Conversación con Aline Baiana

El arte como contrahechizo

Como reacción a crímenes ambientales, Aline Baiana creó una instalación que remite a los estragos provocados por la minería en Brasil, para la 11a Bienal de Arte Contemporáneo de Berlín.

C&AL: La crítica social y el pensamiento político son elementos determinantes en tu creación. ¿Podrías hablar sobre eso?

AB: Siendo latinoamericana y, más específicamente, negra y brasileña, para mí la separación entre arte y política nunca existió. Desde el principio, lo que me llevó a hacer arte fue indignación, tal vez mi motivación es lo que los zapatistas mexicanos llaman “la digna rabia”. Mis trabajos generalmente surgen de una molestia, de una rabia o de una angustia. Es en el proceso de investigación –que a menudo es doloroso que voy entendiendo por qué y cómo abordar todo esto. Intento buscar formas de cuestionar las ideas que sustentan este mundo y compartir otros mundos en los que tales ideas sean inconcebibles. La forma que toma cada obra, así como los soportes y materiales que uso, se me presentan durante la investigación.

C&AL: Temas feministas, ambientales o relacionados con cuestiones raciales son parte de tu trabajo. ¿De qué forma el actual momento brasileño influye concretamente en tu producción?

AB: La situación actual en Brasil es muy grave. Hay un plan de exterminio. Cuando digo que en mi investigación busco formas de cuestionar las ideas que sustentan un mundo donde ocurren estas atrocidades, me refiero a un mundo patriarcal y blanco; y cuestionar las ideas que lo sustentan se vuelve aún más urgente en este momento. Hay que demoler las estructuras que nos oprimen y que permiten que un monstruo asuma el poder sobre vidas que declaradamente no respeta. No soy tan ingenua como para pensar que una obra de arte tiene tal poder. Más bien, me gusta imaginar mi trabajo como una especie de contrahechizo, que se suma a otros en la lucha anticolonial, respecto al capitalismo, el patriarcado, el racismo.

C&AL: ¿Cómo fue el proceso de creación de la obra de la Bienal de Berlín?

AB: A cruz do Sul (La cruz del sur) es un trabajo que surge como consecuencia del crimen ambiental de Mariana, en el estado de Minas Gerais, cuando la ruptura de una presa en Samarco (Vale y BHP Billiton) provocó un tsunami de barro de relaves de minería que causó muertes y destruyó ecosistemas, desde el estado de Minas Gerais hasta el litoral del estado de Espíritu Santo. A medida que llegaban las noticias de la muerte del río Doce y las imágenes de animales y personas agonizantes en un mar de barro, comencé a pensar sobre cómo los riesgos de la minería y el proceso de destrucción ambiental desaparecen del producto final. También reflexioné sobre ese lugar que ocupamos históricamente, junto con otros países del hemisferio sur, como fuente de recursos naturales a ser explotados y exportados hasta el agotamiento para el beneficio de pocos y a costa del sufrimiento de muchos.

La obra es una instalación que reproduce la constelación Crucero del Sur, a partir de fragmentos de rocas brutas de donde se extraen algunos de los productos minerales que Brasil más exporta. Para ver las rocas en la disposición en la que están en la obra, es decir, como constelación en el cielo, es necesario colocarse en una posición específica, marcada en el suelo por una rosa de los vientos, que tiene referencias a la minería y que está colocada sobre mineral de hierro recolectado en la región de Brumadinho, ciudad escenario de otro grave crimen ambiental. La punta hacia el sur está marcada con lama de relaves de la represa de Vale que se rompió en Brumadinho, también en el estado de Minas Gerais, y que contaminó el río Paraopeba.

C&AL: ¿Cuál es la importancia de participar en la Bienal, en un momento tan singular como este?

AB: En este momento sombrío de la historia de Brasil, en el que se extinguió el Ministerio de Cultura, la producción cultural está siendo saboteada y muchos profesionales del campo del arte han sido despedidos, me doy cuenta de que es extremadamente valiosa la oportunidad de participar en la Bienal de Berlín con una obra que aborda un tema tan grave como es la minería.

C&AL: ¿Qué otros proyectos estás desarrollando en este momento?

AB: Estoy desarrollando dos proyectos, uno que quisiera producir en São Paulo y otro en Pará. La contaminación del río Tapajós con mercurio, a causa de la minería ilegal, tiene graves consecuencias para las personas que dependen del río para todo absolutamente. La falta de acceso al agua potable hace que estas personas beban agua contaminada con mercurio y se enfermen. También estoy comenzando una investigación en Alemania, que está todavía en una etapa muy temprana.

C&AL: ¿Crees que es posible hablar de una nueva forma de hacer arte después de la pandemia? ¿Qué consecuencias observas, por ejemplo, en la realización de proyectos desde entonces?

AB: Me parece precipitado y arrogante especular sobre la pospandemia, cuando ni siquiera entiendo bien lo que estoy viviendo en este momento. Una consecuencia obvia y dolorosa es el distanciamiento. Pero una certeza que tengo es que «no ando sola». Mi trabajo está relacionado con una red de personas que también están lidiando de alguna manera con el tema y estos encuentros e intercambios son una parte muy importante de mi proceso. Hay un imaginario en torno a la práctica artística en el que el artista crea solo en su taller. Mi práctica es exactamente lo contrario. Lo primero que hago es encontrarme con otras personas y hablar con ellas. Mi trabajo comienza en estos intercambios.

Fábia Prates realizó la entrevista. Es periodista y actualmente escribe sobre temas relacionados con la cultura y el comportamiento.

Traducción del portugués de Catalina Arango Correa

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