Conversación con

Awilda Sterling-Duprey: (Des)dibujando el continente con los ojos vendados

Una charla con la artista puertorriqueña sobre su participación en la Bienal de Whitney, Nueva York, donde presenta una serie de dibujos-bailados.

C&AL: ¿Cuándo comenzó en la performance?

ASD: En Nueva York, cuando estaba haciendo la maestría en el Pratt Institute, en un curso con Trisha Brown… El ejercicio que más me impactó fue uno de utilizar un dedo de la mano y ponerlo en movimiento mientras estabamos acostados con los ojos cerrados… Había que seguir ese dedo de modo que nos elevara del piso, y continuar así. Era un trazo en un espacio tridimensional, y la libertad de hacer que el dedo circunvalara no solo el cuerpo sino también el espacio tridimensional del estudio… Después tuve un gran maestro en Puerto Rico, que es el profesor Nelson Rivera, que junto a su Grupo Número 3 estaba trabajando en los contextos de la música concreta. Y siempre me invitaba y me asignaba partituras para darle un cuerpo a esa simbología. Esos contextos me ayudaron mucho a maximizar la capacidad de entender la abstracción y la manera de llevarla a un espectro tridimensional del cuerpo.

C&AL: La improvisación es constitutiva de las tradiciones afrocaribeñas. ¿Cómo aborda la improvisación desde esos afrosaberes?

ASD: La improvisación es un elemento característico de las artes africanas. Me he dado cuenta de que en la repetición llega un momento en que el patrón cambia. Eso ocurre con el jazz, eso ocurre con las tallas de santos. El dibujo de los tejidos se nutre precisamente de ese cambio en el patrón. Sobre ese tema recibí mucha información de Sylvia del Villard, de la Universidad de Puerto Rico (actriz, coreógrafa y activista afropuertorriqueña), que fue mi mentora en toda esa valoración del continente entero y de las etnias que nos conforman… Ella me habló de las deidades y de mis capacidades para el arte, el baile y mi interés por las religiosidades. Claro, mi familia lo tenía ya integrado pero en ese tiempo no se hablaba de lo africano como un valor. Entonces había que “portarse bien para que nos respetaran”, para que vieran que éramos un tipo de negra o negro diferente. Pero Sylvia incorporó los valores éticos de todo un continente, y había estado con todos esos africanistas de la Universidad de Fisk en Tennessee, EE. UU. Y eso a mi me impactó… Eso es lo que me lleva a integrar los conceptos religiosos a través del baile, porque la historia está en el cuerpo y en la danza. Cada paso es una historia de la deidad que tiene tantos niveles como los elementos de la naturaleza que representa… Mi integridad está vista y dicha dentro de todos esos contextos de la improvisación.

C&AL: ¿Cómo ha cambiado su relación con la improvisación?

ASD: Siempre pintaba escuchando jazz pero no necesariamente gestualizándolo en la pintura. Ahora estoy gestualizando la improvisación. Lo que hago es imaginarme que estoy dibujando las intensidades de ese sonido…yo hago mi propia escala tonal y cromática a partir de los sonidos que escucho.

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C&AL: En …blindfolded también exploraste con la salsa. ¿Cómo adaptaste el gesto al contexto de la bienal?

ASD: Sí, ya había trabajado con Omar Obdulio Peña-Forty tomando la musica de Ismael Rivera (El sonero mayor) y reformulando números salseros para invertir su significado a través de la manipulación tecnológica… El gesto es urgente, porque lo trabajo también escuchando improvisaciones de jazz del músico puertorriqueño Miguel Zenón, y en el Whitney utilicé de nuevo a Zenón con “Las caras lindas” del álbum Sonero: The Music of Ismael Rivera (2019), que es la sonoridad con que concluyo. Después de pintar, me limpio las manos y en vez de botar los papeles construyo un continente nuevo que me inventé. (comienza a reír). Mientras martillo los paños en el panel construyo un continente. (ríe a carcajadas)

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