Desde muy temprano, Wendy Nanan (67 años) entendió que era necesario encontrar un espacio para narrarse a sí misma, y sus elecciones como artista siempre reflejaron esa búsqueda. Nacida en Puerto España en una familia oriunda de la India, creció influida por un ambiente multicultural caribeño, en un contexto en el que era raro encontrar mujeres que realizaran actividades artísticas o intelectuales. En los años setenta se mudó a Inglaterra, primero a Manchester y después a Wolverhampton, donde se graduó en pintura en 1979. Ahí fue cuando se dio cuenta de que no sería fácil encontrar un lugar donde pudiera producir lo que quisiese, más allá de las expectativas del mundo del arte respecto a lo que una artista inmigrante caribeña debía estar haciendo en aquel momento.
C&AL: Me gustaría comenzar haciendo una pregunta sobre algo que mencionó en entrevistas anteriores, cuando describió su infancia. Dijo que en su familia siempre era usted “la que hacía las cosas”. Es una definición bonita que de algún modo remite a la forma en que concibe su práctica artística, prestando más atención a la creación de una obra que a la búsqueda de un público para ella. ¿Cómo es abordar la producción artística así, especialmente en el sistema artístico contemporáneo, en el que tantas cosas se superponen al acto de creación en sí?
Wendy Nanan: Hoy, a los 67 años, descubrí que volví al inicio, a la confección de objetos y al diseño. Simplemente por el deseo de hacer, sin pensar en mi carrera o buscar un lugar en el mundo del arte contemporáneo, sea internacional o local. Siempre fue difícil para mí alcanzar el éxito, porque implica muchas sonrisas falsas para acomodarse y hacer contactos, y muchas veces es necesario renunciar al yo interior, algo que no estoy dispuesta a hacer. El otro día alguien me ofreció un trabajo en una película y me dijo que así me volvería más conocida. Como si yo precisara aferrarme a la fama y perder mi foco adaptándome a algo según lo que dicta cada momento. Dado que todavía, a esta altura, no he conseguido hacer mi trabajo, mejor me olvido de la idea de adaptarme e intento cumplir con mí misma. Mejor, en el tiempo que me queda, intentar crear algo a partir de las ideas que nos asombran toda la vida y esperan ser concretizadas.