El artista martiniqués Julien Creuzet fusiona de modo inextricable poesía, folclore, sonidos y esculturas en instalaciones inmersivas que cuentan historias de resistencia negra en toda la Diáspora, especialmente la caribeña. Dados los rumores de que su muestra también contendrá elementos olfativos y un extenso archivo sonoro interactivo, las expectativas crecen en torno al Pabellón Francés de la 60ª Bienal de Venecia.
Julien Creuzet. Photo: Cristian Baena
Cap 110 at Anse Caffard. Photo: Cristian Baena
View of the work ZUMBI ZUMBI ETERNO, by Julien Creuzet, during the 35th Bienal de São Paulo – choreographies of the impossible © Levi Fanan / Fundação Bienal de São Paulo
En esta conversación, Cristian Baena y Marny Garcia Mommertz reflexionan sobre un reciente viaje de prensa a Martinica que hicieron junto con Creuzet y las curadoras del Pabellón Francés, Cindy Sissokhoy Céline Kopp. Aquí ambos comparten sus pensamientos sobre los encuentros con el artista, sobre su obra y sobre el viaje de prensa. En principio, ellos partieron para ver qué se había pensado como proyecto para Venecia, pero luego se dieron cuenta de que para Julien Creuzet y su equipo, el Pabellón Francés estaba iniciándose justamente con ese viaje a Martinica.
Marny Garcia Mommertz: Me gustaría comenzar por algo que sucedió en los días posteriores a nuestro viaje, y desde entonces no puedo quitármelo de la mente. El 12 de marzo, cuando Julien todavía estaba con su equipo en Martinica preparándose para Venecia, Francia anunció que estaba disponiendo cambios constitucionales para Mayotte, uno de los doce departamentos ultramarinos de Francia. Estos cambios prevén la eliminación del droit du sol (el derecho de ciudadanía por haber nacido en suelo francés) para reducir la migración hacia el archipiélago, situado entre Madagascar y la costa de Mozambique. Los críticos de la medida han recordado el historial de Francia en ensayar nuevas leyes en departamentos ultramarinos y han advertido sobre el peligroso camino nacionalista que se esconde detrás de la puerta que abre potencialmente esta modificación constitucional. Esto implica que no todos los nacidos en territorio francés son considerados franceses ya que hay partes del territorio que parecen no ser “verdaderamente” francesas. Este debate, que tuvo lugar en un contexto diferente pero a la vez relacionado, reflejó algo que se había manifestado en nuestro viaje: una lucha constante entre las identidades caribeña y francesa.
Cristian Baena: Pienso que la cuestión de la extranjeridad, que Adriano Pedrosa, curador de la 60ª Bienal de Venecia, propone con el título Foreigners Everywhere (Extranjeros en todas partes), es un tema que tiene el potencial de abrir un diálogo doloroso y que muchos artistas en todo el mundo tratan de plasmar en sus obras. Es algo que hablamos con Julien, que pasa por esa experiencia de foráneo cada vez que lo llaman ciudadano “de ultramar”.
MGM: Esa es la cuestión. Él planteó el concepto de “ciudadanos ultramarinos” en la conferencia de prensa oficial del Pabellón Francés, realizada en la casa de Edouard Glissant, en Le Diamant, Martinica. En tono risueño explicó que la expresión “ciudadano ultramarino” le hace pensar en algún personaje de Marvel. El público se rió. Pero en esa comparación hay tragedia y dolor: los personajes de historieta son “extraños” y “diferentes” porque, por lo general, tienen superpoderes que los vuelven no humanos. Las tierras de donde provienen esos personajes, los “departamentos ultramarinos” de Francia, también son extrañas y foráneas.
La biblioteca Schœlcher. Foto: Cristian Baena
CB: Durante nuestra visita surgieron muchos interrogantes. Uno importante fue por qué se eligió a Julien para representar a Francia.
MGM: Esa pregunta era muy obvia pero nadie se atrevió a hacerla abiertamente hasta el último día de nuestro viaje. Visitamos el Campus Caraïbeen des Arts, la escuela de arte en la que Julian estudió un año antes de decidir dejar su casa y mudarse a Francia. Julien invitó a familiares, amigos, estudiantes, diplomáticos, periodistas y profesores para que hicieran preguntas. Una de las preguntas fue: “¿Por qué te eligieron para representar a Francia cuando tu obra tiene cada vez más raíces en lo antillano?” El artista respondió: “Creo que se lo deberías preguntar a ellos [el Institut Français]. Y además, tal vez ellos no hayan tenido opción”. Esto último, en alusión al actual clima político de Francia. Esta es una cuestión interesante, que debe plantearse si se quiere entender el contexto más amplio en el que se está desarrollando el pabellón.
