Los gestos de que se vale Gomes para su obra parecen inconclusos, de un arte en flujo, desde el cordón drapeado a los puntos de costura sueltos. En su obra hay una provisoriedad que podría considerarse en diálogo con objetos esculturales como los de Judith Scott, Senga Nengudi o como un método instructivo de trabajo que busca suprimir el foco puesto en la perfección de la artesanía. Sus esculturas son una reflexión sobre cómo vemos la materialidad en nuestra vida cotidiana… abordan la experiencia de tocar y sentir. El uso de tejidos usados funciona como un modo de pensar la piel que habitamos. El tejido y el material son lo más cercano a nuestros cuerpos, todos los días, y hay una profunda conexión con nuestra piel y el modo en que nuestra experiencia se transmite a través de la ropa. Además, para Gomes, la piel debe haber sido una noción importante, por el modo en que creció, habiendo dejado una familia negra para vivir con una blanca, y habiendo nacido en un Brasil que se veía a sí mismo como un crisol, pero en el que su vida real fue diferente de la de aquellos de piel más oscura.
Gomes, que en sus propias palabras «descubrió la vida a través del arte», nos permite ver su vida a través del portal de su obra. Se le pueden atribuir muchas etiquetas –política, artista de la fibra, contemporánea– pero para ella, el enunciado de lo que ella es está en su obra: «Mi obra es negra, femenina, y es marginal. Soy una rebelde. Nunca me preocupé por ocultar o reprimir lo que pudiera encajar o no en los estándares de lo que se llama arte. Siempre busqué el inconformismo respecto a lo establecido. Tuve que superar varios obstáculos porque soy mujer, soy negra, porque porque era demasiado vieja para ser considerada uno de los jóvenes talentos del arte brasileño».
Sonia Gomes publicado por Editora Cobogó, São Paulo, 2017.
Nan Collymore es una escritora británica que vive en California.
Traducción del inglés de Nicolás Gelormini