C&AL: ¿De qué manera la pandemia del coronavirus y sus consecuencias han afectado tu trabajo?
MM: Siempre ha sido muy difícil sostener nuestro trabajo desde los pocos espacios que tenemos. Si el arte ya era rudimentario y precario, con el COVID-19 se ha vuelto nula la posibilidad. Si el arte necesita tantas comodidades para estar presente, nunca se va a poder entenderlo desde nuestra realidad. Hacer arte desde la precariedad es un desafío y una posibilidad. Y hacer arte desde el hambre es una realidad, es tan artesanal y vivo. El arte se redefine y se vuelve más posibilitado en esta realidad desde la orilla sudaca.
C&AL: ¿Cuáles son tus planes artísticos para el futuro?
MM: Mi constitución artística necesita dar un giro para construir para el nosotros. Al ser marica, pobre, marrona, sudamericana, soy un objeto sumamente exotizable para la otredad. Si bien es interesante que discutamos esa realidad, no es momento de que yo sea un predicador que lleva las noticias de la marginalidad hacia el centro. Necesitamos volver a hacer arte en esas orillas y periferias y reforzar nuestras posiciones artísticas desde allí. Mi objetivo después de todo esto es hacer un arte de nosotros para nosotros, que sean posiciones que hablen desde la mismidad. Una construcción artística que hable con el nosotros mismos, con nosotras mismas para poder reforzar, volviendo al origen y reforzar ese tronco para ramificarnos.
Maximiliano Mamani es un artista andino oriundo de Jujuy, Argentina. Es bailarín y profesor de folklore. Estudió Antropología en la Universidad de Salta. Como artista drag queen ha creado a Bartolina Xixa, un personaje inspirado en la chola paceña y en la revolucionara y lideresa Bartolina Sisa. Actualmente vive en Tilcara, Jujuy.
Marie-Louise Stille, quien realizó la entrevista, es gestora cultural y colaboradora de C&AL. Actualmente vive en Berlín.