Jamilah Sabur es una artista jamaiquina radicada en Miami. En su última muestra individual utilizó una instalación de video y escultura para tejer narrativas sobre la casa natal de su madre en Jamaica y la historia de Simón Bolívar. C& habló con Sabur sobre la reconexión de elementos a través del arte y de cómo podemos volvernos más humanos.
Jamilah Sabur, instalación If Defined, Then Undefine, 2017, galería Dimensions Variable. Cortesía de Dimensions Variable.
C&: ¿Qué lo atrajo de los recuerdos de su madre sobre la casa natal de Jamaica?
Jamilah Sabur: He estado recogiendo recuerdos de mis padres y de un tío y algunos de esos recuerdos me inspiraron algunas obras. A su vez, gracias al recuento que hace mi madre de sus recuerdos, me veo obligado a rastrearlos y conectarlos con momentos históricos significativos. Ella nació bajo el régimen colonial, fue testigo de la independencia y de las derivaciones de la independencia, de la trampa del Banco Mundial, el FMI, la pollítica de la Guerra Fría, la violencia y la destrucción. Ahora estoy muy fascinado por sus recuerdos de los años sesenta. En esa época, su universo era mágico, esperanzado, y surrealista. Lo que nos rodea parece ser la única cosa que podría ser real ahora, entonces, parte de lo que hago es simplemente es alimentar el fuego de una imaginación política que tiene olfato, visión y tacto… en otras palabras se ha «corporizado».
C&: ¿Por qué decidió combinar dos obras 2D y un video cuando abordaba esos recuerdos?
JS: Mi práctica siempre ha sido multimedia. Realmente no veo diferencia entre el modo en que construyo una escultura, un espacio, una performance o un texto; siempre he sentido que todos los medios ofrecen algo. Recientemente describí mi práctica como una que dispone canales entre elemento que se pertenecen. En este caso, en la muestra If Defined, Then Undefine en Dimensions Variable, las acciones de 2D y video fueron de interacciones con el recuerdo del almendro que mi madre tenía en su patio delantero.
C&: ¿Qué particularidad tiene la relación entre Caribe y América del Sur?
JS: Al haber crecido en Miami siempre sentí que estaba en una extensión de la región. Miami es como un laboratorio donde puedo examinar las dinámicas sociales y la multiplicidad de historias. Y además, siempre me ubico en un lugar donde me pregunto a mí mismo sobre la historias silenciadas. Últimamente he pasado mucho tiempo observando el pasado, las historias de genocidio y esclavitud de la región, en un intento por establecer una conexión con las condiciones del presente, y una vez hecho esto estoy en condiciones de grabar, recuperar, reensamblar, reconstruir y reimaginar. Estoy obsesionado en pensar un Caribe/Latinoamérica menos patriarcal, y más unido, igualitario, sin fronteras. La Guerra del Clima está aquí y ya es tiempo de abandonar la concepción colonial que tenemos de nosotros mismos y del territorio.
C&: ¿Cuánto de usted y de sus experiencias hay en su obra?
JS: Es difícil decir qué es mi experiencia y qué no. Creo en la expansión de la imaginación empática y siempre estoy tratando de expandir la mía. Parte de esto es tomar consciencia de que realmente nuestra mente y cuerpo son siempre el fundamento de cualquier analogía con otras personas, no hay otra modo de entender a los otros más que a través de uno mismo, y pienso que toda mi obra proviene de eso que soy. Sin embargo, nuestra imaginación tiene determinado alcance que nos da forma a nosotros y a nuestra identidad. Por ejemplo, puede ser que yo tenga un concepto de «América» o «feminidad» limitado a una experiencia particular y estrecha. Gran parte de toda identidad –de lo que somos– tiene que venir de fuera de nosotros. No pienso que nos demos cuenta de eso, y olvidarlo es una invitación a la rigidez y la insensibilidad, porque no cuestionamos lo que somos. ¿Confiamos demasiado en nuestras identidades? Pienso que nos volveremos más humanos, si vemos lo mucho que estamos hechos de sustancias efímeras y fantasmales. En fin, hubo muchas experiencias de mi vida que me dieron el deseo de entender ese alcance de la imaginación, de conocer su extensión, sus límites. Ser negro, crecer como un indocumentado le da a uno toda clase de experiencia. Y tampoco es algo menor tener hoy familiares con problemas de inmigración. Que se plantee el problema de si la nación los va incluir en el concepto que tiene de sí misma, es decir, la falta de empatía no es algo menor.
C&: ¿Qué le pareció interesante de la historia de Simón Bolívar en Jamaica?
JS: Bolívar se exilió en Jamaica antes de volver para involucrarse en varias revoluciones de América del Sur. Las naciones del Caribe, Sudamérica y América Central tienen un origen común, por eso hay tanta base para sentimientos y entendimiento comunes, pero no ocupamos ese espacio: la desatendida labor de fortalecer cierta conexión y la comodidad de evitar las implicaciones de esos ideales que figuras como la de Simón Bolívar ponen de relieve de modo tan poderoso. Al observar ese período a través de Bolívar, desde la perspectiva de Jamaica en 1815, fui capaz de quebrar mi mirada miope y ver el escenario completo de la guerra que se estaba produciendo en ese período.
Entrevista de Will Furtado.
Jamilah Sabur, If Defined, Then Undefine, se exhibió en la galería Dimensions Variable, Miami, en septiembre de 2017.
Traducción del inglés de Nicolás Gelormini