En 2020, durante el pico de restricciones y distanciamiento social impuestos por la pandemia del coronavirus, la artista visual Igi Lola Ayedun percibió que, mientras amigos suyos productores buscaban sobrevivir prestando servicios para aplicativos de entrega de comida, había un flujo de dinero que impulsaba al mercado cultural. Con su inquietud y las credenciales de quien sabe concebir y llevar adelante proyectos de arte, educación y comunicación, decidió actuar para que ambos extremos se encontraran.
Así nació HOA, mezcla de galería y residencia artística, dedicada al arte contemporáneo latinoamericano, con el propósito de descolonizar y crear condiciones para la producción, comercialización y visibilidad de artistas negros e indígenas y sus obras.
Ayedun contó a la revista Elle brasilera cómo fue el proceso inicial de esta primera galería de arte creada y dirigida exclusivamente por negros. “Miré la situación y me dije: ‘Esto no está bien’. Si hay un flujo que respira, un corazón que palpita, tengo que crear un camino para traer ese flujo hacia aquí, hacia los artistas disidentes, negros y trans”.
En conversación por email con C& América Latina, Ayedun añadió que HOA nació de una necesidad, de una urgencia y del inconformismo. “Nunca en mi vida pensé en ser galerista, aunque siempre estuve relacionada con proyectos de desarrollo de la práctica artística, además de desempeñarme como articuladora entre diferentes ámbitos creativos”, señaló. “Ahora bien, HOA –como galería– surge de un proceso de descarrilamiento financiero, de la idea de desviar el flujo económico del mercado del arte hacia comunidades de alta vulnerabilidad social en Brasil por su raza y género”.