para distorsionar los lenguajes del poder en favor de la imaginación, de la rebelión y de la continuidad de nuestras luchas por la liberación.

Jota Mombaça es una bicha no binaria, nacida y criada en el nordeste de Brasil, que escribe, hace performances y realiza estudios académicos sobre las relaciones entre monstruosidad y humanidad, estudios kuir, giros descoloniales, interseccionalidad política, justicia anticolonial, redistribución de violencia, las ficciones visionarias, el fin del mundo y las tensiones entre ética, estética, arte y política en las producciones de conocimiento del sur-del-sur global.

Traducción del portugués de Nicolás Gelormini

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