La artista Gwladys Gambie conversó con a C&AL mientras hacía las maletas para volver a Martinica, su país de origen, después de tres meses de residencia en la Cité des Arts, París.
Gwladys Gambie, Réparation, work in progress, residencia artística SHAR, 2020. Foto: Gwladys Gambie. Cortesía de la artista.
Gwladys Gambie, Archipéli-Ko, 2019, Festival de Fort de France, Martinica. Foto: Gwladys Gambie. Cortesía de la artista.
Gwladys Gambie, Manman Chadwon Wouj, 2020. Foto: Gérard Maximin. Cortesía de la artista.
C&AL: ¿Quién es Gwladys Gambie?
Gwladys Gambie: Soy una joven artista discreta, soñadora y misteriosa, que dibuja desde niña y primero quería ser diseñadora de moda. Finalmente estudié Bellas Artes, pero sigo conectada con la moda y a los textiles, y hace poco comencé a bordar. No haberme convertido en diseñadora podría ser considerado un fracaso, pero como artista plástica realizo ese sueño de forma más libre. También soy muy tímida y el arte es la forma en que me expreso. Como mujer negra, suburbana y gorda, el camino no fue fácil. Casi abandono la escuela de arte pero hoy estoy feliz de no haberlo hecho, porque los obstáculos alimentaron mi creación. Sé muy bien lo que no quiero y eso es lo que me orienta.
C&AL: Cuéntenos un poco sobre la autorrepresentación, su postura feminista respecto a su cuerpo y a la fusión cuerpo/naturaleza.
GG: El trabajo con el cuerpo propio me permitió afirmarme. Mi práctica cuestiona mi cuerpo de mujer negra y gorda en una sociedad donde las mujeres gordas están fuera de las normas de sensualidad, de belleza y de erotismo. Yo pongo en escena ese cuerpo, que podría ser el cuerpo de cualquier mujer gorda. La fusión cuerpo/paisaje en las series Anatomie du sensible se produce de manera natural porque el ser humano no está separado de la naturaleza. Mi lenguaje poético se estableció de esa forma. Eso es lo que me permite abordar la sensualidad sin ser literal, integrando formas orgánicas como flores, plantas, animales marinos. Como mujer, mi relación con la naturaleza es muy cercana; existe una proximidad con el mar, la idea de matriz. Yo no me llamaba a mí misma feminista porque no soy militante pero mi trabajo artístico es comprometido, inclusive en el uso que hago de la lengua criolla en mis dibujos, que a la vez es una afirmación de la cultura martinicana. Los cuerpos femeninos en mis trabajos atraen y asustan al mismo tiempo. La ambivalencia entre seducción y violencia expresa mi rebeldía contra el sistema. Como mujer negra y gorda me invisibilizan, me discriminan incluso en el campo del afecto, donde somos objeto de atracción sexual, pero rara vez de relaciones afectivas socialmente aceptadas. A eso se suma el colorismo y la violencia cotidiana contra las mujeres en una sociedad dominada por hombres. La crítica social es lo que me mueve, la poética es lo que me permite evitar en mi práctica la explicación y lo obvio.
C&AL: También hay una alusión discreta, pero constante, a una espiritualidad ancestral, sobre todo con su avatar Manman Chadwon.
GG: Manman Chadwon es mi alter ego, una especie de representación divina de mí. Ella me desinhibe, realza mi lazo con la naturaleza, me fortalece, me eleva. Crear ese personaje es parte de la búsqueda de conexión con la ancestralidad africana, que es propia de mi generación. Como afrodescendientes, queremos superar los fantasmas y establecer una conexión verdadera y profunda con la africanidad. Manman Chadwon desciende de Manman DLo, una especie de versión martinicana de Yemanyá. Apareció en 2018 y continúa presente. Se metamorfosea, está cubierta de espinas, tiene tres ojos, pero podría tener una cola o cambiar de piel si hay luna llena. Es un mito, un cuento caribeño, un camino espiritual de conexión con el continente africano y conmigo misma en cuanto mujer poderosa, emancipada. En mis dibujos aparecen otros personajes femeninos: las gigantas, que hicieron irrupción en Miami reflejando la verticalidad de los rascacielos, enormes y aterrorizadoras, y las mujeres-máquina que surgieron duranta la residencia Homo Sargassum (Martinica, 2021).
C&AL: ¿La pandemia impactó en sus proyectos, en su proceso creativo?
GG: Durante la cuarentena de 2020 hice dos residencias en casa. Fue paradójico, porque la residencia, en principio, implica un desplazamiento a un lugar en el que nos sumergimos y que provoca descubrimientos. En mayo de 2020 (residencia 16M2), quedé aislada en casa sola y fue muy perturbador; me tuve que adaptar, desarrollar nuevos métodos. Comencé a bordar y, frente a las restricciones impuestas por el aislamiento, tuve que utilizar el material que tenía a mano: básicamente, una cortina un poco rasgada. Aproveché esos cortes en la cortina para bordar a la vez que la/me reparaba. Fue una meditación, un acto de cuidado conmigo misma en el acto de creación. Después participé de la residencia CATAPULT / SHAR de Fresh Milk y Kingston Creative. Continué ese trabajo de bordado sobre otra forma, combinando bordado, texto y marcas de mi cuerpo en el soporte. Fueron experiencias positivas, aunque no fue nada fácil encontrar la motivación para trabajar en casa. Al final, en cuarentena, todo el tiempo de pijama, ya no sabía si era de día o de noche. Francamente negativa fue la suspensión de la Bienal del Mercosur, en Porto Alegre. En realidad, terminó siendo virtual, pero mi proyecto era una creación in situ y terminé mostrando online mis bosquejos para el proyecto y mi trabajo habitual. Eso fue frustrante. La Bienal de Saint Etienne, para la cual también fui seleccionada, cerró las puertas rápidamente por causa del Covid. La pandemia nos afectó de modo cruel, porque como artistas ya vivimos en la precariedad, y además influye en todo, en el modo de vivir, alimentarse, de crear, y no parece estar terminando.
Gwladys Gambie, Metaphore du piékoko, 2021, Foto: Gwladys Gambie. Cortesía de la artista.
C&AL: ¿Podría hablarnos de sus proyectos actuales?
GG: A inicios de 2021 tuve la residencia Homo Sargassum (Tout-Monde Art Foundation), en un lugar industrial de Martinica. Había restricciones pero teníamos accesos a las instalaciones industriales. En cambio, los artistas de Jamaica infelizmente sólo pudieron participar virtualmente. Después vine a París para la residencia ONDES, en la Cité des Arts, tres meses en un atelier-taller con más de 260 artistas. No nos vemos siempre, pero hay momentos de encuentro, posibles colaboraciones. Encontrar a tantos artistas de tantos orígenes en el centro de París, poder ver exposiciones, hacer nuevas conexiones a nivel internacional, todo fue muy estimulante en todos los planos, en lo plástico y en lo intelectual. El trabajo se hizo, en principio, bajo la modalidad de puertas abiertas, cada uno en su estudio, pero algunos dibujos míos fueron seleccionados para una exposición en la galería de la Cité des Arts, y fue muy gratificante. Entre mis proyectos futuros: participaré de Na libanda (Artistik Caribbean network e Institut Français) de 2021 a 2023 con varios artistas da Martinica, Guadalupe y el Congo.
Entrevista hecha por Matilde dos Santos, historiadora, escritora y curadora brasilera radicada en Martinica.
Traducción del portugués de Nicolás Gelormini.