Cap 110 en Anse Caffard. Foto: Cristian Baena
CB: Me gustaría hablar de algo que es tan elocuente de nuestro viaje como el contexto político: los sentimientos. Nuestro primer encuentro con el grupo de practicantes, ancianos, familiares y periodistas invitados por Julian y su equipo tuvo lugar en Cap 110, Anse Caffard. Se trata de una instalación escuItórica que conmemora la abolición de la esclavitud. Sentado en un semicírculo y envuelto por sonidos industriales y marinos, Julien anunció que los días siguientes serían un viaje a su mente y su trabajo. Creo que así sentó las pautas de lo que intentaba alcanzar en el viaje y de su abordaje en general: quería que sintiéramos su obra.
Comida comunal de Trempage, un plato tradicional de Martinica, que se come con la mano. Foto: Cristian Baena
MGM: Sí, a diferencia de lo que yo esperaba, en ese momento no nos invitó a hablar de Venecia. En vez de eso, quiso que hiciéramos la experiencia y conociéramos a sus seres queridos, lo cual incluía su tierra natal. Lo resaltó a través de gestos como saludarnos en creole o invitarnos a comer trempage, un plato tradicional de Martinica. Me sentí muy bien recibida por Julien, su familia, su equipo y sus colaboradores.
El viaje fue como una experiencia artística. Constantemente me encontraba buscando claves para entender en un contexto mayor lo que estaba viendo y viviendo, igual que cuando veo un nuevo trabajo artístico. Me hizo acordar a cómo me sentí cuando me introduje por primera vez en la obra de Julien, en la 35ª Bienal de San Pablo. Su obra apaciguó mi sistema nervioso. Encontré solaz al sentarme en su instalación multimedia Zumbi, Zumbi Eterno perdida en un mundo de ricos matices de azul, esculturas, voces, música y movimiento, que hacían referencia a diferente culturas, desde Haití hasta Martinica y Bahía. La instalación, que presenta una coreografía de la artista brasilera Anna Pi, quien desde hace tiempo colabora con Julien, aborda las prácticas haitianas de crear zombis y la figura del líder cimarrón Zumbi dos Palmares, del noreste brasilero. Durante más de una hora y media, observé cómo Julien evadía con elegancia pero también con decisión las preguntas de los visitantes cuando algunos intentaban presionarlo para que le diera un significado determinado a la obra. Luego quedamos sentados juntos en silencio, mirando su instalación. Después de un rato comenzamos a hablar. Fue una conversación natural, con sus pausas, silencios, risas e interrupciones. Lo que me atrapó fue la generosidad con que él contestó mis preguntas sobre su obra y su investigación, a la vez que me animaba respetuosamente a hacer mis propias interpretaciones: me daba contexto como para nutrir mi creatividad.
Lo mismo pasó en Martinica. La diferencia: ahora estábamos en el contexto que inspiró su obra y las entidades que generan un contexto adicional eran cascadas, poemas, performances y los seres queridos de Julien, que aparecían a cada paso.
Vista de la obra ZUMBI ZUMBI ETERNO, de Julien Creuzet, durante la 35 Bienal de São Paulo - coreografías de lo imposible © Levi Fanan / Fundação Bienal de São Paulo
CB: Yo pienso la obra de Julien como una reconstrucción de diferentes mundos. Es como si los restos de un barco naufragado comenzaran a emerger y adoptaran en el presente un nuevo significado. Glissant escribió: “Escribo en presencia de todas las lenguas del mundo”. Oigo un eco de esto en el trabajo de Julien. Como negro colombiano que no tuvo acceso a la educación artística, yo quería entender cómo era posible que una persona sin educación artística se conectara y se sintiera representada por la obra de Julien y si él tenía consiencia de ese aspecto. En una de las conversaciones que tuvimos en Martinica, él explicó que la clave es la belleza y que cualquiera puede entenderla. Pero también habló de la generosidad que tú mencionaste.
…y dentro de la cuestión de la belleza, también está el aspecto de la generosidad. Porque cualquiera se da cuenta cuándo alguien está siendo generoso o está intentando ser generoso. Y estoy seguro de que la gente que no tiene una educación artística, cuando ve una instalación, puede sentir la generosidad. Tal vez en cosas simples, en el color, en la música, tal vez en algunos detalles de la obra. Y eso es muy importante para mí.
Rueda de prensa. De izquierda a derecha: Eva Nguyen Binh (Presidenta del Institut français), Julien Creuzet, y las comisarias del Pabellón francés, Céline Kopp y Cindy Sissokho. Foto: Cristian Baena
MGM: Me parece curioso lo poco que se transmitió verbalmente durante la conferencia de prensa en la casa de Glissant. Esa casa, donde nacieron pensamientos sobre la necesidad de opacidad, subrayaba poéticamente la elección de Julien de sólo compartir escasa información sobre Venecia. Probablemente lo más tangible fue el breve poema:
Attila catarata tu fuente a los pies de los picos verdes terminará en el gran mar abismo azul verde nos ahogamos en las lágrimas mareas de la luna.
