Paola Torres Núñez del Prado es una artista de origen peruano que trabaja en Lima y Estocolmo. Utiliza tejidos y modelos tradicionales y los interviene por medio de la tecnología. Su obra examina nociones relacionadas con la hermenéutica, tales como la interpretación, la traducción y la tergiversación. En medio del estado actual de “apertura” de Occidente a prácticas y estéticas no occidentales, conversamos con Paola sobre su carrera como artista, su trabajo y su posición en el mundo.
C&AL: Usted tiene una larga historia de práctica en el arte, ¿cuándo decidió formalizar su carrera como artista?
PTN: Pienso que para mí el conflicto no fue saber qué quería ser sino más bien reconocer lo que era y estar en buenos términos con eso. Cuando por primera vez me bosquejé a mí misma como pintora tenía seis años. De niña, manifestaba mis pensamientos pintando; de adolescente, los concursos de arte eran mi modo de probarme a mí misma; pienso que el quiebre se produjo cuando me mudé a Nueva York para estudiar; lo que esa escuela nueva y esa ciudad nueva me ofrecieron contrastaba mucho con mis experiencias al haber crecido en Lima.
Pienso que formalicé mi carrera después de egresar. El mercado hiperconsumista que lo “mancha” todo de Nueva York era arrollador, así que me volví a Perú, conseguí un trabajo en edición de videos pero en determinado momento lo dejé y me trasladé al sur. Pasé varios años atravesando un conflicto personal que involucró una profunda depresión. Al final terminé aceptando que si, yo iba a estar comprometida con lo que fuera que yo quisiera decir, entonces era mejor encontrar de qué valía la pena “hablar” más allá de mi experiencia personal. En este sentido, considero el arte algo inherentemente político.