(Escuche aquí el poema completo en francés, tal como lo presentó Creuzet. El poema es el título del Pabellón Francés 2024. Grabación: Marny Garcia Mommertz).
Cindy Sissokho dijo que todo lo que se necesita saber sobre la muestra de Venecia está en el título. También se dijo que Venecia empieza en Martinica. Y que “la cuestión es decodificar y escuchar con intención”, y se nos exhortó a aceptar la inmensa profundidad de interpretación que ofrece la obra de Julien. Los múltiples colaboradores que eligió Julien para que lo apoyaran artísticamente durante el viaje le tornaron más fácil la tarea de ahondar en la propia imaginación y seguir concentrado en el presente.
Asistentes a la rueda de prensa. Foto: Cristian Baena
CB: Entre los colaboradores y seres queridos estaban las poetas Estelle Coppolani (La Reunión) y Simone Lagrand (Martinica), el artista Victor Anicet (Martinique), los artistas Minia Biabiany (Guadalupe), Valérie John (Martinica), Anna Pi (Brasil), Christian Bertin (Martinica), y los performers Annabel Guérédrat and Henri Tauliauti (Martinica). Todos ellos representan diferentes generaciones. El modo en que Julien los incorporó en su viaje puede ser visto como un experimento artístico, crítico y politico.
Esculturas en el estudio exterior de Christian Bertin en Martinica. Foto: Cristian Baena
Se podría decir que la obra de Bertin, que tiene sus raíces en una práctica de trabajo con materiales naturales y locales, modeló de alguna manera la estética de Julien.
MGM: Sí, porque él hizo que la obra de ellos hablara y llenara los huecos de las posibles preguntas que nosotros tuviéramos. Por ejemplo, el trabajo de Bertin, yo pienso que algunas de sus esculturas recuerdan a las de Julien. Se podría decir que la obra de Bertin, que tiene sus raíces en una práctica de trabajo con materiales naturales y locales, modeló de alguna manera la estética de Julien.
Lagrand hizo algunas intervenciones poéticas. En una de ellas, el poema Pays–mêlé (País mezclado), en la biblioteca Schœlcher en Fort-de-France, habló explícitamente sobre las consecuencias y el dolor del colonialismo, algo que Julien ha hecho principalmente de modo implícito. Y después vimos el trabajo de Minia Biabiany al pie del volcán Monte Pelée. Hace poco visité a Minia en Guadalupe y me hizo comprender cómo los volcanes son las entidades vivas de su práctica artística. La comprensión de los elementos naturales está muy presente también en la obra de Julien. “Attila catarata tus fuentes…”
Henri Tauliauti durante la actuación con Annabel Guérédrat. Fotografía: Marny Garcia Mommertz
El modo en que Julien los incorporó en su viaje puede ser visto como un experimento artístico, crítico y poético.
CB: Sospecho que en Venecia el mar será protagonista, un territorio vivo que separa los dos diferentes mundos que Julien domina en su obra.
Era la primera vez que visitaba Martinica o un departamento francés ultramarino. Pero aun así lo sentí familiar. Fue un lugar que pude asociar de inmediato con el Caribe Continental de América Latina, en el que viví. Martinica me dio la impresión de un lugar que tiene una enorme memoria colonial que persiste en aspectos de la vida cotidiana como la política, los impuestos y las restricciones. Parecen estar para prohibir y regular el acceso a esos otros mundos y privilegios “de una sociedad moderna y globalizada”.
Volviendo a Julien, veo que en este contexto territorial, su obra puede interpretarse como un epígrafe de su propio territorio y como el intercambio transatlántico entre la Francia de Europa y la Francia que Julien compartió con nosotros. Él está trabajando siempre para que sus referencias sean el centro de su mundo. No tiene miedo de ser extraño.
Este texto se produjo con el apoyo de Caribbean Art Initiative.
Julien Creuzet es un artista plástico que trabaja con sonidos, esculturas, películas y otros medios. Actualmente su taller en París, Francia. Julien da clases en la Escuela Nacional de Bellas Artes de París.
Cristian Baena Cera, afrocaribeño, nacido en Colombia y descendencia libanesa. Artista, periodista e investigador de la cultura visual, radicado entre Ciudad de México y Los Ángeles, California. Su visión de las artes visuales se ha basado en el pensamiento decolonial, el cuestionamiento de los procesos estructurales y hegemónicos del Caribe y la memoria afro de su país. Investiga cómo la influencia de la guerra ha construido narrativas de poder y racismo. Su trabajo mezcla el ensayo periodístico, la fotografía y la étnico-editorial. Representa historias sobre raza, cuerpos, territorios, género y el diseño como vía de impacto social. Edita y escribe contenido digital para C& y C& AL.
Marny Garcia Mommertz es escritora y artista. Se interesa por las formas experimentales de archivo en la Diáspora. Actualmente también investiga la vida y obra de Fasia Jansen, artista y sobreviviente negra del Holocausto. Es managing editor de C& AL.
Translation: Nicolás Gelormini.